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The New York Times destapa el largo historial de acoso sexual de un pez gordo de Hollywood

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Es un rey a las sombras de los focos de Hollywood. Ha producido taquillazos como El discurso del rey, The imitation game o Carol, hay directores de la talla de Tarantino que le veneran y actrices que se han referido a él como a un Dios, como hizo Meryl Streep este año en su discurso de los Globos de Oro.

El fundador de la productora The Weinstein Company, Harvey Weinstein, se ha servido de su imperio para mover los hilos de la industria de cine más poderosa del planeta, pero no sería lo único para lo que ha hecho uso de su poder.

The New York Times publicó anoche un artículo con el que llevaba amenazando al magnate durante meses. La cabecera de Manhattan le acusa de décadas de acoso sexual tras recopilar "docenas" de testimonios de los empleados de su compañía y de las víctimas, entre las que se encuentran secretarias del propio Weinstein y actrices de Hollywood.

Según el diario, el productor chantajeó durante 30 años a varias mujeres para que cumpliesen sus deseos sexuales a cambio de un empujón en sus carreras. Ocho de ellas habrían llegado a acuerdos económicos extrajudiciales. Harvey Weinstein ha reconocido algunas de estas conductas en un comunicado remitido esta madrugada al Times.

"Sé que la forma en la que me he comportado con mis colegas durante años ha causado mucho dolor", ha dicho en una muestra de arrepentimiento pública. "Estoy tratando de hacer las cosas mejor, pero sé que aún me queda mucho por recorrer". Pocas horas después anunciaba un descanso al frente de la exitosa productora, justo cuando se empiezan a presentar las películas con posibilidades al Oscar y donde su empresa siempre ha tenido un palco preferente. 

A pesar de admitir que está acudiendo a terapia para "corregir [su conducta] sin rodeos", Weinstein ha dejado el asunto en manos de sus abogados, quienes han anunciado acciones legales contra The New York Times. Confirman que el productor "niega muchas de las acusaciones como claramente falsas" y que la investigación está llena de "declaraciones difamatorias".

De visionario a tiburón sin tacto

Su apuesta por largometrajes que aunasen lo mejor del cine independiente con un potencial para arrasar en taquilla le sacaron del anonimato. La prensa de Estados Unidos le empezó a tratar en los años 80 como a una estrella más de la alfombra roja, alguien a quien entrevistar y de quien exprimir todo tipo de anécdotas con la flor y nata de Hollywood.

A partir de los 90, y con los primeros éxitos de público y crítica como El paciente inglés, Chicago o Shakespeare in Love, empezó a extenderse un retrato menos amable de Weinstein. Apodado como Harvey Manostijeras, sus brutales ediciones de las películas dibujaron una nueva imagen de tiburón empresarial que no respetaba el trabajo de los cineastas. 

Sin embargo, su reputación terminó de empañarse en 2015, tras una denuncia por acoso sexual de la actriz italiana Ambra Battilana. Durante una reunión de trabajo, Harvey Weinstein le habría tocado los pechos y las piernas a la joven, pero la policía investigó el caso y un juez descartó presentar cargos contra el empresario. Para calmar el ruido mediático, la productora presentó un detallado código de conducta en el que incluía varios apartados sobre acoso sexual. 

Tirando de aquel hilo, The New York Times siguió un reguero de extrañas filias conocidas por los trabajadores de The Weinstein Company, quienes afirman que el millonario "escogía a mujeres vulnerables para ofrecerles mejores puestos o diferentes opciones laborales".

Entre los testimonios también se encuentran los de la actriz Ashley Judd, que habría vivido un episodio de acoso con el productor hace veinte años, mientras rodaba El coleccionista de amantes. Al llegar a su hotel para un desayuno de trabajo, Weinstein le abrió en albornoz y le preguntó si podía darle un masaje u observarla mientras se duchaba.

Más recientemente, una de las empleadas afirma que en 2014 también la invitó a su habitación del Beverly Hills Hotel para ofrecerle sexo a cambio de un ascenso. Un año después, su secretaria habría sido coaccionada para darle un masaje desnudo. 

