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Madrid dará un espacio propio a la Biblioteca de Mujeres que luchaba desde hace 30 años por un hogar

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Madrid dará un espacio propio a la Biblioteca de Mujeres que luchaba desde hace 30 años por un hogar

El Ayuntamiento de Madrid gestionará la Biblioteca de Mujeres en un espacio céntrico que se habilitará próximamente, según ha informado el Consistorio en un comunicado.

Allí se guardarán los 30.000 volúmenes de acceso público que Marisa Mediavilla ha ido recopilando durante tres décadas. Un fondo que comprende, actualmente, estudios y ensayos feministas, biografías, folletos, revistas, carteles, tebeos y otros materiales, entre los que hay obras de los siglos XVIII, XIX y XX, la mayoría descatalogadas.

El consistorio ha ultimado los detalles de un convenio que fija las condiciones en que obtendrá la cesión de esta biblioteca. Lo ha hecho durante una reunión que han mantenido la alcaldesa Manuela Carmena, la secretaria de Estado de Igualdad, Soledad Murillo, y la directora del Instituto de la Mujer, Silvia Buabent.

Además, el Ayuntamiento y el Instituto de la Mujer crearán una comisión mixta de seguimiento del convenio que estudiará las propuestas de incrementos de fondos documentales. El convenio tendrá una duración inicial de cuatro años, aunque podrá ser prorrogado automáticamente, ofreciendo una salida a un fondo bibliotecario que llevaba décadas sin tener una ubicación concreta.

Creada en los años 80, la Biblioteca de Mujeres ha cambiado constantemente de sede, siendo reubicado su extenso fondo en diversas ocasiones, sin amparo directo por parte del consistorio.

Marisa Mediavilla llevaba mucho tiempo coleccionando libros de mujeres cuando, en los ochenta, empezó a dejarlos en un local de la calle Barquillo alquilado por el Instituto de la Mujer. En esta pequeña sede se reunían varios grupos y organizaciones feministas para realizar talleres y charlas, aunque ella no pertenecía a ninguna plataforma en particular.

Al menos hasta que en 1991, la Biblioteca de Mujeres se constituyó como asociación sin ánimo de lucro y pasó a ser competencia del Estado. "Así accedimos a pequeñas subvenciones del Instituto de la Mujer. Las destinábamos a comprar libros y realizar actividades de difusión de la historia y la literatura de las mujeres mediante conferencias y talleres", explicaba a este diario Mediavilla en mayo del pasado año, cuando la bibliotecaria realizó una performance en plena Feria del Libro para llamar la atención sobre su situación.

A finales de los noventa, la Biblioteca se situó en el Consejo de la Mujer de la Comunidad de Madrid, en el distrito de Tetuán. Sin embargo, en 2005 el Consejo se trasladó a otro espacio en el que no cabían los libros "así que nos dijeron que debíamos desalojar el local", decía Mediavilla, denunciando que con esta isntitución habían firmado una permanencia de diez años incumplida.

Después de aquello, Marisa se vio obligada a donar su colección al Instituto de la Mujer para evitar su desaparición. Desde 2012, los 30.000 volúmenes se encontraban en el sótano del Museo del Traje de Madrid, donde los libros se podían consultar pidiendo una solicitud previa al Instituto de la Mujer.


Jane Fonda, la actriz antisistema que hizo la revolución en mallas y calentadores

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Que las apariencias engañan es uno de los topicazos más certeros de nuestra cultura y si no que se lo pregunten a aquellos que una vez pensaron que Jane Fonda era sin más "la chica de al lado". Ese es el primero de los papeles que la actriz representó en la vida real y no siguiendo un guion. Así empieza el relato del documental Jane Fonda en cinco actos dirigido por Susan Lazy -hasta ahora conocida principalmente por American Masters- y que HBO ha estrenado en España.

La película, como bien indica su nombre, se divide en media decena de capítulos de los cuales cuatro están titulados con el nombre de cada uno de los hombres importantes de su vida. Aunque de entrada parece que ese planteamiento la reduce a una mujer gobernada por "ellos", en realidad retrata a una persona que ha conseguido sus objetivos pese a las trabas que le plantearon.

Rebelde, valiente y más que inteligente, Jane Fonda ha sido y es una bomba de energía dispuesta a gritarle al sistema aunque sea en mallas y calentadores.

El primero fue su padre. Megaestrella del cine en Estados Unidos, Henry Fonda y su familia eran la pura representación del ideal americano de los años 50 pero sólo de cara al público. En la realidad, el actor era una persona incapaz de comunicarse con sus hijos y que le era infiel a su mujer. Ella, que tenía serios problemas psicológicos, se rebanó el cuello con una cuchilla de afeitar en una de sus estancias en un sanatorio mental dejando de herencia a Jane y su hermano Peter un buen trauma.

El primer objetivo de la vida de Jane Fonda fue complacer a su progenitor mientras lidiaba con la culpabilidad por la muerte de su madre y el odio a su cuerpo incitado por su propio padre. Cuando él la metió en un internado, comenzó su relación con la bulimia, una de las más sólidas de su vida.

Sin imaginárselo, su madrastra fue la primera impulsora de su carrera cinematográfica cuando a los 18 años la echó de casa de su padre. Buscando una manera de ganarse la vida, se presentó en la casa del profesor de interpretación Lee Strasberg (lo tenía fácil, era su vecino). Escogió bien: por sus clases pasaron Marilyn Monroe, Paul Newman, Marlon Brando y muchos más nombres célebres de la industria de Hollywood.

Ahí comenzó su exitosa fase como The Girl Next Door, que la llevó a Francia en donde conoció al director de cine Roger Vadim, quien da nombre al segundo capítulo del documental. Exitoso, vividor y rebosante de charme se convirtió en el primer marido de Jane Fonda. Con él tuvo a su primera hija, Vanessa y se convirtió en Barbarella, el mito sexual de los 60 (des)vestido por Paco Rabanne. Un papel que previamente habían rechazado Brigitte Bardot y Sofia Loren y que ella interpretó gracias al vodka que la ayudó a olvidar que no quería hacerlo.

Su necesidad de agradar le permitió a Vadim llevar a la cama conyugal a otras mujeres, muchas de ellas prostitutas. Lo que él no esperaba -y que ella cuenta en sus memorias publicadas en 2005 tituladas My Life So Far- es que esas experiencias y sus conversaciones de "el día después" con esas mujeres la ayudasen a construir su papel en la película Klute con el que ganó su primer Oscar, un Globo de Oro y un BAFTA.  

Mientras Vadim seguía su vida hedonista y derrochadora -preocuparse por el dinero era de burgueses-, Fonda se cortó su melena rubia y dejó crecer la semilla de rebeldía que llevaba dentro. Ante el desconcierto de su primer exmarido, cogió los bártulos y volvió a Estados Unidos con Vanessa y sus ganas de rebelarse ante las injusticias.

Ahí comenzó una etapa de activismo que aún continúa. Entró en contacto con los Panteras Negras, fue una de las lideresas de las protestas pacifistas y viajó a Vietnam del norte a conocer la situación en el frente. Ahí le hicieron el más desafortunado retrato de su vida, sentada y sonriente en un arma aérea que los vietnamitas usaban contra el ejército estadounidense. Los sectores más conservadoras de la sociedad estadounidense pidieron que se la procesase por traición, la apodaron Hanoi Jane y la persiguieron allí a donde iba para pedir su cabeza.

Sus declaraciones sobre la matanza de civiles que el gobierno de Estados Unidos estaba perpetrando en el país asiático y la invitación a los soldados americanos a pensar lo que iban a hacer allí no ayudaron a calmar la situación (sus problemas alimenticios y la dexedrina tampoco). Jane Fonda era un torbellino imparable e imposible de silenciar, el icono de la lucha. Y en ese momento conoció a su tercer capítulo: el intelectual y activista Tom Hayden.

Juntos tuvieron a su hijo, Troy, que cuenta en la cinta la -según su recuerdo- estrafalaria vida que llevaban. Vivían en una casa que más bien parecía una comuna, viajaban a zonas de conflicto y montaban campamentos de verano como Laurel Springs. Ahí conocieron a Mary Luana "Lulu" Williams, hija de un integrante de las Panteras Negras encarcelado, a la que acabaron adoptando y que actualmente es una activista social.

A finales de los 70, Hayden y ella formaron la Campaña por la Democracia Económica tras llegar a la conclusión de que el principal enemigo de la población eran las grandes empresas. Pero para ello necesitaban dinero y después de sopesar diferentes posibilidades de negocio a Fonda se le encendió la bombilla del dinero: el ejercicio.

"Si algo sé en esta vida es como entrenarme", explica en el documental. Después de abrir un gimnasio en Los Ángeles, lanzó su primer vídeo doméstico casi sin saber qué era eso ni que llegaría a ser una de las principales impulsoras de esa industria. No tenía reproductor ni idea de cómo funcionaba ese negocio aún incipiente. Pero su En forma con Jane Fonda se convirtió en el más vendido de la historia con 17 millones de copias y el libro que escribió con el mismo título se mantuvo como número uno en la lista de más vendidos durante dos años.

Todo este éxito golpeó duro al ego de Hayden, que ni de lejos había conseguido con sus libros el reconocimiento de su mujer, a la que tachaba de superficial. Pero todo ese dinero había ido a parar a los fondos de la CDE y Fonda seguía produciendo películas sobre historias que creía que debían de ser contadas como El síndrome de China (1979), sobre los peligros de la energía nuclear o Cómo eliminar a su jefe (1980), sobre los problemas de acoso y machismo que sufrían las mujeres trabajadoras. Podría considerar superficial el aeróbic, pero ella había hecho mucho más por el activismo en mallas que él sentado en su escritorio.

Los vídeos de Fonda no sólo sirvieron para hacer dinero, sino que ayudaron a muchas de sus seguidoras a ganar seguridad en sí mismas gracias al ejercicio y a la propia protagonista a superar su problema con la bulimia. Acabó divorciándose de Hayden en 1990 aunque según ella no se imaginaba su vida sin él. Si hubiese podido hacerlo seguramente se habría ido antes.

Al día siguiente de anunciarse públicamente su divorcio Ted Turner, el millonario fundador de la CNN y cuarto título del documental, la llamó por teléfono para pedirle una cita. Ella le contestó que se encontraba en medio de una crisis nerviosa y que la llamase en seis meses. Cuando pasó ese tiempo, él volvió a aparecer y en 1991 ya se habían casado.

Durante diez años fueron felices - "mi exmarido preferido", le llama en la película- pero después de un padre y tres maridos que no la dejaban ser, Fonda ya no estaba para historias. Aunque se había apartado del cine, su activismo seguía en marcha aunque ya no fuese viajando a Vietnam, pero sí visitando lugares en los que se desarrollaban causas a las que apoyaba y enarbolando banderas a favor de la justicia social.

Cuando Tuner empezó a reclamar su presencia en casa (y de hacerle algunas cosas éticamente reprobables a sus espaldas), ella decidió que su nombre iba a ser el título del último acto del documental: Jane.

La frase es de la propia actriz, que en 2005 volvió a la gran pantalla con la película La madre del novio, para su propia sorpresa. Con 68 años no pensaba que nadie la iba a llamar para trabajar, pero ese fue sólo el primer paso para el resurgir de su carrera. Desde entonces ha participado en diez películas y protagoniza la serie de Netflix Grace & Frankie junto a su amiga Lily Tomlin, una comedia que trata temas tan silenciados como la sexualidad de las mujeres de la tercera edad.

Si con 20 años tenía pocos pelos en la lengua a la hora de defender las ideas en las que creía, ahora con más de 80 no tiene ni uno. Especialmente en lo relacionado al feminismo, causa en la que empezó a involucrarse activamente después de su último divorcio, arremetiendo contra de las políticas de Donald Trump cada vez que tiene ocasión o apoyando a la marea verde de Argentina. Y también explicando las cosas que tuvo que hacer en el pasado por su carrera profesional y las que ha tenido que hacer más recientemente por la misma razón, como someterse a operaciones de cirugía estética para seguir trabajando, todo con la misma sinceridad. Jane Fonda sigue con el puño en alto.

"Solo tiene un libro bueno" y otras 10 formas históricas de ridiculizar a las mujeres que escriben

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Mary Shelley, una de las autoras envueltas por

Cada vez que un grupo de poetas reconocidos se jactan de asistir al recital de una compañera "para verle las tetas". Cada vez que los organizadores de un congreso de columnistas afirman que "no somos machistas, pero no trabajamos con cuotas" para justificar la ausencia de mujeres (y para fanfarronear abiertamente sobre los pechos de una oyente y "lo buena" que está una periodista).

Cada vez que se hace un inventario de escritoras en la Feria del Libro porque de hombres sería mucho más largo y trabajoso. Cada vez que un académico del Nobel de Literatura y el presidente del Pulitzer dimiten por denuncias de acoso sexual, el libro Cómo acabar con la escritura de las mujeres de Joanna Russ (Nueva York, 1937-2011) recupera su vigencia.

La recupera porque, aunque acaba de ser traducido por primera vez al español gracias al esfuerzo de las editoriales Dos Bigotes y Barrett (y de Gloria Fortún), el manual tiene casi cuatro décadas. Si Russ siguiese viva y fuese tan radical como muchos le recriminaban, espetaría un simple "os lo dije". Pero la académica y feminista estadounidense era más de atizar con datos, hechos y una prosa afilada, como demuestra en este ensayo.

¿Y por qué rescatarlo justo ahora? Como dice la crítica Jessa Crispin en el prólogo, porque estamos ante el enésimo conato de arrepentimiento del hombre blanco por haber silenciado a las grandes literatas de nuestra historia. Mientras ocurre, ellas aguardan en las aceras asistiendo escépticas a esta marcha de expiación.

"Ya han presenciado antes este tipo de representaciones, este despliegue de «¿cómo podía estar tan equivocado?» al que sigue, bien una vuelta a su antiguo comportamiento levemente modificado, bien un intento de echar un polvo", escribe la autora de Por qué no soy feminista. Pero, a su vez, "les hipnotiza el show y les decepciona ser aún capaces de sentir esperanza: esperanza de que se les vea como son en realidad y no a través de las proyecciones de estos hombres".

El mundo de Joanna Russ en 1983 no era el mismo de hoy en día, ni siquiera la parte anglófona en la que se centra su libro. Para empezar, la transición a la vida tecnológica ha permitido a las escritoras globalizar las humillaciones que antes sufrían entre las cuatro paredes de una editorial. Hace un año, el hashtag #ThingsOnlyWomenWritersHear (cosas que solo escuchan las escritoras) fue una llamada de la selva elocuente. Sin embargo, los meses pasan, las décadas pasan y Crispin se pregunta "qué demonios queda por hacer".

Crispin propone evitar que Cómo acabar con la escritura de las mujeres sea etiquetada como otra lectura feminista. Joanna Russ se ha salvado hasta ahora de engrosar la lista de autoras rescatadas por el movimiento, un subgrupo con loables intenciones pero que perpetúa justo lo que ella quería erradicar: que los libros con firma femenina sean categorizados y consumidos mayoritariamente por un público femenino.

Según ella, los once patrones que han servido para ignorar, condenar o minusvalorar las obras de mujeres son usados hoy en día por el feminismo no transversal. "También ellas [mujeres blancas heterosexuales de clase media y conformes con su género] demonizan, malinterpretan y etiquetan a otros sectores de población". Por eso, opina, al libro de Joanna Russ le corresponde un espacio sin etiquetas, una repisa de literatura ordinaria que le libre "de la indignidad de formar parte de un subgrupo".

No se refiere solo a las prohibiciones formales, sino a otras a veces mucho más poderosas como la pobreza o la falta de tiempo. Russ pone el ejemplo de Vilette, Emma, Cumbres Borrascosas o Middlemarch, todas ellas creadas por "mujeres tan pobres que no podían permitirse comprar más que unas cuantas manos de papel de una vez para escribir". Y cuando los asuntos monetarios se resolvieron con la Ley sobre la Propiedad de la Mujer Casada, llegaron los de del tiempo, la energía y la autoestima.

"Se introduce de un modo tan intenso en las expectativas que una mujer tiene sobre sí misma que llega a constituir una quiebra tremenda de la identidad", escribe sobre el trágico caso de Sylvia Plath, que se suicidó a los 31 años por esa presión: "La mujer alcanza la perfección. Su cuerpo muerto esboza la sonrisa del éxito".

Joanna Russ se debate entre considerar el sexismo en la literatura una conspiración consciente o una auténtica ignorancia. Esto es porque gran parte de la cultura nos viene dada y no siempre somos responsables del contexto social en el que vivimos. Sin embargo, es muy cómodo ahorrarse el esfuerzo de contradecir el discurso oficial en lugar de buscar nuevos (y femeninos) referentes.

Este "preferir no saber, defender nuestra posición social con una pasión medio sincera y medio egoísta, este grandioso y confuso tipo de ingenuidad humana es lo que Jean- Paul Sartre denomina mala fe". Y la autora también. 

Un crítico decimonónico aseveró que "Emily Brönte empezó a escribir Cumbres Borrascosas, pero el libro se terminó a sí mismo", otro asumió que Jane Eyre estaba escrito por un hermano y una hermana, y el que reseñó Frankenstein describió a Mery Shelley como "un medio transparente por el que pasaban las ideas de aquellos que estaban a su alrededor".

Russ también se adelanta a los que aseguran que estos prejuicios quedaron atrás añadiendo otras anécdotas personales como la del editor británico que asumió que Úrsula K. Le Guin era un hombre porque vendía mucho, o el que la piropeó diciendo que "no escribía como una mujer".

Una alternativa a la negación de la autoría femenina es la de divulgar la idea de que, al crear arte, las mujeres hacen el ridículo o se muestran como anormales, neuróticas, desagradables u odiosas. "La historia de la literatura perpetúa el círculo vicioso por el que las mujeres virtuosas no podían saber lo suficiente de la vida como para escribir bien, mientras que aquellas que sabían lo suficiente de la vida como para escribir bien, no podían ser virtuosas", describe Russ.

A partir del siglo XX, una de las formas más extendidas de contaminar la autoría fue relacionándola sin pretexto con los rasgos físicos de la escritora. O bien es demasiado guapa, es decir, indecorosa y sexual; o bien es poco atractiva, por lo que vierte la tristeza y sus anhelos masculinos en unos textos brillantes. En definitiva, que "lo hizo pero no debería haberlo hecho".

El arma más importante del arsenal y también la más inocente: reside en considerar de más valor e importancia un conjunto de experiencias antes que otras. "Así, al No lo escribió ella y al Lo hizo, pero no debería haberlo hecho, podemos añadirle Lo hizo, pero fíjate sobre qué cosas escribió", incluye Russ. Maternidad, moda y hogar frente a guerras o "fútbol", como se quejaba Virginia Woolf.

Si se define la experiencia de las mujeres como inferior o más limitada que la masculina, la escritura de las mujeres se infravalora automáticamente.

Obras o autoras subestimadas al clasificaras en la categoría "equivocada". ¿Cómo? Expulsándolas de antologías, investigando muy poco sobre ellas, colocándolas en subgéneros literarios, en arte "no serio" o atribuyéndoles un adjetivo para "borrar" su obra: La poeta Aphra Behn se convierte en Aphra la Puta, Christina Rossetti sería Christina la Solterona o Dickinson, Emily la Loca.

Este apartado se refiere al mito del logro aislado, el "solo tiene una obra buena", que se espeta cuando una autora consigue ingresar en el canon de los Grandes. "La librería de la universidad donde yo trabajaba vendía tres o cuatro ediciones de Frankenstein, pero no tenían ni una sola de El último hombre, de Mary Shelley", cuenta Russ.

La autora defiende que no es casual que el mito del logro aislado promueva las obras de peor calidad de las escritoras como si fuesen su mejor trabajo. Como ejemplo: Jane Eyre, de Charlotte Brönte -"una historia de amor porque las mujeres deberían escribir historias de amor"-, frente a Vilette, "una larga meditación sobre la fuga carcelaria".

Lo escribió ella, pero hay muy pocas como ella. "Considerar que las escritoras son anomalías es el modo definitivo para asegurar la marginalidad permanente", defiende Russ, ya que de esta manera no se estudian las conexiones entre ellas, sus relaciones o influencias. Al parecer que son "tan pocas", resultan también triviales.

Una consecuencia directa de lo anterior. Los modelos para las mujeres aspirantes a artistas son "el doble de valiosos": los necesitan no solo para comprobar las maneras en que la imaginación literaria ha representado el hecho de ser mujer, sino también como garantía de que pueden crear arte sin ser de segunda categoría, sin volverse locas o sin por ello dejar de ser amadas.

¿Cómo reaccionan las mujeres ante todo esto? No escribiendo, asumiendo que su escritura va a ser inferior a la de los hombres, resaltando su "parte masculina", afirmando ser "una excepción", "más que una mujer" o ignorando el problema.

Lo que asusta del arte negro, o del arte de las mujeres, o del arte chicano, dice Russ, es que pone en cuestión la idea misma de objetividad y de criterios absolutos. "Una cara de la pesadilla es que el grupo privilegiado no reconocerá ese otro arte, que no será capaz de juzgarlo, y que su superioridad desaparecerá repentinamente. La otra cara de la pesadilla es que lo que encuentre en ese otro arte le resulte demasiado familiar". Así, las vidas de las mujeres serían la oculta verdad sobre las vidas de los hombres. 

Nina Simone, la suma sacerdotisa de la rebelión

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Imagen que ilustra la portada del libro 'Víctima del hechizo. Memorias de Nina Simone', publicado por la editorial Kultrum

Nació como Eunice Kathleen Waymon, pero vivió siendo Nina Simone, el nombre que ella se puso a sí misma para presentarse como la persona que era realmente. Un torbellino de emociones exaltadas en todos los aspectos de su personalidad, que la llevó a componer canciones inigualables y a protagonizar una de las biografías más apasionadas de la música del siglo XX. La editorial Libros del Kultrum acaba de publicar en España Víctima de mi hechizo. Memorias de Nina Simone (traducido por Eduardo Hojman) un libro que la artista firmó en 1991 y la editorial Pantheon Books publicó con el título I Put A Spell On You.

Eunice sólo tenía dos años cuando empezó a tocar el piano sin ningún tipo de instrucción en la casa de sus padres en Tyron, Carolina del Norte, su ciudad de origen. A los seis años ya era pianista residente en la iglesia evangélica de su pueblo -su madre empezó allí su carrera de fanática religiosa como pastora- y estudiaba con la señora Muriel Massinovitch, después de que la jefa de su madre reparase en el talento de la niña. Ella la introdujo en el mundo de la música clásica, empezando por Bach, algo que empezaría a guiar su trayectoria: "Una vez que me embriagué de la música de Bach no quise hacer otra cosa en la vida que prepararme para ser una concertista".

Pero había un aspecto en el que todavía no había caído: tanto la señora Millet como su profesora eran dos señoras blancas. La primera prohibió a su hijo que siguiese jugando con ella al ir creciendo y para llegar a la casa de "la señorita Mazzy" tenía que atravesar las vías que separaban a los blancos de los negros en su comunidad. Tomar conciencia de ello hizo que su objetivo vital ya no fuese sólo ser concertista, sino "la primera pianista clásica negra de Estados Unidos".

Después del instituto, se mudó a Filadelfia para estudiar en la famosa academia Julliard gracias al fondo Eunice Waymon que su profesora impulsó para que pudiese continuar con su formación. El rechazo del Instituto Curtis, donde tenía pensado ingresar para seguir con sus estudios de música clásica, fue el segundo golpe vital que le hizo abrir los ojos ante su realidad: "Jamás se me había ocurrido preguntarme cuántos alumnos negros estudiaban en el Instituto Curtis; era una pregunta legítima que sin duda tendría que haberme hecho antes". El dinero de su beca se acababa, su familia estaba pasando dificultades después de mudarse a la ciudad para estar cerca de ella y tuvo que ponerse a trabajar.

La auténtica Nina Simone nació en Atlantic City, cuando encontró trabajo como pianista en un barucho decadente. Por miedo a que su madre -por aquel entonces aún más puritana que cuando ella era niña- se enterase se creó ese seudónimo, una combinación de "Niña" (apodo con el que la llamaba un antiguo amante latino) y Simone, por la actriz Simone Signoret. Fue allí donde empezó a cantar además de tocar después de que el dueño se lo exigiese y a llenar el local gracias al boca a boca.

Poco después se mudó a Nueva York con su primer y fugaz marido, el beatnik Don Harris. Su nombre empezó a sonar por el ambiente intelectual del Village, sus conciertos cada vez eran más seguidos y más masivos y la persona se convirtió en artista. Ya divorciada de Harris, conoció a un policía de Brooklyn llamado Andrew Stroud que abandonó su profesión para convertirse en su mánager. Con él tuvo a su hija Lisa, una casa familiar en Mount Vernon (un suburbio de Nueva York) y una carrera extenuante que la llevó a dar conciertos por todo el mundo. Según sus escritos, era su cónyuge el que controlaba el negocio y era ella la que lo sacaba adelante con su trabajo sin poder rechistar.

La frase de la feminista Kate Millet bien podría servir también para titular alguna biografía de la artista. Cuando ella ya era una "negra rica" y I Loves You Porgy, You’ll Never Walk Alone, My Baby Just Cares For Me ya sonaban por todo el mundo, el movimiento por los derechos civiles de los negros se encendió, captando toda la atención de Simone.

El asesinato de cuatro niñas negras en un atentado en Birmingham en 1963 prendió la llama de la rabia contenida de la artista, que compuso la famosa canción Mississipi Goddam, censurada en radios por todo el país por blasfemia (Godamm significa maldición en inglés) y un gran himno de la lucha en la época. Simone se volcó de lleno en la militancia, componiendo y cantando sólo canciones protesta y dejando salir toda la ira que llevaba dentro. En sus memorias lo cuenta como una catarsis para ella, aunque en el documental What happened, Miss Simone? (Liz Garbus, 2015) sus allegados aportan otro punto de vista.

Esta autobiografía está escrita antes de que se le diagnosticase un trastorno bipolar y en ellas no hay mención alguna a su enfermedad, al menos de manera consciente. Simone achaca sus ataques de furia, sus cambios súbitos de humor, su comportamiento errático e incluso sus alucinaciones al cansancio extremo que le generaban las giras que programaba su marido (que, también hay que mencionar, la molía a palos). "Las horas de vigilia consistían en una sucesión de ensoñaciones intensas con breves periodos de calma (...) Cuando volvimos a Mount Vernon dormí tres días seguidos con sus tres noches". En el documental él declara que tras esa gira que dieron junto a Bill Cosby tuvieron que hospitalizarla varios días por sus trastornos psicológicos.

El enfado que canaliza en el activismo la hace ser partidaria de la vía violenta del movimiento - "yo no soy pacifista" le espetó a Martin Luther King- , a soltar mítines en contra de los blancos en sus conciertos y, por lo tanto, a ponerla en el punto de mira de sus opositores. "Era la santa patrona de la rebelión", la define el crítico Stanley Crouch en la cinta de Garbus).

Cuando la lucha por los derechos de la comunidad negra empieza a perder fuerza debido a los asesinatos de sus líderes y las fracciones internas, decide abandonar a su marido y mudarse a Barbados donde, entre otras cosas, mantiene un romance con el primer ministro. Allí se declara feliz y plena, pero comienzan sus problemas con el fisco estadounidense que tantos titulares suscitaron. En su libro, el responsable de sus deudas era su esposo, que se encargaba de los temas de dinero que ella no entendía.

Su siguiente destino es Liberia, su "lugar mítico. Mi África no tiene países, sino cientos de pueblos diferentes mezclados a lo largo de la historia en un cóctel desigual y obligados a dejar su semilla en una nación de exiliados ubicada en un país muy lejano: mi tatarabuelo, mi abuela, papá, mamá, yo".

Allí se liberó. Vivía en bikini todo el rato y tenía una vida social intensa con amantes incluidos (remarca mucho los aspectos sentimentales de su vida). Se llevó a su hija al país y desde su perspectiva. "Lisa era completamente feliz en Liberia. Tanto en la escuela como en casa". Según la joven: "ahora era ella la que pegaba. Pasó de ser mi consuelo al monstruo de mi vida". Y según su marido: "Dejó de pagar impuestos, perdió la casa, dejó de actuar". Todo lo relacionado con el dinero es cierto, aunque cada una de las partes implicadas lo cuenta de manera diferente. Lo único que coincide es la consecuencia de las acciones: Simone se quedó sin dinero y tuvo que irse de Liberia, donde la política empezaba a estar tan revuelta como su espíritu.

Recaló en Ginebra, el opuesto total a Monrovia, con el argumento de buscar una buena escuela para su hija. Dio conciertos sin mánager ni equipo que la asesorase y dejó una actuación a medias en el festival Midem de Cannes, organizado para los profesionales de la industria musical. Habían ido: "para verme fracasar, porque sabían lo que yo pensaba de su gremio y me odiaban por haberlo manifestado en público".

Deprimida de Suiza se mudó a París, esperando que las cosas mejorasen. Se puso a actuar en clubs de poca monta para ganar dinero porque de la opulencia del pasado no quedaba nada. Después de idas y venidas a Los Ángeles, a Nueva York, a nuevos mánagers y representantes que querían hacer dinero, se encontró con su viejo amigo el fotógrafo Gerry De Bruin. Le recomendó que se mudase a Holanda y la ayudó a recuperar su carrera. También solucionó sus problemas con la Hacienda estadounidense y consiguió volver a la estabilidad.

En este punto terminan sus memorias que continúan en el documental desde los testimonios de los entrevistados. Sí se encuentra con Gerry De Bruin pero, según él, en un estado físico, psíquico y económico lamentable. Es cierto que la lleva a Holanda, pero para que un médico la evalúe y ahí es donde, por primera vez, escucha "bipolar". De Bruin y otros amigos como Al Schackman, la ayudan a recomponerse, hacen que se tome la medicación y vuelva a los escenarios, en donde se quedará muchos años más.

No hay duda que su enfermedad marcó toda su vida y da explicación a muchas de las cosas que le sucedieron. Pero no puede restarle ni un ápice de genialidad musical -tanto como pianista como compositora y cantante- ni cuestionar el alcance de su compromiso. El enfado que Simone sintió contra el sistema que mataba y discriminaba a los negros en Estados Unidos se originó en la conciencia de la pequeña Eunice, cuando se sentaba a comer el bocadillo en la puerta de la tienda porque los negros no podían comer en las mesas del interior.

De hecho, la artista pone final a sus memorias reafirmándose en su compromiso al evaluar su trayectoria: "Una incontable cantidad de errores, no pocos días malos y, lo más regocijante de todo, años de alegría -duros, pero también entrañables- en los que luché por los derechos de mis hermanas y hermanos en todas partes (...) Entonces sabía y sigo sabiéndolo ahora, que esa felicidad que sentía cuando marchábamos juntos y que todavía siento, es de una índole que muy poca gente puede experimentar".

Los gritos bordados del 8M: la revolución a golpe de aguja

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Detalle de la obra 'Todas a una; la revolución se hace a golpe de aguja'. Sandra Paula Fernández, 2018

La artista Sandra Paula Fernández ha creado un pendón feminista de 3x4 metros uniendo cintas de raso, terciopelo y pasamanería en las que ha bordado todo lo que oyó y leyó durante la huelga general y la manifestación del 8M de 2018: más de trescientas consignas, eslóganes, frases y citas que fueron coreadas y escritas en pancartas, y cuya transcripción completa rinde homenaje a la memoria viva de la lucha feminista.

"Con esta obra pretendo aunar dos voces, una más tímida y privada pero también colorista y vibrante, representada por las cintas de colores y las cenefas, las tiras de lentejuelas y de madroños, las puntillas y los volantes tantas veces usados en la confección de vestidos y ajuares de novia, encerrados en el ámbito de lo doméstico, y por otro lado, una voz liberada de su mordaza y reivindicativa, que sale a la calle y la conquista, condensada en estas frases, cerca de trescientas, que transcribo de la  manifestación del 8 de marzo del año pasado", explica la artista.

Cargados de humor e ironía sobre los tópicos de una sociedad consumista e hipersexualizada, y con una visión caótica y apocalíptica, los procesos creativos de Sandra Paula Fernández van desde la aplicación de nuevas tecnologías y el uso que puede derivarse de ellas, hasta trabajos, como este tapiz, donde prima lo manual y lo artesano.

¡¡HARTAS!!/ Soy puta porque mi coño lo disfruta / MUJER, SI NO LUCHAS, NADIE TE ESCUCHA / En la igualdad ni un paso atrás / ¡Tú me quieres virgen, tú me quieres santa, tú me tienes harta! / CONTRA EL PATRIARCADO PODER CLITORIANO / S.C.U.M. / ¡Patriarcado y capital, alianza criminal! / SOMOS LAS NIETAS DE LAS OBRERAS QUE NUNCA PUDISTE QUEMAR / ¡NO A LA BRECHA SALARIAL / ¿HOLA? ¿HAY ALGUIEN AHÍ? NOS ESTÁN MATANDO / ¡Rompamos por fin el techo de cristal! / POR MÍ Y POR TODAS MIS COMPAÑERAS / ¡No quieren ni que falle ni que folle! / SOY MUJER Y ME MASTURBO / Las mujeres nos tocamos, ¡superadlo! / NO SIGNIFICA NO Y SIN UN SÍ TAMBIÉN ES NO / SOLA ME GUSTO / NO BODY ROLES / Maltrato salarial ¡NO! / ERES LIBRE ASÍ QUE VUELA / NOS QUEREMOS LIBRES E IGUALES EN LA DIVERSIDAD / NO SOY SIRI, BÚSCATE LA VIDA / A palabras machistas, oídos violetas / LIBERTAD, IGUALDAD, SORORIDAD / NO NACÍ MUJER PARA MORIR POR SERLO / ¡Traspaso delantal! ¡Buen negocio! ¡Nunca te faltará trabajo! / SI QUIERES LA CENA ME COMES EL COÑO / ¡Hasta la peineta de tener que estar a dieta! / Porque estamos hasta el coño de iglesia / PIENSO LUEGO ESTORBO / MUJERES INMIGRANTES, NI ESCLAVAS NI “LAS OTRAS” / NO SON ENFERMOS, SON HIJOS SANOS DEL PATRIARCADO / Hiena Revolution ¡ Hemos abierto LA CAJA DE PANDORA! #Sororidad / Mujer tenías que ser / IGUALDAD SALARIAL / I CAN´T BELIEVE I STILL HAVE TO PROTEST THIS SUCKING SHIT S XXI / No soy un perro no me silbes / Women's Rights are more than alright! / SIN FEMINISMO NO HABRÁ REVOLUCIÓN / QUEREMOS UN MUNDO LIBRE DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y LAS NIÑAS / #FEMINISMO / #CuelgaElMandil

METOO / #EsMachismoCuando / #Mivientrenosealquila / #GirlBoss / PORQUE CUANDO NO PODÍAN GRITAR DECIDIERON SEGUIR CAMINANDO AUNQUE FUERA EN SILENCIO / EL FEMINISMO ME CAMBIÓ LA VIDA Y NO DEJARÉ QUE TU MACHISMO ME LA QUITE /  NO SOY LA MUJER DE NADIE / TIMES NEW WOMAN! / El patriarcado nos oprime, el feminismo nos hace libres / AMA Y DEJA AMAR / EL PAPA NO NOS DEJA COMERNOS LAS ALMEJAS / No es abuso, es violación / MUJERES UNIDAS JAMÁS SERÁN VENCIDAS / POLLA VIOLADORA, A LA LICUADORA!!! / ¡TÚ ERES PRECIOSA, ES LA SOCIEDAD LA QUE ES UNA MIERDA! / Una mujer no está escrita en braille, no necesitas tocarla para conocerla /  ¡LES QUITARON TANTO, QUE ACABARON QUITÁNDOLES EL MIEDO! / NO SE PUEDE DESCOLONIZAR SIN DESPATRIALIZAR / NI VICTIMAS NI PASIVAS, MUJERES COMBATIVAS / SOCIALMENTE IGUALES, HUMANAMENTE DIFERENTES, TOTALMENTE LIBRES #LasPeriodistasParamos / Cualquiera que sepa un poco de historia sabe que el progreso sería imposible sin la mujer / IGNORAMOS NUESTRA VERDADERA ESTATURA HASTA QUE NOS PONEMOS EN PIE (EMILY DICKINSON) / Tu Iglesia crucifica mujeres cada día, nuestro feminismo las resucita / ¡¡¡LAS TETAS SON GENIALES, NO GENITALES!!! / Al patriarcado le incomoda la belleza que no es para consumo / ¡¡¡NI PUTA, NI MONJA; LIBRE!!! / SER MUJER ES UN ESTADO DE GUERRA / QUIEN AMA NO MATA, NO HUMILLA NI MALTRATA / Voy a crecer, No como un objeto, No como una esclava, No como una víctima / SOMOS LAS HIJAS DE LAS BRUJAS QUE NO PUDISTEIS QUEMAR /  PELEA COMO UNA CHICA / #8M / Igualdad real y derechos humanos para todas / Primavera Feminista / SOMOS MALAS, PODEMOS SER PEORES / Queremos derechos, no flores / EL GÉNERO no está entre las piernas / ¡¡¡No más acoso sexual, no más mujeres asesinadas, no más discriminación!!! / NO SON ARREBATOS, SON ASESINATOS / PAPELES Y DERECHOS PARA TODAS! / FEMINISMO ES CREER EN LA IMPORTANCIA DE LA IGUALDAD DE GÉNERO / OS DA MIEDO EL FEMINISMO PORQUE CREÉIS QUE VAMOS A HACER CON VOSOTROS LO QUE HABÉIS HECHO CON NOSOTRAS / ÓJALA ALGÚN DÍA OS DÉ POR CENSURAR LA FALTA DE CEREBRO Y NO LA DESNUDEZ DE UN CUERPO / ¡Muy frágil tu masculinidad! / Yo no salí de tu costilla, tú saliste de mi coño / EL PATRIARCADO ME DA PATRIARCADAS / SIGO FLIPANDO POR TENER QUE PROTESTAR POR ESTA PUTA MIERDA / No es un caso aislado, se llama PATRIARCADO / Ninguna mujer tiene un orgasmo limpiando la cocina (Betty Friedan) / ¡CURA! ¡MARRANO! ¡NO ME METAS MANO! / QUERERTE A TI MISMA ES REVOLUCIONARIO / Si un día no me vuelves a ver más HAZ LA REVOLUCIÓN, por mí y por todas las demás / #LasFeministasQueremos / #GirlBoss / LA REVOLUCIÓN SERÁ FEMINISTA O NO SERÁ / NI DIOS, NI AMO, NI PARTIDO, NI MARIDO / QUERIDO OBISPO PREFERIMOS LLEVAR EL DEMONIO DENTRO QUE ENCONTRÁRNOSLO POR LA CALLE / ¡¡¡Altaneras, preciosas y orgullosas!!! / Cállate y déjanos bailar / Mamá, tranquila, hoy no voy sola por la calle / SOLA, ME GUSTO / AQUÍ ESTÁ LA CONCHA DE TU MADRE Y LA PUTA QUE TE PARIÓ EXIGIENDO RESPETO / Las mujeres no siempre tienen por qué tener la boca cerrada y el útero abierto ( Emma Goldman) / Esta generación se tendrá que arrepentir; no por lo que hicieron los malos, sino por los que se quedan CALLADOS / Sin Hermione, Harry Potter habría muerto en el primer libro / En invierno y en otoño me visto como me sale del coño #girlpower / LAS NIÑAS YA NO QUIEREN SER PRINCESA, QUIEREN SER ALCALDESA / Detrás de una mujer poderosa se encuentra ella luchando contra todo cada día / YO DECIDO EL CUÁNDO, EL CÓMO Y EL CON QUÍÉN / ¡¡¡NI LOCAS NI SANTAS!!! / #mujernocallesdenuncia / Quiero trabajar sin ser acosada / Quiero elegir las manos que me tocan /  LA CANTIDAD DE ROPA QUE USO NO DETERMINA LA CANTIDAD DE RESPETO QUE MEREZCO / Para no decir “ni una menos”, no criemos princesas indefensas ni machitos violentos / DE CAMINO A CASA QUIERO SER LIBRE Y VALIENTE / Yo elijo como me visto y con quien me desvisto /  La talla 38 me aprieta el chocho / ¡ MAMÁ ERES LA MEJOR DEL MUNDO! ¡MI MAMÁ ME ENSEÑA A LUCHAR! / NO NOS DA LA GANA DE SEGUIR AGUANTANDO TALIBANES CON SOTANA / Mi cuerpo es mi templo / NO ES DELITO ENSEÑAR LOS PEZONCITOS / ¡LA VIRGEN MARÍA TAMBIÉN ENTENDÍA! / MI CUERPO ES MÍO, MÍO, MÍO / NO SOY UN PEDAZO DE CARNE ¡DÉJAME CAMINAR POR LA CALLE TRANQUILA! / Yo no sé coser, yo no sé bordar, yo sé abrir la puerta para ir a luchar!!! / Bombón es un dulce especiado de azúcar, no una mujer (LAROUSSE) / ¡EL FEMINISMO es una REVOLUCIÓN, no el lema de un marketing (Virginie Despentes) / Todas en pandilla, estuvimos en la capilla! / SOMOS FUERTE, SOMOS PODEROSAS, SOMOS LA HOSTIA / LA MUJER NO NACE SE HACE (Simone de Beauvoir) / ¡No somos turistas sino feministas! / ¡¡¡Fuera los rosarios de nuestros ovarios!!! / ¡Nosotras parimos, nosotras decidimos! / VIOLACIÓN = TORTURA /  Tus derechos empiezan en casa / LO PERSONAL ES POLÍTICO / LA MANADA SOMOS NOSOTRAS / Hermana Yo  Sí  Te Creo /  PATRIARCADO ASESINO, MEDIOS COMPLICES / AVUI UNA ALTRA DONA ASSASSINADA! #niunamenos /  Quiero dejar de preguntarme si seré la próxima /  No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente (Virginia Wolf) / NO SOY VIRGEN PERO HAGO MILAGROS / ELLA NO NECESITA UN HÉROE, ELLA ES UNA HEROÍNA / Aborto libre, mi cuerpo no se juzga, mi decisión no se reprime / ¡¡¡ESTAMOS HASTA EL COÑO DE TANTOS COJONES!!! / PUTA: adjetivo utilizado para describir a una mujer que hace lo mismo que un hombre promedio / Soy LESBIANA, PUTA, PRESA, NEGRA, INDÍGENA y voy a cambiar el mundo / No me llamo MAMI, no me llamo NENA, no me llamo GUAPA, no me llamo MUÑECA / DISCULPEN LAS MOLESTIAS NOS ESTÁN ASESINANDO / EL LARGO DE MI FALDA NO TE DA NINGÚN DERECHO SOBRE MI CUERPO / #GRRLPOWER / ¡Ni una menos. Tocan a una, tocan a todas! / NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES / ¡PUSSY POWER! /  No más feminicidios / QUIERO SER COMO SOY Y NO COMO TÚ QUIERES QUE SEA / #MUJERESYPUNTO / Peleas como un chica / A mis pelos se la pela tu opinión / NO SOMOS PRINCESAS, SOMOS GUERRERAS / DE CAMINO A CASA QUIERO SER LIBRE, NO VALIENTE / ¡BASTA! de gobernantes misóginos / ¡MANOLO, HAZTE LA CENA TÚ SOLO! / Mi cuerpo no quiere tu opinión / ¡BASTA DE PRECARIEDAD! Salarios dignos para todas / Si nosotras paramos, se para el mundo! / La fruta es exótica, ¡YO NO!  / ¿Qué no puedo hacer qué? / LLEVO EL DEMONIO DENTRO Y ME GUSTA / DE MUJERES CORISTAS A MUJERES SOLISTAS / CONTRA LA DICTADURA DE LA BELLEZA, LA REVOLUCIÓN DEL AMOR PROPIO / ¡NI SUMISA NI CALLADA, MUJER FUERTE EMPODERADA / YO DECIDO QUIEN ME TOCA LA  JALEA / Machismo es creer que las mujeres son inferiores a los hombres / Hembrismo es creer que los hombres son inferiores a las mujeres / Mi God my Choice! / Contra la VIOLENCIA DEL PATRIARCADO Y EL CAPITALISMO, ¡¡¡NO NOS CALLAREMOS!!! / DESEAR PRACTICAR SEXO NO SIGNIFICA DESEAR QUE ME VIOLEN / ¡No es no! No hay confusión posible / IBA BORRACHA, LLEVABA MINIFALDA: NO RESISTIÓ LO SUFICIENTE / Imagínate que estuviésemos unidas en lugar de combatiendo / NO SOY TU MAMASITA, SI LO FUERA, TE ABORTABA / NO FUE LA ROPA, NO FUE EL LUGAR, FUE UN MACHO PATRIARCAL ¡¡Ni soy histérica, ni estoy menstruando, grito porque nos están asesinando!! / Quieren enterrarnos pero no saben que somos semillas / DÍA DE LA LUCHA POR LA IGUALDAD, LA JUSTICIA Y LOS DERECHOS DE LA MUJER / “Nos ha salido feminista” NO!!! Os he salido de la jaula!!! / LOS VIOLADORES EXISTIERON ANTES QUE LAS MINIFALDAS / CON PENE OU CON VAXINA, MULLERES COMBATIVAS / ¡¡¡Nos llamáis “PUTAS BOLLERAS” y somos vuestro fetiche sexual!!! / Lo contrario al FEMINISMO es la ignorancia / WE ARE THE RESISTENCE / Yo de mayor quiero ser mujer / ESTAMOS HASTA EL CULO DE TANTO MACHIRULO / NO SOMOS RIVALES, SOMOS COMPAÑERAS UNIDAS Y  COMBATIVAS / #8MAntirracista / CALLADITA NO ESTÁS MÁS GUAPA / ¡No es no! Si quieres flexibilidad apúntate a yoga / ¡no es día de fiesta, es día de lucha! / NI SUMISA, NI DEVOTA, TE QUIERO LIBRE, LINDA Y LOCA

WOMEN ARE PEOPLE TOO / ¡¡No estamos todas, faltan las asesinadas!! / WERE NOT BEAUTIFUL WERE NOT UGLY WERE ANGRY / BASTA DE SANTA HIPOCRESÍA / PORQUE ME SALE DEL COÑO / ¡QUE NO, QUE NO, QUE NO TENEMOS MIEDO! / NO SON MUERTES SON ASESINATOS / NI LA TIERRA NI LAS MUJERES SOMOS TERRITORIO DE CONQUISTA / Nosotras también hacemos la historia / SOLTERA siempre SOLTERA, por mucho tiempo, la vida entera, BOLLERA, siempre BOLLERA, por mucho tiempo, la vida entera / LAS MUJERES DECIDEN, LA SOCIEDAD RESPETA, EL ESTADO GARANTIZA Y LA IGLESIA NO SE METE / No es una revolución, es que estamos todas con la regla / ¡YO NO TENGO VAGINA PERO ESTOY TAMBIÉN HASTA EL COÑO! / Es Feminista, no Feminazi #SORORIDAD / JUNTAS Y FUERTE #ParamosMadrid 8 DE MARZO / #HaciaLaHuelgaFeminista #TODASAUNA / Yo no soy prostituta y uso condón / NO MÁS VIOLENCIAS MACHISTASS / No somos princesas, somos dragonas / TU MISOGINIA ME SECA LA VAGINA / Que nos detengan, que somos feministas, malvadas abortistas y no nos pueden controlar / ¡VAMOS A QUEMAR LA CONFERENCIA EPISCOPAL POR MACHISTA Y PATRIARCAL! / ¡ME GUSTAN LAS PERAS, ME GUSTAN LAS MANZANAS Y EN LA CAMA ME METO CON QUIEN ME DA LA GANA! / Es MICROMACHISMO cuando te dicen que no podrás alcanzar tus sueños porque el mundo es muy difícil para las mujeres / LA VIRGEN DEL ROCÍO ERA UN TÍO, TÍO, TÍO / MÁS TETILLAS Y MENOS CAPILLAS / Paramos para cambiarlo todo / NO QUIERO TU PIROPO QUIERO TU RESPETO / GOBIERNE QUIEN GOBIERNE; LA OBRERA SIEMPRE PIERDE, Nos tocan a una, Nos tocan a todas / ¡¡¡HERMANA!!! NOSOTRAS SOMOS TU MANADA / SI ES AMOR NO DUELE / SALARIOS MACHISTAS ¡NO! / Lesbianismo es pasión y no perversión / NOSOTRAS SOMOS LA MANADA / ¡HASTA EL COÑO! / Not All Men! / Not my President / ¡¡¡Viva la lucha FEMINISTA!!! / #MYFEMINISMIS /  Ni una más ni una menos, hay que dejar de criar princesas indefensas y machitos violentos / Vivimos en una sociedad que enseña a las mujeres a cuidarse de no ser violadas, en lugar de enseñar a los hombres a no violar / El patriarcado nos jode a todas. Feministas Radicales Antisistema / HOY PASAMOS DE OBJETO A SUJETO ¿Y AHORA? ¿NOS VEIS? / MENOS ROSARIOS Y MÁS BOLAS CHINAS / ¡A(r)MATE MUJER! INICIA LA REVOLUCIÓN / ES UN ORGULLO COMPARTIR PLANETA CON VOSOTRAS / Premios Nobel Mujer = 49 Premios Nobel  Hombre = 844 / HOY SOMOS VALIENTES SIN TENER PELOTAS / ANTES PUTA QUE SUMISA / Voy a ser la mujer que me dé la gana ser / Lo que no tuve para mí que sea para vosotras / WOMAN NOT FOR SALE! / ¡NOS HAN ENGAÑADO, LA VIRGEN HA FOLLADO! / NO, CALLADITA NO ESTÁS MÁS GUAPA, SINO UN POCO MÁS MUERTA / Os da más asco la sangre que echamos por el coño que cuando nos matan /  Lucrecia, estás viva en nuestras luchas y en nuestra memoria / #micromachismos #womansupportingwoman #WECANDOIT / FEMINISM IS THE FUTURE / LA VIRGEN MARÍA TAMBIÉN ABORTARÍA / El feminismo es una manera de vivir individualmente y de luchar colectivamente (Simone de Beauvoir) / MUJER,  NO ME GUSTA CUANDO CALLAS / AVE MARÍA LLENA ERES DE REBELDÍA / LA ÚNICA MAMACITA QUE TIENES ES LA QUE TE PARIÓ / #YoTrabajoPorLaIgualdad

"No somos las musas, ¡somos las artistas!": los sindicatos de música se unen para apoyar la huelga del 8M

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Cuatro sindicatos de la música de España y Argentina se han unido para apoyar la huelga del 8M y denunciar la situación de las mujeres en la música. "No somos las musas. ¡Somos las artistas!", claman en un comunicado conjunto emitido este miércoles por Músicos Organizados de Argentina, Asamblea Músicas y Músicos de Valladolid, Sindicat de Músics Activistes de Catalunya (SMAC) y Coordinadora de Músicas y Músicos CNT Madrid.

Desde los sindicatos piden una mayor visibilidad y un mayor número de mujeres en los escenarios. "Encontramos que nuestra presencia en los escenarios no es una muestra real de la escena", explican, y denuncian que en los principales festivales de música el porcentaje de artistas femeninas se encuentran entre "el vergonzoso 2,41% del SanSan, al 34,14% del Bioritme".

A pesar de estos números, Edurne Vega, miembro del Sindicat de Músics Activistes de Catalunya y que se define como 'bandautora', se muestra optimista por los cambios en los últimos años. "Que este año el Primavera Sound sea paritario es una victoria. Hace diez años la gente ni se planteaba por qué no había chicas", cuenta a eldiario.es.

Marta García Cubero, Dj y miembro de la Asamblea de Músicas y Músicos de Valladolid, no se siente tan optimista como Vega, pero sí reconoce que esta visibilización sirve para que otras se animen a adentrarse en el mundo de la música. "Gracias a esto estamos generando referentes", subraya García Cubero.

Vega resalta que ahora la gente "no solo se queda en la presencia femenina, sino en la feminista: piden artistas con mensaje", dice compositora que, sin embargo, también reconoce que "queda mucho por hacer". En este sentido, con el comunicado buscan poner el foco en el acoso en las relaciones laborales y con el público.

"En el mundo de la música nos falta terreno ganado frente al cine y el teatro. Aún hay mucho miedo a hablar por temor perder trabajos", afirma la catalana, en referencia a los casos de acoso que han salido a la luz desde que estalló el #MeToo en octubre de 2017.

En el texto difundido, denuncian la cosificación de la mujer piden que no se las trate como musas ni como accesorios. "¡No somos decoraciones en el escenario!", protestan. "A las chicas se nos da una mayor importancia al aspecto físico", cuenta la DJ vallisoletana, que explica que en ocasiones le han pedido que "vaya guapa" para trabajar en evento.

En las relaciones con los compañeros denuncian las discriminaciones que todavía hoy siguen vigentes. "Por ejemplo, con las técnicas de sonido. Es una profesión ultramasculinizada", reflexiona Vega. Algo similar pasa con el rubro de los pinchadiscos. "Hay cierta sorpresa cuando digo que pincho, que tengo vinilos", dice García Cubero. "Me han dicho cosas como 'no sabes las joyas que tienes en la maleta'", critica la DJ sobre esta discriminación que, a su juicio, a menudo son inconscientes.

Por último, en este comunicado conjunto añaden la denuncia de la precariedad laboral, "que es más transversal y compartimos con nuestro compañeros", cuenta la bandautora catalana. "Se juntan dos cosas: el feminismo, por un lado, y, por el otro, la precariedad laboral. Hay una doble brecha", se queja la DJ vallisoletana.

En Argentina, el porcentaje de presencia femenina en los escenarios de música se encuentra alrededor del 13,2%, afirma Ana Clara Moltoni, miembro de Músicos Organizados de Argentina. "Como mujeres de la música denunciamos que nuestra participación en escenarios es muy baja. Las mujeres no tenemos las mismas condiciones a la hora de dedicarnos a la música, ya sea por cuestiones culturales o por otros motivos, como la maternidad", dice la artista.

En estos momentos, en el Senado argentino se discute un proyecto para incluir un 30% de cupo femenino en los eventos musicales. Desde Músicos Organizados Argentinos pero defienden la necesidad de establecer cupos se muestran críticos ante la propuesta, ya que su funcionamiento depende de otros factores, como las condiciones de contratación de las artistas.

Moltoni hace hincapié no solo en la situación de las mujeres en la industria musical, sino de las mujeres en el país. "En Argentina no se ha conseguido el aborto legal. Están forzando a niñas menores de edad a parir. Cualquier comisión de mujeres de cualquier sindicado abarca estas consignas", explica.

Con todos ustedes, Ursula K. Le Guin

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El filme documenta la vida y obra de la escritora estadounidense de manera concisa pero lanzando hilos de complejidad

Ha sido considerada como uno de los puntales de la ciencia ficción con perspectiva de género y un pilar del pensamiento crítico a través de la narrativa fantástica. Ursula K. Le Guin ganó siete premios Hugo y seis premios Nebula, los dos grandes galardones de estos ámbitos literarios. También fue nombrada miembro de la selecta Academia Americana de las Artes y las Letras. Y falleció en enero de 2018, entre honores constantes y charlas punzantes, convertida en un símbolo de excelencia artística y de compromiso intelectual en el históricamente muy masculinizado ámbito de la literatura fantástica.

El documental Los mundos de Ursula K. Le Guin, estrenado por la plataforma de vídeo online Filmin, es una tarjeta de presentación y a la vez una carta de amor a la autora de El eterno regreso a casa. Para los no iniciados, supone una vía de entrada al ideario y la obra de la escritora estadounidense, especialmente de sus primeros clásicos.

Cuentos de Terramar, Los desposeídos o La mano izquierda de la oscuridad fueron libros concebidos desde los Estados Unidos progresistas, cuando la contracultura y sus ramificaciones pop aún no habían sido barridas por la revolución neoliberal de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Aunque Le Guin era consciente de la dificultad en la construcción de utopías, plasmada en Los desposeídos, su enfoque estaba lejos de la posterior inflexión del fantástico hacia las atmósferas depresivas y los futuros de desigualdad extrema y tiranía corporativa propios del ciberpunk.

Quizá para los conocedores en profundidad de la obra de la escritora estadounidense, el filme de Arwen Curry no aporta muchos datos desconocidos o consideraciones sorprendentes. El resultado no dejará de resultar atractivo por el acercamiento relativamente íntimo a la autora y porque la carta de amor viene firmada por nombres ilustres. A lo largo del metraje, comparece un auténtico quién es quién de la literatura fantástica encabezado por Margaret Atwood (El año del diluvio) y el polifacético escritor Neil Gaiman (American Gods).

Filmado durante años, Los mundos de Ursula K. Le Guin combina filmaciones recientes de la autora con intervenciones de archivo. También usa de manera constante una tercera pata: esos discursos de Gaiman, David Mitchell (El Atlas de las nubes) y compañía que suelen ir más allá de los comentarios generales para analizar aspectos de algunas obras.

El repaso cronológico de los primeros libros de la estadounidense se alterna con incisos sobre su vida familiar. Una vida familiar decisiva, al menos, en un aspecto: la familiarización con la antropología hizo que fuese muy consciente de las dinámicas etnocéntricas de la narrativa. Se tendía a imaginar realidades no tan diferente porque se creaban desde perspectivas muy limitadas, y se tendía también a condenar al diferente, al Otro.

Le Guin se propuso imaginar formas de vida y sociedades realmente diferentes. Lo hizo sin el pesimismo que mostraba Stanislaw Lem (Solaris), para quien el entendimiento entre dos especies suficientemente diferentes resultaría completamente imposible. Esa era la idea de fondo de obras como La voz del Amo o Fiasco. Le Guin, en cambio, optó por crear un universo más acogedor vertebrado parcialmente por Ekumen, una federación de mundos habitados por seres humanos.

Quizá el punto débil del documental es que, quizá a causa de su brevedad (apenas supera la hora de duración), no ilustra al espectador sobre los también fértiles años 90 y la primera década de este siglo. El relato salta de su absoluta consagración a sus años finales como referente intelectual feminista, cercano al anarquismo. Y destaca su posición adquirida como cultivadora de géneros populares que había cosechado honores más allá de ese círculo que, en ocasiones, podía tener algo de prisión.

En este aspecto, el de las posibles prisiones de las inercias, el montaje planteado por Curry nos ofrece algunas joyas. El pensamiento crítico de Le Guin influía en la concepción de su narrativa, pero también en la visión que tenía de sí misma, de su obra previa y de los caminos futuros a seguir. La autora, por ejemplo, revela que se puso a la defensiva cuando voces feministas criticaron sus primeros éxitos. Después, asumió que tenían razón: estaba siguiendo la convención de escoger héroes hombres o había usado el masculino como género por defecto al referirse a las personas andróginas (y de sexo cambiante en sus diversos periodos de celo) que habitan La mano izquierda de la oscuridad.

Si la historia de la literatura, o las secciones de opinión de nuestros periódicos y suplementos, están llenos de escritores que se acomodaron en posiciones ideológicas inamovibles o han ensayado tardíos giros reaccionarios, Le Guin siguió profundizando en su ideario y adoptando causas hasta el final. Su crítica del actual sistema capitalista, escasamente popular entre la opinión publicada estadounidense, le llevaba a destacar una obviedad que, ahogados como estamos en el no hay alternativa thatcherista, no parece tan evidente: "Podemos vivir de una manera diferente", afirma en un momento de la película.

El documental también muestra fragmentos de su polémico discurso de aceptación de un premio honorífico en los National Book Awards de 2014: "Vivimos en el capitalismo, su poder parece ineludible, pero también lo parecía derecho divino de los reyes", declaró Le Guin. Es una de las culminaciones de un modesto filme entregado a divulgar su obra y pensamiento de manera accesible a nuevos lectores. Sirve, además, de emotivo regalo para quienes la siguieron y admiraron.

María Lejárraga, la autora de éxito que escribía las obras que firmaba su marido

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Fotos ensayo 'Firmado Lejárraga'

La desconocida para el gran público María Lejárraga (La Rioja, 1874-Buenos Aires, 1974) fue sin duda la dramaturga española más prolífica de todos los tiempos y una de las mujeres más sobresalientes de la cultura española del siglo XX. Pero lamentablemente la gente no supo de su talla ni de su maestría hasta que se confirmó, en fechas bastante recientes, que la autora de Canción de cuna, del libreto de El amor brujo o de docenas de obras teatrales y de libretos musicales había escrito en realidad esas piezas que firmó su marido, el director y productor teatral Gregorio Martínez Sierra.

Descubierto poco a poco el fraude literario, la inmensa figura de Lejárraga se ha ido abriendo paso en la historia cultural, pero restaba que la fascinante vida de la dramaturga subiera a escena. Por ello, el Centro Dramático Nacional (CDN) encargó a la escritora Vanessa Montfort (Barcelona, 1975) Firmado Lejárraga, una pieza que se ha estrenado este 23 de abril en el teatro Valle Inclán, de Madrid.

En un descanso de los ensayos de la obra, Montfort no vacila al afirmar, en charla con eldiario.es, que nunca se había encontrado con un personaje tan fascinante como la escritora y política feminista María Lejárraga. "Soy consciente", comenta la dramaturga y también novelista, "que el legado de ella permite que mi nombre aparezca hoy en un cartel del CDN. Por ello, el equipo que ha estrenado Firmado Lejárraga ha querido que el apellido de esta autora aún sumergido, fuera visible desde el mismo título".

Nacida en una familia acomodada y liberal que le facilitó una educación de élite para una mujer de fines del XIX y principios del XX, Lejárraga comenzó a destacar desde muy joven. A partir de su matrimonio con el director, escritor y productor teatral Gregorio Martínez Sierra, la pareja se convierte en un tándem de éxito, en una marca cultural cuyas obras triunfan en los escenarios y renuevan el panorama teatral con las nuevas corrientes modernistas.

En el ambiente de las élites culturales del primer tercio del XX, el matrimonio entabla amistades y relaciones profesionales con la flor y nata del teatro, de la música y de la literatura de la época como los músicos Manuel de Falla y Joaquín Turina o los escritores Juan Ramón Jiménez o Federico García Lorca. Pero María siempre aparece públicamente a la sombra de su marido porque escribe en la intimidad de su domicilio las obras, libretos o cuentos que firma Martínez Sierra.  

"Hoy en día", sostiene Montfort, "ya no cabe ninguna duda de que ella era la autora y él quien dirigía y producía las obras. Es cierto que resultó una fructífera colaboración, pero autor es quien escribe y nadie más. Está también descartado por los investigadores que escribieran a cuatro manos como hicieron en el teatro los hermanos Álvarez Quintero".

La dramaturga y narradora catalana, que acaba de publicar la novela El sueño de la crisálida (Plaza&Janés), ha reunido una amplísima documentación, ha hablado con familiares de Lejárraga y ha entrevistado a historiadores, como Patricia W. O'Connor, expertos en la autora de Canción de cuna, una obra muy famosa que ha sido llevada al cine en varias ocasiones.

Además, Montfort  se ha servido de la autobiografía de la dramaturga, Gregorio y yo, medio siglo de colaboración, que sorprendentemente no fue publicada en España hasta el año 2000 y donde se desvela la verdadera autoría. Para responder a la incógnita de si María Lejárraga fue autora, coautora o una colaboradora ocasional de su marido, el montaje del CDN sitúa en escena a cuatro investigadores que representan las distintas posturas de quienes la estudian y cuyos personajes se desdoblan también en Falla, Turina, Juan Ramón Jiménez o el propio Martínez Sierra. Todos ellos en contraste con el fantasma de la mismísima María Lejárraga en una fantasía metateatral que permite los saltos entre el presente y el pasado en un espacio escénico formado por un despacho-biblioteca repleto de libros, documentos, muebles y objetos personales del matrimonio.

Más allá de las asombrosas peripecias vitales de una escritora que llegó a centenaria, Firmado Lejárraga supone un viaje por la situación de las mujeres en nuestro país. Fundadora de instituciones clave en el progreso de las mujeres como el Lyceum Club en los años veinte, María Lejárraga se implicó en la política y en el feminismo a partir de la instauración de la República, ya separada de su marido, hasta el punto de que se afilió al PSOE y fue elegida diputada por Granada en 1933.

El comienzo de la Guerra Civil la sorprendió en el extranjero y el Gobierno republicano la nombró para cargos diplomáticos en Suiza. A partir del final de la contienda, Lejárraga marchó camino del exilio en Francia, México, Estados Unidos y finalmente Argentina, donde falleció en 1974.

Durante la Guerra Civil y los años cuarenta, la escritora cesó en su actividad literaria que retomaría en los cincuenta con dos relatos autobiográficos, el citado Gregorio y yo y Una mujer por los caminos de España, ya firmados con su nombre.

Entretanto, su marido había fallecido en Madrid en 1947 tras años de convivencia con la actriz Catalina Bárcena, con la que tuvo una hija. "Nunca antes", explica Vanessa Montfort, "he escrito una obra teatral en la que fuera tan importante construir el contexto del personaje".

"Al feminismo actual podría parecerle contradictorio el discurso político y de igualdad de Lejárraga con la forma en que vivió. Ahora bien, hay que situarse en aquella época y ni he querido ocultar las contradicciones de la escritora ni tampoco demonizar al marido, que fue un excelente productor teatral, en juicios maniqueos. Como siempre ocurre hay más preguntas que respuestas", añade la dramaturga.

En cualquier caso, Firmado Lejárraga supone la primera obra de ficción sobre aquella escritora en un montaje que ha sido dirigido por Miguel Ángel Lamata e interpretado por Cristina Gallego, Eduardo Noriega, Jorge Usón, Alfredo Noval y Gerald Fillmore, que permanecerá en cartel entre el 23 de abril y el 5 de mayo en Madrid con la posibilidad de una gira posterior.

A la hora de preguntarle a Vanessa Montfort por una palabra que defina la intensa y agitada vida de su personaje no duda en señalar la de exilio. "La autora", señala su contemporánea colega, "vivió tres exilios. El emocional en Niza, adonde se retira para huir de los rumores sobre la crisis de su matrimonio; el de la guerra que la obliga a recalar en varios países hasta que se asienta en Argentina y mientras sus libros y su firma son prohibidos en España; y, por último, el exilio de la memoria, ese limbo que tanto me interesaba y en el que ha permanecido injustamente hasta ahora. Pero creo que María Lejárraga ha vuelto por fin para quedarse".


Mujer, negra, empoderada y rica: ¿es incompatible ser un icono de lucha con ser Beyoncé?

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Beyoncé en Coachella, así se hizo un concierto para la historia del pop

A nadie le gusta más Beyoncé que a la propia Beyoncé. O al menos eso proyecta en Homecoming, el documental (sobre sí misma) que ella ha dirigido, protagonizado y producido para Netflix y que se estrenó hace unas semanas en la plataforma. Es la primera de las tres entregas que la artista hará a la empresa después de firmar un contrato de 60 millones de dólares, una cifra que superó a la que ofrecía HBO. Peleas por una inversión segura.

La película, que dura dos horas y media, intercala partes del concierto-mega-espectáculo que la artista dio en Coachella en 2018 (se diría que después de su paso el evento pasaría a llamarse Beychella) con las reflexiones y confesiones de la protagonista. Esta mezcla de show hiperbólico y retazos de vida personal, provocó un tumulto de comentarios en las redes, incluido el de la propia Michelle Obama en Twitter: "Estoy muy orgullosa de mi chica. La Reina ha vuelto a hacerlo. Gracias Beyoncé por vivir siempre tu verdad".

No es difícil entender el porqué del éxito. El concierto de Knowles es apabullante: la artista canta y baila apoyada por un equipo compuesto por un centenar de personas entre orquesta, coros y bailarines. Dos pantallas laterales proyectan a una Beyoncé transformada en la Mujer de los 50 pies para que los espectadores más alejados no se pierdan ni un detalle de lo que se está cociendo en las tablas y todo está milimetrado. Tiene cameos de su hermana Solange -que no canta, solo brinca-, su marido Jay Z y sus compañeras de Destiny’s Child, Kelly Rowland y Michelle Williams, con las que canta algunos temas de la desaparecida banda.

Nada es espontáneo porque la preparación del show duró cuatro meses que se emplearon en alcanzar la excelencia. Que ese sea el propósito no es algo que se deduzca, sino que ella misma lo expresa en las partes de la cinta que corresponden a "lo personal". En blanco y negro o con efecto cámara de Súper 8, las imágenes enseñan a una Beyoncé cercana a su séquito, aficionada al concepto de ‘construir equipo’ y a las frases motivacionales para edulcorar que durante 16 semanas van a tener que dejarse la piel trabajando.

La de Houston también comparte los problemas que tuvo durante el embarazo -inesperado- de sus mellizos, su inseguridad a la hora de volver al trabajo con un cuerpo que no reconocía como suyo después de una cesárea y su visión de la familia. La intención de mostrar que la diva también es una persona dentro de ese autorretrato ideal hecho documental.

Hace tres años, coincidiendo con el lanzamiento de su disco Lemonade, el programa Saturday Night Live emitió el hilarante sketch titulado El día que Beyoncé se volvió negra. A modo de tráiler de película, la escena presenta un escenario apocalíptico en el que los blancos entran en pánico cuando se dan cuenta de que la cantante es afroamericana al escuchar su nueva canción plagada de reivindicaciones políticas.

La presentó en su actuación en el mítico descanso de la Super Bowl -los 12 minutos en los que actúa una gran estrella- con sus bailarinas en Formation, con el pelo afro y con atuendos en referencia a la estética de las Panteras Negras. Ella, además, llevaba dos cinturones dorados cruzados en el pecho como muestra en honor a Michael Jackson (Leaving Neverland todavía no se había estrenado). Si aquello había causado revuelo, después llegó el videoclip, en el que la cantante aparece subida en un coche de policía después del huracán Katrina que arrasó Nueva Orleans y se lee "dejad de matarnos" escrito en un muro, entre otros detalles. Si alguien no pilló el ‘Black Lives Matters’ es que andaba muy despistado.

Las críticas le llovieron a Queen Bey por todos lados, aunque ya tendría que estar acostumbrada porque su faceta feminista también había causado controversia. La inclusión de los versos de Chimamanda Adichie en su canción Flawless, su disfraz de Rosie La Remachadora en Instagram o la imagen de la palabra ‘Feminista’ en letras gigantes con su silueta recortada delante (con las piernas al aire y la melena al viento) causaron incomodidad en algunos sectores que vieron en sus actos un tipo de "feminismo blando".

Basha Changuerra es la responsable de la delegación de Catalunya de Afroféminas, una comunidad en línea para las mujeres afrodescendientes/negras y racializadas. A su parecer, el que Beyoncé se posicione sobre temas como los derechos de la comunidad negra y el feminismo es positivo.

"En lo que respecta al afrofeminismo es una gran ventaja desde luego, porque esta lucha se centra principalmente en generar el cambio de mirada y actitud en las mujeres afrodescendientes hacia sí mismas para luego exteriorizar esa fortaleza interior", explica a eldiario.es. Añade que uno de los grandes pilares de este activismo "son los referentes" y que "sentirse parte de’ es una cuestión importantísima para las mujeres negras".

"Vivimos en un mundo que nos lanza constantemente la idea de que no somos válidas, no somos capaces, no somos hermosas... ‘no somos’. Toda mujer que difunda mensajes de empoderamiento de la mujer negra será sin duda positivo para nuestra comunidad ya solo por ser un referente en el que reflejarse", asegura.

Beyoncé no es en absoluto una persona que hable desde una posición discriminada dentro del sistema. Ha sido la primera mujer afroamericana en ser cabeza de cartel en los 20 años de Coachella, pero aún así sus privilegios son más que evidentes. Su vida está perfectamente acomodada dentro de un capitalismo que siempre beneficia a los poderosos y machaca a los menos favorecidos ¿Existe algún tipo de coherencia?

"Uno de sus talentos es precisamente su habilidad para convertir en mainstream todo lo que hace y en oro todo lo que toca. Su activismo no ha sido una excepción. Ha utilizado su gran micrófono para exportar su mensaje, pero no ha dejado de ganar dinero con ello, así que ha jugado muy bien sus cartas", explica la activista.

"Su mensaje sirve en el sistema capitalista para reforzar la idea de que el dinero y el poder son deseables por ser el medio para materializar ideales. Y aunque como mensaje se queda corto, está bien para empezar. Ser una mujer negra de éxito es ya de por sí un mensaje poderoso. Ser o usar una herramienta de marketing no es ningún problema, lo interesante es ver que mensaje se está transmitiendo con esa herramienta", afirma Basha.

Homecoming puede ser una buena manera -o por lo menos, muy entretenida- de introducirse en ese universo 'beyoncero'. Dicho queda.

"La autolesión es la forma más visible que tienen las mujeres de odiar su propio cuerpo"

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Lucia Baskaran, por Imanol Salaberria

Cuando Martín murió atropellado en un brutal accidente, se pararon dos corazones y dos cuerpos quedaron inertes: el suyo y el de su prometida, Alicia. No ha cumplido la treintena y ya ha decidido que su soporte vital no es más útil que un caparazón y que si lo abandonase no ocurriría nada. Sin embargo, a través del duelo descubrimos que no es la primera vez que le pasa.

Alicia se refugia en un dolor objetivo y palpable como la pérdida para escapar de uno mucho más difícil de poner en palabras: el de crecer en el cuerpo equivocado. Un cuerpo de mujer. Desde que oía las tijeras clavarse en los brazos de su madre, hasta que despertó sexualmente con su mejor amiga, casi hermana, Ane, y marcó su vida adulta con el deseo de agradar al resto, su relación con el cuerpo ha estado maldecida.

Lucía Baskaran (Zarautz, 1988) regresa a la literatura con Cuerpos Malditos (Temas de hoy) tres años después de Partir. La primera novela fue una confesión y esta última es un retrato coral, porque lo que le ocurre a Alicia, y a tantas mujeres en el mundo, no se entiende sin un contexto patriarcal y las relaciones que en él se generan.

El castigo, la autolesión, la amistad, el conflicto, la deslealtad y la maternidad (muy alejada de la que proponen los grandes almacenes) son los temas sobre los que pivota su esperado libro y esta charla en una cafetería madrileña.

¿Cómo se maldice un cuerpo?

A través del patriarcado, claramente. El título fue algo bastante intuitivo. Sabía desde el principio que quería incluir la palabra cuerpo. En cambio, malditos me recordaba a terror, así que tuve dudas y lo cambié. Por un momento se llamó La ley del levirato, que me pareció una idea genial y ahora veo que es un título horroroso. Mi agente me dijo que ni hablar [ríe].

Pero al final, el cuerpo de la mujer y sus violencias es el gran tema del libro. Cómo es crecer en un cuerpo al que le atraviesa la mirada masculina, y cómo esa mirada nos afecta a la hora de relacionarnos con nuestro propio cuerpo.

Body-shaming, body-monitoring, self-objectification: todos son términos que tienen en común la impostura y el castigo por tener el cuerpo que tenemos. Los añades a la historia en forma de pie de página. ¿Por qué?Body-shamingbody-monitoringself-objectification

Decidí meterlos porque creo que son violencias que no se nombran y que nos pasan a todas las mujeres. A nivel cuerpo sabemos lo que nos hace sentir mal o incómodas. Pero mi objetivo era nombrarlas porque esa es la forma de identificarlas, cambiarlas y tratarlas como un asunto importante. En esta sociedad, el cuerpo de la mujer sigue siendo la otredad.

La que más me impactó fue la auto-pornificación (self-objectification), a la que llegué a través de una charla TED de Caroline Heldman. Continuamente estamos pendientes de cómo nos movemos, cómo hablamos o qué gestos hacemos. Ella dice que cada 30 segundos las mujeres somos conscientes de nuestro propio cuerpo, y eso es demencial.

El súmmum de este rechazo sería la autolesión, que también abordas en el libro. ¿Es más común de lo que pensamos?

En una sociedad misógina, ¿cómo no vas a odiar tu propio cuerpo? La autolesión es la forma más visible que tienen las mujeres de despreciarlo y hacerle daño. Era una secuencia lógica: que todo lo que le estaba pasando al personaje de Alicia se exteriorizase en la piel. Y que además fuese algo que ella hereda de su madre. Como estas cosas que se transmiten en el inconsciente de la familia pero de las que nadie habla.

Además, está muy ligado porque la mayor parte de la gente que lo hace son mujeres. Y la autolesión no es solo un castigo físico. Esto, como los trastornos alimenticios, son reacciones que responden al mensaje misógino de que tu cuerpo es el equivocado.

Esa percepción empieza desde la infancia, como muestras en el caso de Alicia, y muchas veces provocado por otras mujeres. ¿Es la sororidad una cura?

Creo que la sororidad es algo que hay que aprender. Es decir, vivimos en un sistema que promueve la deslealtad entre mujeres. Parece que en el patriarcado solo hay espacio para una, la mejor, y el resto son competencia. Una de las mejores cosas que me ha dado el feminismo es vivir a las demás mujeres como compañeras y no como rivales.

Pero no creo que sea algo natural, sino que forma parte de un sistema que nos quiere enfrentadas y peleadas. Yo he hecho una apuesta con la amistad entre mujeres en la novela, pero no quiero que ninguno de mis personajes sea un modelo a seguir. Alicia y Ane son muy amigas y aún así son conflictivas, pasan cosas entre ellas, a veces no están de acuerdo y sufren violencias. Es una apuesta precisamente porque no quiere decir que todo vaya estupendamente siempre entre las mujeres. Hay conflictos, como en todas las relaciones del mundo.

De hecho, uno de los argumentos de los que hablan de "ideología de género" es que existan críticas y discusiones dentro del propio movimiento feminista.

Lo que tenemos que aceptar es que, en tanto en cuanto haya una relación, hay conflicto. Somos humanas y no significa que porque seamos feministas nuestra forma de relacionarnos vaya a ser una suerte de utopía estupenda. Para mí lo importante es cómo los manejamos y no quedarnos solo en lo que esta ha dicho o la otra ha dicho porque esta es interseccional y la otra transexual. No puede ser. En este momento es muy importante aunar fuerzas y superar juntas todo eso.

¿Crees que se ha recrudecido el tono del debate por culpa de las redes sociales?

Yo veo una disonancia bastante fuerte entre la realidad y lo que ocurre en las redes sociales. Las redes te permiten decir cosas que en tu día a día no dirías y de todo se hace una montaña muy grande. Estoy convencida de que habría solucionado en tres minutos muchas discusiones con otras feministas de haberlas tenido cara a cara.

El problema también es que estamos acostumbrados a pensar en términos binarios: o conmigo o contra mí. No, hay cosas en las que estaré contigo y otras en las que no porque soy humana. Rompamos eso porque es una forma de pensar muy patriarcal.

Cuando presentaste Partir (2016) se tomó como una novela revolucionaria por tratar temas tabú como la masturbación, la depresión o la violación. ¿Te siguen preguntando por ello o se ha naturalizado en la literatura moderna?Partir

Me sorprendió mucho que se llamase tabú a temas como la masturbación femenina. Yo decía, ¿cómo que tabú? Si hay mujeres que llevan escribiendo de esto desde los años 60. Quizá no hemos mamado esa literatura, pero a estas alturas de la película me sigue sorprendiendo. Depende de los círculos en los que una se mueva, eso es cierto. Pero en literatura Virginie Despentes ya había escrito mucho y ya existía Historia de O desde hacía 50 años, que es un libro altamente erótico.

Quizá va por olas, como el propio movimiento. Por ejemplo, ahora coinciden varias novelas que abordan el despertar de la sexualidad femenina con otras mujeres: Cambiar de idea, Permafrost, y Cuerpos malditos. ¿No era algo reservado hasta hace poco para la literatura queer?Cambiar de ideaPermafrostCuerpos malditosqueer

Puede ser. Yo lo pensé así porque la sexualidad ocurre muy pronto en la infancia y normalmente tiras de lo que tienes alrededor. Alicia y Ane son dos amigas que no tienen a mucha más gente alrededor. Son como las marginadas de la clase. Entonces, cuando esto les surge, experimentan entre ellas. En ese momento no tienes claro ni qué es ser bisexual ni qué es ser bollera, así que es mucho más natural.

Luego es cuando sobreviene la culpa. Las niñas no tienen un juicio moral. Se tocan, les gusta, pero nada más. El juicio moral suele venir desde fuera.

Después de lo que significó Partir y después de tres años, ¿sentiste que debías volver al mercado con algo transgresor?Partir

Los primeros tres meses no escribí una línea porque estaba obsesionada con que debía de ser mejor que la primera. Pero no mejor hacia nadie; mejor hacia mí. Como una especie de autoexigencia. Este pensamiento para lo único que me sirvió fue para bloquearme. Pero es que, como escritora, el día que no me apetezca hacer cosas que no he hecho nunca, para mí estaré muerta.

En la contraportada de Cuerpos malditos pone que vives con otra escritora. ¿Has notado que esa inseguridad se dé especialmente entre las mujeres?Cuerpos malditos

Desde luego. El síndrome de la impostora está ahí. A todos nos pasa lo de tener inseguridades a la hora de sentarse a escribir, pero siendo mujer tenemos el plus de ese síndrome. Todo lo que hagas, ya sea escribir una novela, hacer una película o publicar un artículo, implica tener una voz constante y un juicio constante de "esto no sirve".

De hecho, muchas veces digo que la mitad de mi trabajo consiste en traspasar todos los pensamientos de "esto es una mierda", "soy una mala escritora" o "no le interesa a nadie" y la otra mitad en escribir. El autoboicot continuo es la parte más complicada de superar. Más que terminar la historia en sí.

Una de las tramas más interesantes es la de Alicia con su madre. La prueba de que las madres son personas con un pasado y con sus propios traumas.

Precisamente el conflicto de Alicia es ese. Le achaca a Cristina ser mala madre, pero ella tampoco quiere verse ahí, tiene un montón de dudas con la maternidad. Yo creo que, viendo además la última publicidad de El Corte Inglés, el mensaje está muy claro. Uno, si eres mujer tu objetivo vital debe ser convertirte en madre y, si no, vas a ser tachada de sospechosa; y dos, si eres madre, tienes que ser un tipo muy específico.

Por ejemplo, la publicidad que nos sale a mí y a mis amigas a partir de los 20 años son de test de embarazo. Pablo Casado no está hablando de mejorar las condiciones de vida de las madres y sus hijos, está diciendo directamente que los tengamos. Hay que identificarlo como violencia. Ya basta con este rollo de clasificar a las mujeres entre vírgenes y putas, aunque sea de una forma más sofisticada como hace El Corte Inglés.

¿No es impensable que esas campañas ocurran en un año y tras un 8M como del que venimos?

Yo creo que hay un punto que es adrede, no me creo que no haya una intención. De verdad te lo digo. Hay pocas empresas más carcas y más casposas en este país que El Corte Inglés. Pero no me creo que toda la gente de marketing y publicidad sea idiota. Hay una intención de que se hable de ello, porque ahora todo el mundo lo está haciendo. Mal, pero lo hacen. La publicidad es peligrosa en general. Toda publicidad que juegue con las emociones para intentar vender un producto, es horrible de base.

Una estrategia emocional que han usado también partidos como Vox, que ha obtenido dos millones y medio de votos. ¿Crees que Cuerpos malditos toma un cariz más político por salir en este momento precisamente?Cuerpos malditos

Debo decir que yo no decido la fecha en la que sale la novela. Pero me alegra que digas eso porque creo que es importante que, en un momento en el que retrocedemos cuatro pasos, haya relatos escritos por mujeres y que vayan sobre mujeres que no necesitan una presencia masculina ni cuyo objetivo vital sea la maternidad.

Eso sí, no hay intención ninguna de llegar a esos dos millones y medio de personas. Tampoco quiero convertir a nadie. Y con los fachas no se discute. Con gente de Vox no quiero intercambiar ni media palabra, con gente del PP quizás. Pero yo con fachas no discuto y no voy a terminar la frase porque, si no, se me tiran encima [ríe].

Laura Freixas: "Fui una maruja de lujo porque me dejé tentar por la cara seductora del patriarcado, que la tiene"

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Laura Freixas presenta 'A mí no me iba a pasar'

"A mí no me iban a poner una mano encima". "A mí no me iban a bajar el sueldo solo por ser mujer". "A mí no me iban a tocar el culo sin llevarse un bofetón". "A mí no me iban a silenciar en una reunión de trabajo". "A mí no me iban a encerrar entre cuatro paredes para ser ama de casa". A mí no me iba a pasar.

El título de la nueva biografía de Laura Freixas, publicada por Ediciones B, describe en una frase la culpabilidad e impotencia que toda mujer ha sentido a lo largo de su vida, por larga o corta que sea.

La escritora barcelonesa se centra en el periodo que abarca desde 1985 hasta 2003, desde el abandono de su prometedora carrera en una editorial por amor, hasta su vida como "maruja de lujo", los hijos que ni el dinero ni su marido le ayudaron a criar y la frustración intelectual y sexual de saberse la menos poderosa de ambos. Algo que a ella, feminista convencida desde joven, no le iba a pasar. Pero le pasó.

Desprecios, embarazos forzados con hormonas, una adopción para satisfacer el deseo ajeno de una familia numerosa, el yugo del dinero y el perfume embriagador del lujo, pero también del patriarcado. Freixas aborda el machismo de clase alta, el que se esconde tras la etiqueta de "feminismo liberal" y se ceba especialmente con mujeres preparadas y que cuentan con un colchón económico.

De todo lo que cuenta en el libro, ¿qué es lo que menos pensaba que le iba a pasar?

Vivir a la sombra de un hombre, tener menos libertad y poder de decisión que mi marido, someterme a cosas con las que no estaba de acuerdo y renunciar al éxito profesional para ocuparme de mis hijos.

A mí no me iba a pasar es una frase recurrente entre las mujeres que han sufrido algún tipo de violencia machista. Pero, ¿por qué se pronuncia con culpabilidad?A mí no me iba a pasar

Es que no hemos entendido del todo el patriarcado. Creemos que es algo externo y no nos damos cuenta de que lo tenemos muy incorporado y de que contribuimos a él de formas muy sutiles. Y eso el feminismo lo ha descuidado y lo tiene que explorar. Hay una frase de Sartre que me gusta, la de que "todos somos víctimas y cómplices". Es lo que más me ha interesado de mi propia historia.

Yo, por cobardía, por pereza, por agotamiento, por inconsciencia fui aceptando cosas que me llevaron a ser una realquilada en mi propia vida. Es decir, yo vivía muy bien materialmente, pero no era la vida que quería.

Menciona a referentes como Sylvia Plath, Virginia Woolf o Clarice Lispector. ¿Quién le inspiró para escribir una biografía con "perspectiva de género"?

La autobiografía es un género que siempre me ha interesado como lectora y que he practicado escribiendo a diario. Por una parte, es donde puedo profundizar más. Y en particular, como feminista, es el que más me ha servido. O sea, lo que yo he visto en el diario de Sylvia Plath, el de Simon de Beauvoir o el de Rosa Chacel no lo he visto en otros textos. O por lo menos no en los de teoría feminista.

Escribe las suyas con la distancia de tres décadas, pero cada vez hay memorias más tempranas ¿Es un género que se está tratando con demasiada precipitación e inmadurez?

Siempre que hay un gran interés social por un tema surgen muchos libros y muchos de ellos son oportunistas y precipitados. Pero a mí no me parece mal. Desde luego no es mi caso, porque yo llevo toda la vida siendo feminista y siendo escritora, y espero que cada lectora y lector encuentre algo que le pueda servir.

Describe el ambiente cipotudo de las grandes editoriales de los 90, donde los chistes del "coño de Sofía Loren" eran el pan de cada día. ¿Ha cambiado esto?cipotudo

Veo cierto interés por parte de algunas editoriales de publicar a más mujeres, pero desde luego no de todas. Yo siempre que leo un libro miro en la solapa los últimos títulos publicados a ver cuántos hombres y cuántas mujeres hay, y casi siempre me encuentro como con un 15% de mujeres. O sea, que es más apariencia que realidad, desgraciadamente, o más moda que corriente de fondo. El avance que yo he visto en 20 años es que antes no éramos conscientes y ahora sí. Pero todavía nos falta, no nos podemos dormir en los laureles ni mucho menos.

Su personaje recuerda un poco al de El cuento de la criada: editora de éxito que se ve de pronto atrapada por el sistema patriarcal. Ella también pensaba "a mí no me iba a pasar". El cuento de la criada

En El cuento de la criada hay una revolución conservadora en el país. O sea, que ella es muy víctima. En mi caso me convertí en "maruja de lujo" y fui yo misma la que me dejé tentar por la cara seductora del patriarcado, que la tiene. No es solo palos, sino también zanahorias. No es solo coacción, sino también seducción. Y cada vez más. Porque el patriarcado, en un sistema democrático capitalista, funciona a través de la seducción.

Mi generación, que se crió en el franquismo con unas leyes de injusticia flagrantes y se creyó que sustituyéndolas por otras igualitarias estaba todo ganado, cayó en esta otra trampa que no habíamos previsto. Y es la que yo intento explorar en mi libro.

De todos los episodios que explora, ¿cuál fue el que más pudor le causó admitir sobre el papel?

El de haberme dejado sobornar por mis padres con 50.000 pesetas para que no me fuese a trabajar fuera. Es decir, el adoptar la solución de facilidad, muy típica entre las mujeres de una sociedad democrática y sobre todo las de clase alta. Nos tientan con una vida sin estrés, con ventajas materiales y con la trampa del amor. "Te vamos a querer, elogiar y proteger más si te adaptas al papel que tenemos diseñado para ti". El de hija amantísima, esposa amantísima y madre amantísima.

Hay dos opciones: o protestas, peleas, intentas salir adelante y es agotador porque te te odian. O te pliegas, te adaptas, te sometes y entonces todo el mundo te va a adorar y además te van a compensar económicamente. La oferta de mis padres jamás se les habría ocurrido hacérsela a mi hermano.

El sistema funciona así, porque si no sería insoportable. Pero me parece un timo que un sector de la población sea destinado a priori a ser el amortiguador, el conciliador y el amoroso. Y que encima eso nos conduzca, como me condujo a mí, a ser un cero a la izquierda. El felpudo de tu familia.

Se suele atender más a la doble discriminación en mujeres de clase baja. ¿Qué particularidades tiene el machismo de los ricos?

Yo creía –esto lo puedo decir ahora porque antes no era consciente– que mi privilegio de clase me iba a servir para evitar la discriminación como mujer. Yo creía que todo el trabajo doméstico y de cuidados se resolvía muy fácilmente con dinero. Para nada.

Me costó muchos años encontrar el argumento para contestar a mi marido cuando me decía: "No sé de qué te quejas porque no das golpe y tienes todo el tiempo para escribir". Y la clave era el concepto de disponibilidad, responsabilidad o prioridad. Tenía tiempo, pero no tenía disponibilidad y mi prioridad eran la casa y los niños.

Hablando de privilegios, ahora se ha puesto de moda defender el feminismo liberal. ¿Cree que su caso podría ser ejemplificante de ese mal llamado nuevo feminismo?

El feminismo liberal es la propuesta por parte de mujeres de clase privilegiada de apoyar el machismo a cambio de compartir algunos de estos privilegios. Les dicen: "No vamos a cambiar nada. Dejadme estar en el Consejo de Administración, que ya recurriré a la migrante infrapagada y a la pobre ucraniana para que tenga los hijos que yo no puedo tener porque estoy muy ocupada".

Me parece mal éticamente, me parece injusto y además creo que a ellas mismas no les va a salir bien. Van a seguir teniendo que pagar un precio. Lo mío sería un poco una muestra de ese feminismo liberal. No era igualdad, el dinero no me ha salvado de la discriminación.

¿Se consideraba una mujer florero?

Yo me definía como maruja de lujo. Florero no porque, concretamente, mi marido y su vida profesional y social no requerían que yo fuera vestida de Chanel. Pero sí que llevaba una vida de maruja, que parece fácil y privilegiada desde fuera, pero que era profundamente insatisfactoria. Yo también creía que me salvaba de eso porque tenía mi propio proyecto literario, pero siempre quedaba a la cola.

En un momento dice que le gustó que su marido no parecía muy interesado en el sexo. ¿Ante qué le preocupaba tener que ceder de puertas para adentro?

En realidad, lo prioritario era que no tuviera amantes. Y me equivoqué en una cosa. Yo vi que en la generación de mis padres los hombres podían imponer a las mujeres algo que ellas no querían, que eran las amantes. Así que un hombre al que el sexo no le importaba mucho no me iba a imponer eso. Mi error fue creer que el problema era el sexo y no el poder, y no ver que mi marido lo tenía para imponerme otras cosas.

Hace poco, un estudio revelaba que el 30% de las mujeres entre 18 y 34 años toma la iniciativa al mantener relaciones sexuales. ¿Sigue siendo un terreno donde ellos tienen el poder?el 30% de las mujeres entre 18 y 34 años toma la iniciativa

Hay un gran cambio entre esa generación y la mía. A las mujeres de mi generación el sexo nos daba miedo porque lo veíamos como una película en la que el director y el guionista eran ellos y nosotras representábamos el papel que nos habían asignado, pero no podíamos dirigir nada. Tardamos mucho en saber qué es lo que deseábamos en lo sexual y en lo amoroso. En ese sentido mi novela es muy decimonónica, es muy Madame Bovary: lo que haces cuando te liberas es que tienes un amante.

Cuando leo a autoras de tu generación, veo que ha cambiado mucho la sexualidad. Ahora hay una sexualidad muy frenética, pero no acabo de ver a las mujeres dueñas de su propio deseo, sino que en el fondo sigo viendo esa película escrita y dirigida por el patriarcado donde ahora nuestro papel ha cambiado. Si antes era o la esposa o la puta, ahora es todas putas. Es muy estándar.

¿Quizá sea por lo mucho que ha costado derribar el prejuicio de mujer pasiva y hombre activo en el sexo?

Ahora se lleva acostarse con muchos chicos, hacer unos cuantos tríos, acostarse con alguna chica y además ir cambiando de pareja cada semana. Pero sin la exploración de saber si es eso lo que desean, porque tienen menos poder que ellos. ¿Realmente son activas o están cumpliendo el papel que les asigna el porno? No lo sé. El patriarcado ahora les asigna un papel de mucho sexo pero cero implicación emocional. O sea, un sexo de consumo de cuerpos.

Se ha escrito algo sobre los tratamientos hormonales en maternidad, pero muy poco sobre la adopción. ¿Por qué no se aborda con perspectiva de género?

Para una escritora hablar sobre maternidad es rebajarse, entrar en el terreno de las "cosas de chicas" y de las revistas de cotilleo. Y la adopción ha entrado también en eso porque no suele ser la literatura la que nos lo ha contado, sino los testimonios periodísticos. Además, la adopción ha pasado de moda, era algo más común en mi generación.

No sé los motivos exactos. Pero muchos países que estaban abiertos a ella, como China o Nepal, la han medio cerrado o dificultado las condiciones. Supongo que también ha tenido que ver el boom de la gestación subrogada, que me parece absolutamente indignante y que he intentado combatir en el libro mostrando el terremoto personal que es un embarazo y un parto.

Ahora hay más información sobre los países subdesarrollados y la situación de las mujeres allí (o el porqué se les fuerza a abandonar a sus hijos). ¿Genera eso una contradicción con el movimiento feminista?

Creo que es mil veces preferible adoptar a un niño, que es una persona que ya existe y que por las razones que sea no tiene una familia, antes que pagar a una mujer para que geste un hijo, con todo lo que eso implica, para que luego lo venda. Me parece inhumano y éticamente reprobable, y voy a luchar siempre contra esa concepción de la mujer como una especie de máquina de horno industrial.

El joven que acusó al actor Kevin Spacey de una supuesta agresión sexual en un bar retira los cargos

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Kevin Spacey escoltado por la policía a su llegada al tribunal de Nuntucket (EEUU).

Uno de los jóvenes que había acusado al actor Kevin Spacey de agresión sexual ha retirado este viernes los cargos contra él en el juicio civil que se está celebrando en un tribunal de Massachusetts.

El abogado defensor de Spacey, Mitchell Garabedian, ha explicado a los medios que la acusación contra su cliente se ha retirado "de forma voluntaria", según recoge el diario The Boston Herald. Garabedian se ha negado ha hacer más comentarios que este porque el actor aún sigue pendiente de un juicio por vía penal que arrancará el próximo lunes.

El joven, hijo de la periodista de la cadena WCVB Heather Unruh, denunció que en julio de 2016 el actor, galardonado con dos premios Oscar, le había metido la mano en los pantalones en el bar en el que trabajaba en Nantucket, el Club Car. La agresión, según la acusación, incluyó tocamientos e insinuaciones.Los hechos supuestamente ocurrieron cuando el acusador tenía 18 años.

El camarero explicó en su denuncia que Spacey le había comprado varias bebidas alcohólicas –la edad mínima para beber alcohol en EEUU son 21 años–, le habló sobre el tamaño de su pene y le insistió para que el joven le acompañase a su casa. Según su testimonio, Spacey le acarició el muslo y le desabrochó los pantalones, frotando su pene durante unos tres minutos.

Desde que se hizo pública la acusación, Spacey, de 59 años, ha insistido en su inocencia y ha negado que el episodio relatado por el camarero tuviera lugar. "No voy a pagar el precio por las cosas que no hice", aseguró el actor en un vídeo que publicó en sus redes sociales pocas semanas antes de tener que acudir al juzgado a declarar.

Según The Boston Herald, no ha trascendido si se ha cerrado algún tipo de acuerdo extrajudicial entre Spacey y la acusación para la retirada de cargos. El supuesto delito del que se acusaba al actor prescribe esta semana.

El próximo lunes Kevin Spacey tendrá que presentarse una vez más ante los tribunales, esta vez por el juicio criminal que deberá celebrarse por los mismos hechos y por el que el actor se enfrenta a una pena de hasta dos años de prisión

En este caso, los abogados defensores y la Fiscalía continúan su disputa en torno al teléfono del acusado que, al parecer, se habría perdido. Una prueba que la defensa de Spacey considera clave para lograr la exculpación.

En una comparecencia inesperada ante el tribunal el 3 de junio, Spacey defendió su inocencia y sus abogados instaron al juez a que exigiera una copia forense "completa e inalterada" de los datos del teléfono del denunciante, ya que contendría mensajes y fotografías que probarían su inocencia. Además, la defensa consideró que la fiscalía había presentado cargos contra el actor de forma prematura.

En busca del ranking secreto de Tinder: la investigación que destapó que los 'match' no los decides tú

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tinder

Lo que cuenta Judith Duportail (París, 1986) en El algoritmo del amor (Contra) ya lo hemos visto en distopías como la película Langosta o en el episodio de la aplicación de citas de Black Mirror. Ficciones donde los solteros son señalados como el último lastre de la sociedad avanzada y parias a los que confinar 45 días con personas aparentemente afines hasta que consigan una pareja. Felicidad. Perdices. Aceptación.

El problema es que lo que cuenta Duportail no es ninguna alegoría de la soledad, es una realidad que afecta a 57 millones de personas que tienen descargado Tinder en sus smartphones. El ensayo resultante es una mezcla divertidísima de reportaje de investigación, apuntes de psicólogo, datos contrastados con estudios y expertos, citas, mensajes calientes, expectativas rotas y dick-pics.

Todo comenzó en 2016, cuando la periodista francesa trabajaba para Le Figaro y leyó unas declaraciones del CEO de Tinder sobre un ranking secreto basado en sus "notas de deseabilidad". Es decir, el algoritmo de la aplicación de ligues más descargada del planeta puntúa a sus usuarios como en un certamen de Miss Universo y los organiza como en el comedor de un instituto de película yankee.

Duportail se obsesionó tanto con su nota que lo convirtió en una misión periodística. La excusa oficial era que la empresa de Sean Rad engaña a aquellos que se creen que el azar tiene algo que ver en su triunfo amoroso. Pero la verdad era que quería saber a qué mesa pertenecía ella. ¿La de los populares? ¿Los frikis? ¿Los cerebritos del club de matemáticas? ¿Los tristes?

"Su existencia hace diana en el centro de mis angustias y contradicciones, entre el ego y el deseo de ser guapa, y el deseo de que me importe un comino ser guapa. El deseo de seducir y el deseo de que me vean como una persona y no como un objeto. Entre frivolidad y feminismo", escribe en su Viaje a las entrañas de Tinder.

Durante la investigación, Judith se dio cuenta de que no perseguía una simple tabla de Excel, sino que andaba tras uno de los secretos mejor guardados de Silicon Valley. Por decepcionante que parezca, al final del libro no consigue acceder a esa oscura lista de perfiles, pero por el camino descubre cosas del algoritmo y del comportamiento humano que tienen poco que envidiar al guion de Hang de DJ.

La primera versión de sus averiguaciones salió publicada en octubre de 2017 en The Guardian bajo el título Le pedí a Tinder los datos que guarda de mí y me mandó 800 páginas de oscuros secretos. En el artículo, que se convirtió enseguida en uno de los más vistos del periódico británico de aquel año y de los más traducidos -la versión en español se puede leer aquí-, Duportail explicaba cosas como que la app atesora todos los likes de Facebook, las conversaciones con los matches palabra por palabra y las horas de conexión.

Ahí escribe con un tono más aséptico. El libro es una delicia porque incluye estas y otras informaciones aderezadas con pensamientos tránsfugas, episodios de tristeza, masturbaciones mentales y sexuales y los secretos de cómo consiguió algunas de las entrevistas más exclusivas o los datos más blindados de Tinder.

Por ejemplo, ella pudo acceder a su informe de 800 páginas gracias al apoyo de un matemático suizo que ayudó a destapar el escándalo de Cambridge Analytica en las elecciones estadounidenses o que Uber dejaba el geolocalizador de nuestros móviles encendido mucho después de haber acabado la carrera en coche. Junto a Duportail, redactaron una carta a Tinder con el suficiente argot legal como para que entregasen los documentos privados de la periodista con el rabo entre las piernas.

También desvelaba que las mujeres suelen usar Tinder para mejorar su autoestima y los hombres para tener citas o rollos de una noche. "¡Qué mentira tan deliciosa! Dejo que me suba el chute de narcisismo como si me hubiesen metido droga por la vena. ¡Le puedo gustar a un montón de chicos!", escribe Judith sobre su primera incursión en el mundo de las aplicaciones para ligar.

Sin embargo, se reservó para el libro uno de los caramelos de la investigación: que el ranking secreto del que hablaba el CEO se rige según el sistema de "puntuación Elo". Este nivel se otorga a cada individuo en función de su historial de resultados en un ámbito dado y se usa en las clasificaciones de torneos de ajedrez o en la FIFA.

Para ser más claros: el Elo resta puntos si alguien popular en Tinder desliza tu cara hacia la izquierda (rechazo) o si el que desliza hacia la derecha (match) es un perfil mal posicionado en la escala de "deseabilidad". "Cuando se muestra tu perfil a una persona, se te está emparejando contra ella. Si ese contra ti tiene un nivel alto y le gustas, ganas puntos. Pero si tiene un nivel bajo y te ignora, los pierdes", explica El algoritmo del amor.

El hallazgo enfadó sobremanera a Duportail, que empezó a hacerse preguntas. ¿En qué momento, al crear una cuenta, avisa Tinder de que la aplicación se vuelve una competición? ¿Cómo se calcula el nivel? ¿Al principio o a medida del uso? "¿Por qué nadie comprueba si el algoritmo de Tinder respeta nuestra dignidad?", duda Judith. "El que me cuestione la puntuación Elo se inscribe en el movimiento político global del capitalismo de vigilancia", sentencia.

Poco más tarde en el libro, meses de investigación después en la vida real -cambio de ciudad incluido- muchas de estas cuestiones encontraron respuesta. Y no fue una en absoluto esperanzadora: "Si eres una mujer hetero y soltera de más de veintiún años, ocupas la posición más precaria del mercado".

Tras publicar el artículo de The Guardian, una investigadora le hizo llegar el trabajo de fin de máster que presentó sobre la patente de la app. En ella, básicamente Tinder admite que su algoritmo discrimina con crueldad. "Es como llegar a una fiesta y que no tengas oportunidad de ver a todas las personas consideradas demasiado feas, guapas, ricas o pobres", añade Duportail.

Además, detrás de los match se esconde una "lógica patriarcal": un hombre que tiene una buena carrera ganará puntos, mientras que una mujer con la misma formación los perderá. "Tinder se reserva la posibilidad de evaluarnos de forma diferente que a los hombres y todo lo que está en la patente lleva al match a hombres que de alguna forma son dominantes sobre las mujeres: ya sea en términos de dinero, de estudios o de edad", explica la autora a en un vídeo de Loopsider.

El algoritmo también favorece el encuentro entre hombres mayores y mujeres más jóvenes. Una medida del gender-role tradicionalism "con la que se mide el atractivo de una persona a partir de su género y de la diferencia de edad respecto a su opuesto para ofrecer puntos adicionales a los hombres de más edad y a las jovencitas".

¿Y cómo consiguen esto? A través de Rekognition, una inteligencia artificial creada por Amazon para categorizar las fotos, y a través de un minucioso análisis de datos que permiten a Tinder estimar el coeficiente intelectual de sus usuarios, su nivel de escolaridad y su estado emocional general. "Las personas con el mismo nivel de atractivo son más susceptibles de entenderse", reconocen en su patente.

"El servidor matching analiza factores como la media de palabras por frase, el número total de palabras de más de tres sílabas o el número de palabras usadas", continúan. Con todo esto, Judith Duportail aduce que "Tinder decide por mí a quién puedo conocer, tocar, amar. Un poder inmenso sobre mi persona, mi vida y mi cuerpo".

Cada día se producen dos mil millones de matches. La aplicación está presente en 190 países y afirma ser responsable de más de un millón de citas a la semana. Aunque el azar y la distancia deberían estar detrás de ellas, hay factores determinantes que influyen en el éxito, el fracaso e incluso en generar adicción y no querer abandonar nunca ese mercado online.

Tinder se nutre de técnicas sacadas de los videojuegos y de la astucia de los casinos para mantenernos en vilo e inducirnos descargas de dopamina en el momento oportuno. Pese a todo, Duportail no pretende sermonear sobre su uso ni reniega de su utilidad. Al final, el de Tinder es solo un algoritmo más de los que día a día rigen nuestra vida. Desde qué marca de cereales compramos hasta a dónde nos vamos de vacaciones este verano.

Además, según un estudio de Stanford, el 40% de las parejas que nacen en esta app tienden a ser más sólidas. Quizá el truco esté en, como decía Duportail, lanzarse a los brazos de esta mentira tan "deliciosa" que se esconde tras el swipe right.

La lista de actores y actrices mejor pagados evidencia la brecha salarial: ellas cobran 230 millones menos

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Dwayne Johnson y Scarlett Johansson los mejores pagados de Hollywood... con diferencia

La brecha de género entre los actores y actrices de Hollywood sigue sin recortarse. Se ha vuelto a poner claramente de manifiesto un año más al conocerse la lista de los más pagados que publica la revista Forbes.

En el top masculino, el actor estadounidense Dwayne Johnson, conocido como La Roca, es el mejor pagado de Hollywood con 89,4 millones de dólares, por delante de Chris Hemsworth (76,4 millones) y Robert Downey Jr. (66 millones).

El ranking de actrices lo lidera Scarlett Johansson, pero su caché está muy por debajo de lo que cobra La Roca: 56 millones, más de 30 de diferencia. A Johansson le siguen Sofia Vergara (44,1 millones de dólares) y Reese Witherspoon (con 35 millones), todas muy por debajo de los actores que ocupan sus mismos puestos en el top de Forbes.

El total de los 10 actores más pagados suma 544,8 millones de dólares (unos 484,6 millones de euros) muy por encima del total que suman las 10 compañeras de profesión con un mayor caché en la industria cinematográfica: 314,6 millones (279,8 millones de euros), es decir 230 millones de dólares menos, según el ranking que Forbes elabora con datos de 1 de junio de 2018 y el 1 de junio de 2019, antes de impuestos.

Este es el top 10 completo, de actores y actrices, con las respectivas cantidades:

Johnson, que antes de saltar a las pantallas trabajó como luchador en un cuadrilátero, es la cara inconfundible de la secuela de cine Jumanji. Además, ha trabajado en la pequeña pantalla donde protagoniza la serie Ballers en el canal de entretenimiento HBO donde recibe 700.000 dólares por episodio y presenta el programa de entretenimiento "The Titan Games" en el canal NBC.

Como segundo actor más cotizado, Forbes presenta al australiano Chris Hemsworth, conocido por caracterizar al súper héroe Marvel Thor y que ha recibido sus mayores honorarios por la película de Marvel 'Avengers: Endgame'.

En el lado de las actrices, la cabeza de lista Scarlett Johansson percibió, según Forbes, la mayoría de los 56 millones de dólares que le hacen liderar el ranking de la película Los Vengadores.

Tras el estallido del escándalo del Me Too, han sido varias las actrices que también han alzado a la voz ante la discriminación salarial que sufren en la industria, denunciando casos sangrantes. Un ejemplo: The Crown, serie de Netflix en la que se descubrió que Matt Smith recibía un salario mucho mayor que Claire Foy, aunque ella es la clara protagonista.

Otras alzaron la voz antes. Fue el caso de Jennifer Lawrence que en 2015 publicó una carta de denuncia después de que, gracias a las filtraciones de unos correos de Sony, descubriera que sus compañeros de reparto masculinos cobraban más que ella.

"Cuando hackearon a Sony y descubrí la diferencia de sueldo que había en comparación con los afortunados que tienen pene, no me molesté con Sony. Estaba enfadada conmigo misma. Fallé en las negociaciones porque me rendí demasiado pronto. No quería pelear por millones de dólares que, francamente, gracias a dos franquicias, no necesito", afirmaba Lawrence.

El Liceu encomienda su futuro a una 'Turandot' 'techie' y empoderada con estética de "cibervirgen del Pilar"

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Vista de la nueva producción de la ópera

31 de enero de 1994. Sobre las 11 de la mañana la chispa de un soplete cae sobre el telón de terciopelo del Teatro del Liceu. En poco más de dos horas, las llamas lo devoran todo: el escenario, el patio de butacas, los palcos… El señorial Salón de los Espejos se salva milagrosamente de las llamas. También las valiosas obras de arte que los operarios del teatro se apresuran a "evacuar". El gran templo de la ópera barcelonesa, de más de 150 años, es declarado siniestro total.

Cinco años después, en el mismo lugar del corazón de la Rambla, el Liceu renacía de sus cenizas. Era el 7 de octubre de 1999. En el cartel de la reapertura: Turandot, la gran ópera inacabada de Giacomo Puccini que estaba programada en la temporada del incendio y que nunca pudo llegar a representarse.

El teatro estrenaba escenario, patio de butacas, palcos. Pero también se inauguraron mejoras en los sistemas de seguridad, el gran agujero que quedó al descubierto tras el incendio y que no se cobró ningún responsable. Algo más cambiaría en el Liceu para siempre. Esa institución elitista, concebida desde su nacimiento como refugio solo de la burguesía, pasó a ser de golpe un símbolo de la cultura de todos los catalanes bajo el paraguas de las administraciones públicas que se hicieron cargo de la millonaria reconstrucción.

Esta es la fecha que los responsables del Liceu han preferido conmemorar, la del 20 aniversario de la reapertura y no los 25 del desastre. Y lo hacen de la mano de la misma ópera con la que el coliseo lírico abrió sus puertas tras la tragedia y que esta noche volverá a interpretarse y reinterpretarse.

Casi un siglo después de que Giacomo Puccini compusiera esta historia de amor en tres actos huérfana de final, el director de escena Franc Aleu, conocido por su trabajo en la Fura del Baus, la dota de movimiento, videocreaciones, 3D, robots y vestuario luminoso con luces led controladas por wifi.

La propuesta promete. En palabras del mismo Aleu, Turandot se renueva convirtiendo a la princesa de la China milenaria en una especie de heroína que es obligada a venderse al mejor postor con una estética de "cibervirgen del Pilar de dentro de 200 años". El artista visual ha apostado en su primer trabajo como director operístico por una relectura del texto, en la que con "un simple clic" ha cambiado todo el sentido clásico de la obra, que tilda de "descabalgado de esta época" y de ser "el súmmum del machismo". Así, ha creado una Turandot que lejos de ser una sádica es víctima del heteropatriarcado, retrata al protagonista como un acosador, ve a la esclava Liù como la liberada, y a la vez se mantiene fiel a la esencia pucciniana de la creación.

Una obra "futurista" y "high-tech" que es toda una declaración de intenciones para una institución que prefiere mirar hacia delante y que se plantea como uno de sus retos llegar a nuevos públicos a través de nuevos lenguajes.

El Liceu se atreve así con una producción arriesgada e impactante. Según el director general Valentí Oviedo, es una apuesta por la creación y quiere transmitir que el teatro "tiene que gravitar hacia donde gravita la sociedad" y debe expandirse "más allá del dorado y el aterciopelado de estas paredes".

A la vez, señalaba a uno de los lemas que presiden el Salón de los Espejos para explicar cómo viven desde el coliseo la situación actual en Catalunya. Esta noche la clase política catalana está invitada al estreno de Turandot, pero muchos son duda ante la celebración en el Parlament de la moción de censura a la que se somete Quim Torra a petición de Ciudadanos.

"El arte no tiene patria", ha dicho Oviedo señalando la frase situada justo sobre su cabeza. "La función del Liceu es proponer arte y que el arte abrace a todas las personas. Esta frase es el rumbo que mantiene desde su creación", ha continuado, añadiendo que su apuesta siempre es por "la inclusión y no la exclusión".

Esta también será la puesta de largo del nuevo director artístico Víctor García de Gomar, que acaba de llegar al cargo y que definía a Turandot y Liù, las protagonistas de la ópera, como dos "heroínas del manga" que cambian el exotismo chino por una estética "de Blade Runner". "No se pierde la épica, la historia, pero nos acercamos con la actitud de volver a aprender las obras", ha añadido, reivindicando también la ambición de proyección internacional que abordan con ARTE, el canal europeo que retransmitirá el espectáculo como apertura de su temporada de ópera.

Para el 20 aniversario, el Liceu también inaugura fachada, recién remodelada. Según ha explicado el arquitecto Xavier Fabre, el proyecto buscaba recuperar el espíritu de la de 1874, dando importancia a los estucos, rehabilitando las vidrieras wagnerianas de la calle Sant Pau y dotando a la fachada de un sistema de iluminación LED de bajo consumo para dar "relieve" al monumento.

25 años después de que el fuego destruyera todo, el Liceu no quiere seguir sacudiéndose las cenizas. "Un incendio arrasó este espacio físico, pero quedó una chispa creativa muy fuerte que nos ha conducido hasta hoy", aseguraba Gomar. Una chispa con la que el Liceu quiere prender en la sociedad la idea de que la ópera también es cosa del mañana.


La princesa Turandot, Puccini y el 'no es no'

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Imagen promocional de 'Turandot' que se interpreta en el Liceu

La princesa Turandot es bella y cruel. Es vengativa y fría como el hielo. No sabe lo que es el amor ni quiere saberlo.

La princesa Turandot es una esclava del patriarcado. Es obligada a casarse por ley aunque ella no quiere. Esquiva como puede a los hombres que la acechan y carga sobre sus hombros el dolor de una antepasada que fue violada. No sabe lo que es el amor… por ahora.

La protagonista de la obra homónima de Giacomo Puccini está llena de contradicciones. Su canto lo dejó inacabado el compositor italiano en una de sus óperas musicalmente más hermosas, escrita entre 1920 y 1924. Quizá por eso, y por los enigmas que encierra su historia, Turandot ha sido tumbada en multitud de ocasiones en el diván para tratar de desentrañarla.

La historia de Turandot es la de una princesa de la antigua China que rechaza a los hombres atormentada por la sombra de la violencia machista. Solo accede a casarse con aquel que resuelva los tres acertijos que ella proponga. De no acertar, el pretendiente es decapitado. El príncipe Calaf se enamora de la femme fatale hasta la obsesión y acepta el reto. Tras tres actos de continuo rechazo protegiendo su virginidad, que pasan por torturar y propiciar la muerte de una dulce esclava, la princesa de hielo se derrite súbitamente y acepta entregarse a su pretendiente -que unos minutos antes la había despreciado por cruel- ante la alegría de su padre y del pueblo de Pekín. Fin.

Pero este no siempre ha sido el final para la bella Turandot.

En octubre de 1999 el Liceu reabría sus puertas cinco años después de que un incendio destruyera el edificio. Lo hacía con la versión de Núria Espert de esta ópera de Puccini que incorporaba una sorpresa. La actriz y dramaturga despreciaba ese final 'feliz' que Franco Alfano ideó para la obra inacabada, algo propio de "Walt Disney"-como ella misma lo calificó-. Tampoco entendía la precipitada metamorfosis de la protagonista, así que su princesa china se acaba quitando la vida sobre el escenario: prefiere hacerse el harakiri antes que entregarse a un hombre no deseado.

El de Espert partía de los dos desenlaces que había ideado Franco Alfano tras la muerte de Puccini. De la combinación de ambos, surgió esta nueva lectura feminista, y también polémica para algunos. "Mi final también es feliz, porque mi Turandot muere de amor", diría más tarde defendiendo su creación.

20 años después, otra sorpresa espera a Turandot sobre el escenario. Esta vez es el artista audiovisual Franc Aleu el que ha decidido hacerle un "lifting" a la ópera de Puccini. Según explicaba en la rueda de prensa para presentar su creación en el aniversario de la reapertura del Gran Teatre del Liceu, "la música es maravillosa, pero el libreto está descabalgado de la época". Calificando la historia de "sumun del machismo", Aleu continuaba diciendo que esta lectura para él no era "aceptable"; por eso proponía una alternativa.

En ella, Turandot no es la princesa, es "la esclava del sistema patriarcal, obligada a mantener una estirpe cuando ella no quiere hombre". A su vez, Liu, la esclava en la obra, "resulta ser la mujer libre y actúa por libertad". Para Aleu, Turandot es un "objeto a sorteo", acosada por Calaf y que "pringa" y "afecta" a toda la sociedad con su sufrimiento.

En este otro camino que espera a Turandot, como en el de Espert, tampoco se arroja a los brazos de "su acosador". En este otro final, descubre en la libertad que ejerce Liu lo que es el amor, cuando revela al público de forma abrupta que no es una frígida, que sí es capaz de sentir pasión, pero no por ninguno de los hombres que la asedian intentando saltar muros construidos a base de adivinanzas. Así que en los últimos acordes se lanza a besar a la esclava que yace inerte a sus pies.

Reconozcamos que tampoco este es un final muy feliz para la princesa. Ni muy coherente. Partimos de la idea de que es ella es la causante de la muerte de Liu, y del hostigamiento y la tortura que lleva a la esclava a quitarse la vida antes de traicionar a su "amo" (que por cierto no hace nada para impedirlo). Así que a Turandot, cuando decide salir de su armario de hielo, todo lo que le queda para besar son los fríos labios de un cadáver.

Pero su penitencia también refleja la de su propio creador. El recién nombrado director artístico del Liceu Victor Garcia de Gomar explica en las notas al programa que Liu había sido víctima de la conciencia del mujeriego Puccini y que el compositor quiso con este giro mortal reflejar el sacrificio de su criada que se quitó la vida tras ser acusada injustamente por su esposa de haberse acostado con él. En realidad, más tarde se supo que la joven era virgen y que con quién mantenía un romance secreto el compositor era con la madre de la sirvienta.

En ambos desenlaces, el de Espert de hace 20 años y el que se representa ahora, Turandot se mantiene fiel a su "no es no" hasta las últimas consecuencias. Pese a que su padre le empuja a cumplir el "sacramento" después de que el príncipe resolviera los tres enigmas. A pesar de que le ruega a Calaf que se marche lejos, que la deje en paz, que no quiere nada con él ni con ningún otro hombre. Lo repite una y otra vez a lo largo de toda la ópera "no", "no", "no". Lo grita. Suplica. También explica sus motivos: la memoria de una familiar que murió tras ser violada y asesinada por un hombre. Pero aunque no los diera, ¿qué explicación hace falta para entender un 'no'?

"No me gustaría hacer de altavoz de algo que es contrario a mi pensamiento", explicaba el director de escena sobre el motivo que le había llevado a reescribir este desenlace. Una problemática a la que se enfrentan continuamente las obras culturales, y nunca lo hacen exentas de polémica. Desde óperas como Carmen de Bizet, que en su versión alternativa mata a su maltratador Don José, a cuentos infantiles que ahora no se consideran aptos para niños y niñas. ¿Es necesario resignificar estas obras?

"Un acosador que sale victorioso y como un héroe no es aceptable", insistía el creador que añadía que en caso de haberse mantenido fiel al final escrito para la obra de Puccini habría tenido que "poner un cartel pidiendo disculpas".

Aleu no tiene miedo a las críticas. "Si alguien no lo entiende, el problema lo tienen ellos", explicaba, asegurando que su aportación es un leve "clic" que permite que se mantenga una producción "100% pucciniana".

El clic no borra ni una de las contradicciones de la princesa. Pero invita a pensar que quizá el final definitivo de Turandot murió con Puccini en la cama de una clínica, entre los apuntes que dejó esbozados. Que puede ser lesbiana o no. Que puede no querer a Calaf y sí amar a otros hombres. Que puede cambiar de opinión y de sentimientos hacia Calaf. Que puede desear la muerte antes del horror de entregarse a alguien que no desea. Que puede que todo lo que ame sea la libertad de amar que Liu representa. Pero también podemos imaginar otro final feliz para Turandot. Uno en el que la queramos viva, y en el que cuando una mujer diga 'no', simplemente se la escuche.

"Nos han hecho creer que la política mancha la concepción literaria, pero no es así: toda literatura es ideología"

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Marta Sanz

La historia del detective Arturo Zarco, hoy uno de los personajes de culto de la novela negra patria, nunca se planteó como una trilogía. Marta Sanz acababa de quedar finalista en los Premios Nadal con Susana y los viejos. Aquel año el galardón fue para Eduardo Lago con Llámame Brooklyn.

Sanz, que había escrito la autobiográfica La lección de Anatomía y la durísima Amor Fou, que seguiría inédita en España hasta el año 2018, se encontraba ante una disyuntiva vital. "Tenía la sensación de que mi proyecto literario, no me atrevería a llamarlo carrera porque no lo era, no iba a ninguna parte", confiesa a este periódico.

Pero entonces, y como sucede lo que se improvisa, su padre le hizo una oferta que no pudo rechazar. Le dijo: "Hija mía, ¿Y tú por qué no haces como todo el mundo y escribes una novelita negra?". Y así fue: fanática de la novela negra, deudora confesa de la obra de Patricia Highsmith, amante del cine noir y sus descendientes modernos, Marta Sanz escribió Black, black, black, publicado en 2010.

Aquella, por suerte, no era otra 'novelita negra': devino un purgante en nuestro país de un género con demasiados tics heredados . Un revulsivo literario cruel y cáustico protagonizado por un detectivo cuarentón y gay —Zarco—, y su exmujer Paula Quiñones. Dos años después llegaría a las librerías una secuela sui géneros, Un buen detective no se casa jamás (2012). Y ahora llega pequeñas mujeres rojas (2020), los tres publicados por Anagrama, culminación de una trilogía que se ha convertido en un referente esencial de noir español actual.

Han pasado ocho años desde Black, black, black, aunque pequeñas mujeres rojas es muy distinto. ¿Qué ha cambiado durante este tiempo?Black, black, blackpequeñas mujeres rojas

Con Black, Black, Black quería reflejar la pegada política y testimonial que siempre había tenido la novela negra. Y cómo eso había perdido fuerza porque se habían reutilizado demasiado las estrategias retóricas de un mercado muy previsible, donde al lector se le trataba de cliente. Creía que podía escribir desde un lugar distinto, alejado de esa literatura confortable que entiende la cultura solamente como un lugar de ocio, sin ningún afán de intervención en lo real, y no un lugar donde poner en tela de juicio nuestros prejuicios.

Ese fue el catalizador de Black, Black, Black. Era un riesgo literario, pero también un gesto político. Cuando a propósito de Herralde [editor de Anagrama], recupero a Zarco en Un buen detective no se casa jamás, me doy cuenta de que esto era una trilogía cerrada en la que tenía la responsabilidad de dar voz a personajes que habían quedado un poco a la sombra de Zarco.

¿Eso es lo que hace en pequeñas mujeres rojas? ¿darle voz a Paula Quiñones, Luz Arranz...? pequeñas mujeres rojas

Desde el principio la que le saca las castañas del fuego al personaje de Zarco es Paula. Pero además, en las tres novelas ha habido una intensificación explícita de la violencia entre los personajes. La relación de Zarco y Paula siempre se ha planteado desde la perspectiva del amor como relación de poder.

Pero si en Black, Black, Black esa violencia se expresaba a través de un jugueteo, a lo largo de las otras dos novelas esa violencia se radicaliza. Hasta el punto de que esa comicidad inicial se convierte en silencio. Zarco no está, o solamente está en la medida en la que es un fantasma que se ha conseguido meter en las voces de esas personas que piensan en él y le echan de menos. Entre Paula y Zarco hay una violencia terrible, pero también hay una forma de amor que es muy característica de estos tiempos confusos en los que confundimos las relaciones de dependencia y las pasiones con los actos más violentos.

Decía en su ensayo No tan incendiario que "las luchas culturales de la izquierda no se podían circunscribir en nuestro país a conceptos como memoria, república o solidaridad", tótems a los que se vuelve constantemente. ¿Sus novelas son una reacción a esos tótems intocables?No tan incendiario

A ver: yo, a título personal, participo de todos los homenajes, recuerdos y manifestaciones que se hacen por la reconstrucción en nuestro país de la memoria democrática. Porque, como ya he dicho muchas veces, creo que sin esa memoria democrática no tendremos nunca una democracia de calidad. Y creo, además, que cuando estamos hablando del pasado, de Guerra Civil y fosas comunes, de lo que estamos hablando es del hoy. Es la gran cuenta pendiente de la Transición y de aquí es de donde viene toda esa herrumbre que caracteriza el discurso de Vox, que nos puede amargar la vida a muchos y, sobre todo, a muchas.

Pero por otro lado, sí que creo que en mi oficio, que tiene que ver con los relatos y el lenguaje, tengo la responsabilidad de buscar una manera de contar que no sea rutinaria. En ese sentido, intento que el estilo sea ideológico, que no sea tranquilizador. Intento, y esto es fundamental en pequeñas mujeres rojas, que lo extremadamente literario sea lo profundamente político.

En la novela he incluido lo que llamo un 'orfeón de mujeres muertas y niños perdidos'. Cuando aparece, viene acompañado de un paréntesis que dice: "Lea despacio". Esa sugerencia, en los tiempos que corren, es algo político. Frente a la prisa, el vértigo y las fascinaciones que duran 25 minutos, frente a la espectacularidad de las noticias —no digo ya de la literatura—, proponer un tipo de lectura que busque en los sedimentos de la palabra... es política.

Eso me recuerda a Remedios Zafra y algunos de sus ensayos en los que hace una reivindicación política del tiempo, que cada día es menos nuestro, y de aprender a pararse como gesto consciente y político. ¿Cree que, igual que leer despacio, también tenemos que aprender a vivir más despacio?

Me encanta la relación que has establecido con Remedios Zafra. Tengo la sensación de que Remedios y yo, como 'pequeñas mujeres bastante rojas' [ríe], hemos crecido juntas. Es una mujer que tanto en sus ensayos como en sus estupendas novelas ha hecho mucho énfasis en el ojo, en la mirada y su poder en una sociedad ocularcentrista. Así que, de algún modo, los discursos de Remedios están en mis novelas. Estoy muy orgullosa de la hermandad de pequeñas mujeres rojas que creo ver en fantástico trabajo de Edurne Portela, Sara Mesa, Cristina Morales, Cristina Fallarás… creo que las escritoras nos acompañamos mucho y falta que nos hace.

Y respecto a lo que apuntas: ¡claro! Es necesario que volvamos a aprender a frenar. Que leamos despacio, pero también que escribamos despacio. Que no tengamos el gatillo tan rápido, también desde los medios de comunicación. En esa obsesión por la velocidad, probablemente estemos jugando una mala pasada a lo que podría ser una aproximación a cualquier verdad. Y lo hacemos por exigencias del mercado. Lo hacemos porque queremos que nos den un like.

Intento mirar las cosas con cierta distancia. Entiendo que yo ya soy una 'carcamala analógica' y que hay muchas cosas que no llego a procesar bien. Pero igual que me cuido de hacer una crítica radical y absoluta a todo lo que implican las redes y los medios de comunicación en Internet, porque sé que eso sería muy reaccionario, también me niego a tener una visión acrítica y papanatas. La frontera entre libertad y vigilancia cada vez es más delicada. Los comportamientos viscerales son la base del fascismo y de mandatarios como Trump y Bolsonaro. La pérdida del tiempo para el pensamiento y la reflexión puede ser una desgracia para todos y todas. Pero creo, sinceramente, que la literatura va a ser un lugar de resistencia: la literatura que no pase por las exigencias y retóricas del mercado. Ese va a ser un maravilloso lugar de resistencia.

Antes ha mencionado que no quería escribir Black, black, black desde una voz confortable ni desde la cultura como entretenimiento. Usted asegura que en sus textos, forma y fondo son indisolubles. ¿Se ha visto alterada la forma y fondo en la literatura mainstream actual? ¿hemos dejado de escribir con términos feos sobre lo feo para agradar al lector?black, black

Sí, creo que sí. Realmente creo que nos hemos dejado robar el lenguaje, las palabras. Hemos asumido sin ningún tipo de conciencia crítica una especie de ética optimista y positiva, en la que se manejan conceptos que forman parte de una ideología invisible, de la que no se discute, que hemos insivibilizado. Una ideología de mercado. Y cuando escribo novelas, lo que intento hacer es precisamente sacar a la luz esos elementos de la ideología invisible. Todas esas cosas sobre las que ya no hablamos porque ya no hay necesidad de hablar. Y que seguramente son las más terribles para nuestra vida cotidiana.

Por eso creo que el feminismo ha cambiado tanto nuestra forma de ver: porque ha vuelto a activar la consigna de que lo personal es político. Y la consigna de que todo lo que nos parecía natural respecto, por ejemplo, a las violencias sexuales contra la mujer, a la discriminación en el trabajo, a los cuidados y la familia, pues resulta que no lo es tanto.

Nos han hecho sentir que cualquier libro, cuando aborda estas temáticas, se contamina. Es como si la política manchara la sacrosanta ideología de la inmaculada concepción literaria. Pues no, mira, la literatura es ideología. Es más, en las representaciones, en los estilos, en las palabras que utilizamos y no solo en los temas que pretendemos tocar, estamos reconstruyendo la realidad y por tanto asumiendo una postura ideológica.

Hace escasos días se celebró el 8M. En Monstruas y centauras decías que manifestarse es también un ejercicio de memoria colectiva. ¿Ha cambiado algo desde que escribiste aquel ensayo?Monstruas y centauras

Yo creo que hemos avanzado. Creo que estamos construyendo una sociedad en la que tanto hombres como mujeres son sensibles a la brecha de la desigualdad que atañe al género. Y quiero tener la esperanza de que todos y todas entendamos que cuando estamos hablando de la discriminación de las mujeres, estamos hablando también de lucha de clases.

¿A qué me refiero? Uno: a que el feminismo es el discurso corrector del machismo como enfermedad aguda de un heteropatriarcado asentado en un sistema capitalista. Y dos: que la violencia que se ejerce contra el cuerpo de las mujeres, en el espacio público y en los puestos de trabajo… esa violencia que hace que estemos más precarizadas, que se nos pague menos, que nuestra tasa de paro sea mayor, no se puede separar de lo que los voxistas llamarían violencia itnrafamiliar.

Los feminicidios son el resultado de una sociedad económicamente perversa, que genera una serie de costumbres que llamamos el heteropatriarcado. Y cuando se habla de violencia intrafamiliar se pretende excepcionalizar un mal que es sistémico. Quieren convertir en crónica de sucesos lo que es una epidemia —qué palabra más oportuna—, que tiene que ver con nuestra manera de entender quién está arriba, quién está abajo y en manos de quién está el capital. Creo que todo eso lo vamos aprendiendo. Por eso creo que el feminismo está abriendo una puerta a una manera de pensar que estaba olvidada y demonizada por el supuestamente mejor de los mundos posibles.

'¡Ay, campaneras!': el podcast que descifra los dobles sentidos de la copla

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Imagen del episodio #4 de '¡Ay, campaneras!'

La música ha sido una de las píldoras simbólicas que han ayudado a mantener el ánimo durante el confinamiento. El resurgimiento de Resistiré como himno de masas, los DJs de balcón, los festivales de música online o los famosos cantando desde sus mansiones son algunos ejemplos de su poder para despertar sentimientos.

Quizás no todos buenos, pero comentar el mal gusto del pinchadiscos del tercero también ayudó a pasar el rato y la cita a las 20:00 con los aplausos y el Dúo Dinámico pasará a la memoria colectiva como uno de los símbolos de aquellos meses de encierro.

De ese poder de las canciones, en este caso de coplas, para sobrellevar la cotidianidad trata el primer capítulo del podcast Ay, campaneras, creado por Lidia García, también conocida como The queer cañí bot en Twitter, donde tiene miles de seguidores. Desde 2018 divulga en dicha red social sobre copla, feminismo y activismo LGTB+ tirando de memes y mucho humor. Que un género musical tan asociado con el franquismo y la represión despierte la atención de un público masivo es, como poco, sorprendente.

"Jamás pensé que le interesaría este tema a tanta gente y mucho menos que acabaría usándolo también como canal de divulgación más allá del humor… mejor dicho con el humor, ya que no lo abandono nunca", explica a eldiario.es Lidia García. "No sabría hacerlo, qué angustia. Cuando acusaban a Concha Piquer de ser ambiciosa ella decía aquello de 'He tenido siempre mucha vocación pero si no gano dinero, no me divierto'. Ya que no gano un duro con esto qué mínimo que divertirme un poquico, digo yo".

El paso al formato sonoro se produjo durante esas semanas en las que la vida transcurrió de puertas adentro, como tantos otros proyectos culturales. "Lo tenía ya pensado pero te mentiría si te dijera que el confinamiento no tuvo nada que ver. Empecé a grabar un poco para pensar en otra cosa, la verdad", afirma. Hay que tener en cuenta que es un paso 'arriesgado', porque lo visual tiene una importancia vital en el ámbito de la copla y sus intérpretes.

Lidia García es, además de licenciada en Humanidades, investigadora predoctoral FPU en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia. Su tesis trata sobre estética kitsch, imaginario cañí y género en la cultura visual digital, así que por supuesto tenía en cuenta ese factor. A pesar de eso, declara que "el podcast me permite esa cosa reposada de pensar sobre un tema y elaborarlo y Twitter da —además del componente visual— esa inmediatez y esa interacción (casi siempre) tan maravillosa. Es un combo en el que de momento me siento divinamente".

Lesbianismo, meritocracia para salir de pobre, mujeres mandando en el mundo. De primeras parece improbable que las coplas que cantaban las mujeres españolas de generaciones anteriores mientras hacían las labores del hogar contuviesen mensajes encriptados. Pero aquellos cantos de amores despechados y de pasiones encendidas iban más allá.

Pero ¿cómo caer en la cuenta de esos dobles sentidos? A Lidia García se le encendió la bombilla cuando a los 20 años empezaron a preguntarle sobre su amor por la copla con extrañeza. "El tener que explicarte ya te da pie a darle un par de vueltas a la cosa. Yo pensaba 'si de verdad es tan rancio y tan machista ¿cómo puede ser que me apele tanto?'. De ahí a ponerme a escuchar las voces de quienes ya habían andado ese camino de la revalorización del género y su vínculo con las feminidades transgresoras, lo LGBT y lo popular —Martirio, Terenci Moix, Vázquez Montalbán, Carlos Cano, Carmen Martín Gaite…— había solo un paso", sostiene.

De Camarón a Rosalía, el flamenco sí ha conseguido el interés masivo y la fusión con otros estilos. Pero, más allá de Martirio, parece que la copla se ha quedado anclada en el pasado y los artistas no han intentado buscar nuevos públicos. Aunque solo lo parece, porque la copla también ha hecho sus experimentos, algunos de ellos muy recientes.

García ofrece numerosos ejemplos: "desde la copla-yeyé de Encarnita Polo a, como mencionas, Martirio, que es impresionante porque lo ha tocado todo: renovación musical, estética y además ha hecho una labor intelectual inmensa en el sentido de repensar y valorar el género. Pero también tenemos artistas más jóvenes que han experimentado con los contornos de la copla como Concha Buika, La Shica o Diana Navarro, que justamente en su último single Encrucijada versiona en clave trap este clásico de Marifé de Triana".

Como si de reinas se tratase, las folclóricas estrella suelen llevar un título asociado a su nombre. Si Rocío Jurado es La más grande, Lola Flores es La Faraona y Concha Piquer La reina de la copla (lo mismo que Nina Simone es La sacerdotisa del soul y Aretha Franklin La reina). Esos apellidos de diva sugerían una rivalidad entre artistas que la prensa del cotilleo —con personajes como Encarna Sánchez azuzando el fuego— se encargó de difundir, de manera más o menos distorsionada.

Por supuesto había intereses comerciales y conflictos personales pero "el problema es que el foco siempre se ha puesto en el conflicto entre mujeres: la sobrerrepresentación de la rivalidad femenina, no solo en la copla, ha sido una poderosa herramienta del patriarcado para que nos veamos unas a otras como enemigas. Con respecto a lo de los apodos...al final es verdad que sin hipérbole no hay copla", dice García. También deja claro que: "Había sororidad, claro que sí: la amistad de Lola Flores y Rocío Jurado es un ejemplo de ello o el hecho de que cuando fueron a hacer la casa-museo de Marifé de Triana encontraron que conservaba poquísimos vestidos porque había ido regalándoselos a las que empezaban".

Cuesta imaginar a Lola Flores aceptando condiciones laborales injustas o a Rocío Jurado sometiéndose a las órdenes de un manager explotador, precisamente por el esa imagen de divas que proyectaban. Parecían tener más poder sobre sus carreras que otras artistas más o menos contemporáneas. "En el caso de la copla es cierto que el carácter de algunas de las folclóricas jugaba a su favor en ese sentido", cuenta García. 'Temperamentales', 'raciales'… son adjetivos que se les solían aplicar por ser mujeres y del sur pero que al final no apuntan más que a las cualidades que se asocian al éxito y que en un hombre que lo ha alcanzado se dan casi por supuestas: asertividad, decisión, firmeza… En una mujer sorprendían, todavía sorprenden", sostiene la divulgadora.

Teniendo en cuenta todos los aspectos que las definían, si viviesen y estuviesen activas en la actualidad ¿Qué gran artista de la copla podría haberse 'hecho un Rosalía' y haber revolucionado el género? "Bueno, en manicuras y estilismos imposibles la copla ya trae la revolución hecha de casa, también te digo. Fíjate que lo que más me interesa a mí de esto es que muchas de ellas ya hicieron lo de poner el género patas arriba: cuando Rocío Jurado cambió la bata de cola por aquellos vestidos que ponían en jaque a la censura, cuando Lola Flores se arrancó a rapear en Cómo me las maravillaría yo…ojalá tenerlas con nosotros para ver qué opinan del percal, eso sí. Estoy segura de que seguirían siendo las más tremendas".

"La liberación feminista también es luchar contra el racismo, la homofobia y la transfobia"

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Reni Eddo-Lodge vincula la cuestión de raza a la de género, clase y orientación sexual: "Todo está relacionado, porque hay mujeres que son negras, mujeres que son lesbianas, mujeres que son trans y mujeres pobres. No solo sufren discriminación por ser mujeres, sino por su raza, su género o su situación socioeconómica", indica.

Esta periodista británica se ha convertido en un referente de la lucha antirracista y feminista en su país, ha generado debate y también polémica en los sectores más reaccionarios. Cuando la actriz Emma Watson leyó su libro, declaró públicamente su admiración por ella y reconoció que le había cambiado la mirada. Desde entonces han colaborado juntas en varias ocasiones: en el rediseño alternativo de un mapa del metro londinense, colocando en sus estaciones nombres de grandes mujeres o en una entrevista en la que la actriz no escatimó en elogios hacia la escritora.

Todo empezó en 2014, cuando, harta de discutir con personas que negaban el racismo estructural, Eddo-Lodge escribió un post en su blog titulado Por qué no hablo con blancos sobre racismo. De forma inesperada para ella, aquel artículo se hizo viral y abrió un extenso debate que le condujo a escribir un libro con el mismo título. El pasado mes de junio, coincidiendo con el asesinato de George Floyd en Estados Unidos y el auge del movimiento Black Lives Matter, se convirtió en la primera persona negra y británica que encabezaba la lista de ventas en su país.

El libro, multipremiado, acaba de publicarse en España. En él ofrece argumentos contra el racismo y el privilegio blanco, pero también contra el machismo o contra las críticas a la pluralidad en el feminismo. Habla de todo ello con elDiario.es desde su casa en Londres, a través de videoconferencia.

Es muy interesante el concepto que desarrolla en el libro y que denomina 'el miedo a un planeta negro'.

Desarrollé ese concepto cuando la extrema derecha empezó a hablar de los 'riesgos' de los cambios demográficos aquí en Reino Unido, con predicciones que insisten en que los blancos podrían convertirse en una minoría en 2066 y que eso provocaría la pérdida de la naturaleza blanca británica. Quienes provocan este debate son los mismos que dicen que no hay racismo. Si no hay racismo, ¿a qué viene tener miedo a ser una minoría? Plantear ese debate es reconocer tácitamente que hay un gran problema de desequilibrio y de poder en función de las razas.

El ya desaparecido político del Partido Conservador Enoch Powell, conocido por su racismo, articuló ese miedo muy claramente cuando dijo que en el futuro los negros tendrán el poder sobre los blancos y que eso sería una injusticia. Sugería así que los antirracistas estarían buscando la dominación del mismo modo que los blancos han hecho durante siglos.

En vez de admitir que está mal que una raza tenga poder sobre otra, dicen que está mal que los negros tengan poder sobre los blancos, pero no critican lo contrario. A eso me refiero, el miedo a un planeta negro viene de la comprensión de que hay injusticia y piensan que 'esa injusticia está bien siempre y cuando no me pasa a mí'.

¿Qué es el privilegio blanco?

Hay que entender las bases de la estructura en la que vivimos. ¿Qué significa que siempre haya beneficio de la marginación? Por ejemplo: Cuando personas afrobritánicas envían su currículum a una empresa ¿cómo son tratadas en comparación con las personas blancas? Si te rechazan por tu raza o porque tu nombre no suena a blanco británico, eso es el privilegio blanco.

Es el beneficio que se extrae del racismo. Si ciertos sectores buscan marginar a un grupo, ¿por qué lo hacen? No digo que haya una conspiración mundial, pero la marginación estructural tiene un objetivo, porque las oportunidades de algunas personas comienzan con una promoción o un impulso extra. Y eso es injusto y desigual. Si te colocas sobre el cuello de alguien para mirar por la ventana, le provocas sufrimiento y te beneficias de su sufrimiento. Eso es el privilegio blanco.

Dice en su libro que es habitual ver a personas racistas o de la extrema derecha escudándose en la libertad de expresión para defender su derecho a ser racistas. ¿Cómo se ha llegado a esto?

No prestando demasiada atención a las raíces y a las causas de las atrocidades que se han llevado a cabo en nombre del racismo. No yendo al corazón de cómo esas cuestiones pudieron ocurrir. Hace solo unos días fue el Día del Holocausto, y muchas organizaciones judías recordaron que todo empieza con el discurso de odio. Comienza con el discurso de odio, demonizando y marginando. Los judíos no lo olvidan.

Hemos visto los comienzos de la extrema derecha, con sus discursos de odio, en nombre de la equidistancia o del debate. Y lo defienden incluso cuando hemos podido documentar atrocidades a las que este tipo de lenguaje lleva. Soy una escritora, claro que defiendo la libertad de expresión, pero la sociedad debería contrastar y buscar cierto equilibrio para asegurar que la libertad de expresión no conduzca a discursos de odio ni a atrocidades. Debemos tener responsabilidad.

Ahora lo estamos viendo también con la gente que está en contra de los confinamientos, los escépticos contra las restricciones, que ponen en riesgo la vida de la gente en nombre de la libertad de expresión. La semana pasada un hombre aquí en mi país prestó atención a estos escépticos y eso le costó la vida, porque les creyó, salió a la calle, socializó, contrajo el coronavirus y falleció. Esta gente que dice estas cosas en los programas de radio debería sentirse responsables.

Menciona en uno de los capítulos de su libro que algunas mujeres perciben de forma inmediata la desigualdad de género en un acto público, pero que es más difícil que algunas puedan ver como un problema el hecho de que todos los participantes sean blancos.

Hay cierto feminismo con una mirada muy estrecha. En ese sector ellas creen que su liberación es aplicable a todas las mujeres, pero esas mujeres tienden a ser todas blancas. Nuestro trabajo como feministas debe ser ampliar el espectro.

Si creemos en la igualdad y en la justicia, eso tiene que ser para todo el mundo, también para las más desfavorecidas y limitadas por el patriarcado. No solo para mujeres blancas. Ahora se dice que solo se necesita el 50/50 [50% hombres, 50% mujeres], pero no se piensa en cómo es la desigualdad real, cómo se manifiesta en la sociedad.

Habla también en su libro de quienes dicen que la diversidad en el feminismo divide y fragmenta el movimiento. ¿Qué opina de esos argumentos?

Son ridículos, porque lo cierto es que hay mujeres que son negras. ¿Qué deben hacer las mujeres negras? ¿Cortarse a la mitad? No tiene sentido. Esas visiones no tienen en cuenta la diversidad del mundo. Vivo en Londres, cuando salgo de mi casa veo diferentes tipos de mujeres todos los días. El feminismo está en contra de la opresión de género y la explotación, si hay mujeres afectadas por el racismo o por la homofobia o por la transfobia, luchar contra eso es parte de la liberación.

Para mí se trata de una visión estrecha. Eso sí que divide, renunciar a una mirada abierta, negarse a ser un movimiento inclusivo. Es muy divisorio, puede ser elitista y creo que estrangula el potencial del movimiento feminista, limitando la oportunidad de la colaboración y del cruce de trabajos entre comunidades.

Si decidimos limitarnos a un solo tipo de mujeres, ya no es solo mujeres blancas, sino mujeres de clase media también. O, puestas así, centrémonos en la aristocracia y que se joda el resto. No digo que las mujeres con la máxima riqueza y el máximo privilegio blanco no necesiten ser liberadas de la opresión de género, pero si solo nos centramos en ellas, entonces muchas se van a quedar fuera. Por eso necesitamos abrir el punto de partida.

En torno a este asunto, que también forma parte del debate aquí en España, escribe usted de la diversidad de las luchas que hay en la izquierda. Hay quienes dicen que esta diversidad nos divide y nos distrae de lo fundamental y hay quienes sostienen que todas las reivindicaciones suman y están vinculadas de algún modo.

A veces me pregunto dónde vive alguna gente. Porque yo procedo de clase trabajadora, vivo en una ciudad, mi barrio de origen es de clase trabajadora, mi vecino era somalí, había gente irlandesa, teníamos un colega de Polonia. Es decir, es de clase trabajadora pero también multiétnico.

De hecho, cuanto más de clase media se convierte mi mundo, más blancos hay a mi alrededor, en mi círculo social. De donde yo soy, ser negro o negra significa tener muchas más posibilidades de ser clase trabajadora. Muchas más. No solo eso: de donde yo procedo ser de raza negra significa tener más posibilidades de ser pobre o de no tener casa. Los datos y las estadísticas de mi barrio indican que quienes están esperando una vivienda social del Gobierno son sobre todo madres solteras negras. Sufren pobreza, sufren racismo, porque son negras y han crecido en un área marcada por la división de clase y de raza, y también sufren opresión de género, violencia sexual y sacan adelante a sus hijos solas.

Es un error centrarse solo en la cuestión de clase, porque no hay solo una cuestión de desigualdad económica. Si yo fuera capaz de mejorar la vida económica de las mujeres de mi barrio, todavía sufrirían otros riesgos, por ser mujeres o por ser negras. De donde yo vengo, la cara de la pobreza suele ser mucho más negra. Y mujer. No digo que los hombres no sufran la pobreza, sino que en el lugar del que procedo, las mujeres tienen más posibilidades que ellos de ser dependientes y pobres, y si son negras, más aún.

Es decepcionante y limitante sugerir que solo podemos abordar un problema por vez. Esto no significa que todos en la izquierda tengamos que abordar todo, pero sí trabajar entre comunidades y de forma colaborativa. Trabajar juntos.

Hay políticos que reciben una repentina inspiración feminista cuando se trata de estigmatizar a las personas migrantes o a las minorías, sean árabes, musulmanes, extranjeros, etc.

El feminismo debería evitar la tentación de aliarse con este tipo de políticos que instrumentalizan el feminismo en favor del racismo. En el libro me refería a David Cameron, por ejemplo. Hay una tendencia entre cierto tipo de políticos que solo abrazan cuestiones liberales cuando se trata de criticar a 'los otros', a los de fuera, a los diferentes. Es bastante vergonzoso si lo comparamos con el feminismo islámico, que hace un enorme trabajo en las comunidades musulmanas para luchar contra el patriarcado.

Dice en su libro: "No es mi responsabilidad cambiar, es el mundo que nos rodea el que debería cambiar. No es lo mismo decir que queremos ser incluidas que decir que queremos reconstruir tu sistema exclusivo. La equidad está bien como una fase de transición". 

Está relacionado con el debate que existe en muchos países sobre las cuestiones de la diversidad y con aquellos que afirman que las políticas de la diversidad nos distraen de lo esencial, de cambiar el sistema. Para mí liberarse de las estructuras patriarcales significa fundamentalmente cambiarlas, no entrar en ellas y ya. No veo cómo no cambiar estas estructuras puede ser útil para las mujeres, para las minorías.

No veo lógico llamar liberación a que la mayoría de las mujeres sigan encargándose de las tareas domésticas y teniendo doble trabajo. Porque eso, ¿para quién funciona? Para mí el objetivo no es ser incluidas en un sistema que no funciona para la mayoría. Porque creo que poca gente podría ser incluida así. No es justo.

En los últimos años el feminismo ha conquistado muchos espacios pero queda mucho por hacer. Al mismo tiempo se observa una reacción por parte del machismo. ¿Cómo analiza esta contestación al crecimiento del feminismo?

Creo que esto ocurre cuando eres mujer y estás creando un impacto. No creo que todo el mundo vaya a cambiar con el aumento de los debates antirracistas o antimachistas. Habrá gente que diga: "Mira, estas ideas me interesan" y a otros no les gustará el feminismo.

Vivimos en una sociedad plural, pero no quiero que usen la ley, la política o la religión para controlar los cuerpos de las mujeres. O para marginar a gente. Sí, las reacciones continuarán. En mi país es preocupante porque ahora este tipo de posiciones están alcanzando altos niveles del Gobierno. Eso demuestra que el trabajo del feminismo tiene tanto impacto que hay gente que lo considera una amenaza.

Estaríamos engañándonos si quienes luchan por el feminismo piensan que su popularidad fluirá y nadie les pondrá objeción. El feminismo desafía el modo en que la sociedad funciona, y por tanto alguna gente seguirá oponiéndose al movimiento feminista.

¿Cómo ha recibido el éxito de su libro?

No lo esperaba. Veo que siguen surgiendo artículos sobre él, que la gente sigue usándolo para entender cómo opera el racismo. Fue recibido con curiosidad y también con hostilidad por parte de algunos grupos, sobre todo de la extrema derecha. No salgo mucho en debates públicos, procuro tener un perfil bajo. Creo que en general la recepción ha sido ampliamente positiva. La mayor parte de la hostilidad procede de gente a la que no le gusta la idea que sugiere el título pero que no ha leído el libro.

También ha habido críticas que han sido útiles para mí. Por supuesto he seguido debatiendo sobre racismo con personas blancas, porque además aquellas blancas que reconocen el papel del racismo estructural tienen un papel crucial para cambiar las cosas. Existe la sensación de que acabar contra el racismo siempre recae sobre los de más abajo, cuando en realidad el racismo es un problema de las personas blancas.

Dejar la masculinidad tóxica es posible: “Los feministas no están bien vistos, pero quiero ser parte del cambio”

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Dejar la masculinidad tóxica es posible: “Los feministas no están bien vistos, pero quiero ser parte del cambio”

Santiago Feinmann tiene treinta años y, desde que el feminismo empezó a ganar fuerza, se viene dando cuenta de que él, como hombre, también está interpelado por los roles de género. “Son cosas que asumes. En algunos casos son privilegios y en otros mandatos hegemónicos que nos dicen cómo tenemos que procrear o cómo tiene que ser nuestra sexualidad”, explica. El joven es consciente de que esos roles no solo le afectan a él, sino que tienen incidencia en cómo se relaciona con otros hombres y también con amigas o parejas. “Quería identificar mis micromachismos y privilegios, pero no encontraba ningún espacio para trabajarlo de forma segura”, reconoce.

Es por eso que, hace unas semanas, se inscribió en uno de los cursos que ofrece Plural, el centro de nuevas masculinidades que ha impulsado el Ayuntamiento de Barcelona. Se trata de un espacio abierto a toda la ciudadanía para trabajar los roles de género que tanto mujeres como hombres tienen asumidos. El centro se puso en marcha el pasado noviembre con formaciones online y dirigidas a servicios municipales, escuelas o entidades. Pero ahora empieza a ofrecer cursos presenciales abiertos a cualquier persona que resida, trabaje o estudie en la ciudad, independientemente de dónde esté empadronado.

El curso en el que participa Feinmann está pensado para cualquier persona que quiera deconstruirse y, aunque está más enfocado a hombres que a mujeres, el espacio es mixto. De 22 plazas, hay seis mujeres. El resto son hombres de perfiles muy distintos y edades dispares, entre 25 y 60 años. Todos juntos van compaginando formación teórica con debates y experiencias prácticas en las que “se reflexiona y se cuestiona" una construcción de género que, explican, les dice cómo deben pensar y expresarse. "El objetivo es identificar qué aspectos de esos roles son problemáticos y acompañar en el cambio”, explica Martín Fraso, antropólogo y técnico responsable de las formaciones en el centro.

Asegura que, para muchos hombres que quieren deconstruirse y acabar con comportamientos tóxicos, puede ser difícil encajar en el nuevo marco de igualdad de género, que pide cambiar roles y renunciar a privilegios que se tenían muy asumidos. Por eso, son los participantes de los talleres quienes deciden las temáticas y los ejes que más les interesa trabajar. “No se trata tanto de trabajar las violencias machistas desde la reparación, como desde la prevención", explica Esteve Segura, técnico del Área de Feminismos y LGTBI del Ayuntamiento de Barcelona. "Por eso, pensamos los contenidos con los usuarios, para que no haya ningún hombre que quiera deconstruir su masculinidad y no pueda hacerlo”.

La atención a las necesidades de los hombres es clave en el proyecto. “Sin ellos, no podemos avanzar hacia esa sociedad feminista que queremos. Necesitamos hombres formados y más implicados en la igualdad de género, porque no dejan de ser la mitad de la población”, asegura Laura Pérez, cuarta teniente de alcaldía y responsable del Área de Feminismos y LGTBI. A pesar de eso, que los hombres participen de la lucha feminista no siempre está bien visto. “Los varones feministas y con perspectiva de género no están bien vistos, pero quiero ser parte del cambio”, explica Feinmann, quien asegura que estas reticencias pueden venir tanto por parte de hombres como de mujeres.

De hecho, según asegura Begonya Enguix, antropóloga y profesora de los estudios de Arte y Humanidades de la UOC, es normal que muchas mujeres no se sientan cómodas contando con hombres en las filas feministas. “Es lógico no querer besar la mano que te ha pegado", alerta. "Además, también supone tener que vigilar que, a partir de ahora, los hombres no se apropien de esta lucha y lleven la voz cantante”. Aun así, Enguix se muestra a favor de un feminismo incluyente porque, a pesar de que no supondrá que las mujeres tengan menos trabajo, incorporar a los hombres a las formaciones y debates significará que “el género dejará de ser solo una cosa de mujeres”, apunta

“El aliado feminista ya no podrá solo darnos golpecitos en la espalda, sino que le podremos reclamar implicación afectiva y no habrá excusa para esos micromachismos o comportamientos tóxicos”, añade Enguix. Precisamente, el centro Plural se enfoca a ese aliado que, aunque no tenga formación en género, se muestra interpelado por sus reclamaciones. “Nos están llegando personas relativamente sensibilizadas, pero el gran reto es llegar también a aquellas que piensan que estas cuestiones de género no van con ellos”, asegura Pérez. Estos pueden ser tanto aquellos que creen que ya están totalmente deconstruidos, como aquellos que no se sienten interpelados por la lucha por la igualdad.

“Para llegar a ambos, lo ideal es no quedarnos en lo abstracto ni dar lecciones. Hay que bajar el género a cuestiones concretas y explicar cómo se pueden cambiar actitudes del día a día relativas a la sexualidad, la paternidad o las emociones”, explica la socióloga, que considera que un ayuntamiento es la institución ideal para llevar a cabo estas campañas, debido a su capacidad de llegar a toda la población. Por eso, desde Plural se han establecido alianzas con diversas entidades y servicios de la ciudad como Servicios Sociales, escuelas o el Instituto Municipal del Deporte, para trabajar el género de manera transversal.

La atención a hombres es ya una línea política clásica del consistorio de Barcelona, que hace años impulsó el SAH (Servicio de Atención a Hombres), pensado para aquellos que ejercían violencia machista. “Plural continúa este trabajo, también para tratar las masculinidades sin ligarlas necesariamente a la violencia”, matiza Segura.

Para abordar la deconstrucción de manera más amplia, este 2022 se han proyectado 240 actividades, pensadas para la ciudadanía y para grupos cerrados como pueden ser escuelas o, incluso, servicios municipales que quieran ampliar la perspectiva de género, como puede ser la Guàrdia Urbana. El centro cuenta con un equipo profesional de 10 técnicos y tiene un presupuesto anual de 456.000 euros. Asimismo, a Plural se añadirán los grupos de paternidades positivas, que existen como espacio de apoyo desde 2017.

“El feminismo se debe trabajar de manera transversal, poniendo el foco en aquellos lugares donde los roles de género son muy rígidos, como son la crianza o la infancia”, añade Laura Pérez. Se muestra de acuerdo Begonya Enguix, quien considera que la única manera de lograr la igualdad efectiva es interpelar a aquellas personas, a aquellos hombres, que no lo creen necesario. “Es difícil llegar a ellos, pero si las personas que están a su alrededor ya se han formado y deconstruido, pueden ser agentes de cambio y alterar las pautas de relación”, explica la antropóloga, que afirma que, a veces, no reírse de la broma machista de un amigo puede tener mucho más efecto que un congreso feminista. 

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