Aunque gran parte de las acusaciones pertenecen a los últimos años, precisamente cuando la compañía alcanzó la categoría de imperio, Harvey Weinstein recalca en el comunicado que, cuando entró en el sector en los años 60, "las reglas sobre el comportamiento en el ambiente laboral eran muy diferentes. Así era la cultura entonces".


Uma Thurman explota contra Harvey Weinstein: "No te mereces ni una bala"

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Hace unas semanas, al ser preguntada por los abusos sexuales de Harvey Weinstein, Uma Thurman controló su rabia y declaró que prefería sentirse "menos enfadada y, cuando esté preparada, diré lo que tengo que decir". En sus palabras se intuía que su reacción iba a dar que hablar, y así ha sido.

Este jueves, la actriz de Kill Bill finalmente rompió su silencio en una publicación de Instagram donde no se limitó a felicitar el Día de Acción de Gracias a sus seguidores. 

Con el mítico fotograma de Beatrix Kiddo al volante de un descapotable, Thurman escribe que, por si no se había notado en su cara, ella también ha sufrido abusos sexuales. La intérprete de Boston es la última en sumarse al movimiento solidario #MeToo (#YoTambién), por el que mujeres de todo el mundo han revelado sus experiencias tras años de vergüenza impuesta por la sociedad. 

"Recientemente dije que estaba enfadada, y tengo unas cuantas razones para ello, #metoo por si acaso no pudisteis intuirlo en mi mirada", comenta con respecto a las declaraciones para el programa Access Hollywood, donde aprovechó para aclarar que "las denuncias de todas esas mujeres son algo digno de elogio". 

"Creo que es importante tomarte tu tiempo y hablar con exactitud, así que, ¡feliz Día de Acción de Gracias a todos! (Excepto a ti, Harvey, y a todos tus retorcidos conspiradores. Me alegro de que te esté ocurriendo lentamente, no te mereces una bala)". Así interpela al hombre que produjo las dos películas de Kill Bill, dirigidas por Quentin Tarantino, y que ha sido acusado por más de 70 mujeres de sobrepasarse sexualmente.

El cineasta, y amigo de Harvey Weinstein, aseguró en una entrevista a The New York Times que "se siente avergonzado" por no haber dejado de trabajar con él. Además, sostiene que "sabía lo suficiente" como para hacer algo más al respecto. "No era información de segunda mano. Yo sabía que él hizo algunas de estas cosas", reveló.

Como las de Tarantino, las declaraciones de Uma Thurman levantaban una gran expetación entre el público por sus famosas colaboraciones. Y, al final, la actriz no solo ha alzado la voz contra el machismo de su profesión, sino que advierte en el post que debemos "permanecer atentos" a más revelaciones en el futuro. 

Salma Hayek denuncia que Harvey Weinstein la acosó y amenazó de muerte

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Dos meses después de que saliesen a la luz las primeras acusaciones contra Harvey Weinstein, la actriz Salma Hayek denunció hoy que el productor la acosó en múltiples ocasiones, la amenazó de muerte y la presionó para grabar escenas de sexo.

En una columna en The New York Times, la actriz mexicana dijo que había tenido que decir "no" a Weinstein cuando le proponía ducharse juntos y se ofrecía a darle un masaje o practicarle sexo oral.

Hayek confiesa que en un primer momento pensó que su testimonio no era necesario, puesto que ya había suficientes mujeres que habían alzado su voz y no creía que su testimonio fuese a cambiar nada, pero finalmente se dio cuenta de que contar su historia sería el único modo de "resolver" ese "capítulo" de su vida.

La actriz define a Weinstein como un "apasionado cinéfilo, un hombre atrevido, un mecenas de la industria del cine, un padre cariñoso y un monstruo" y detalla el infierno que supuso trabajar junto a él en la película Frida en 2002.

La intérprete se pregunta si fue su amistad con importantes figuras como Quentin Tarantino, George Clooney, el director de cine Robert Rodríguez y con quien entonces era la esposa de éste, la productora Elizabeth Avellan, lo que la salvó "de ser violada".

Hayek recuerda cómo en una ocasión Weinstein hizo salir a todo el equipo del set de rodaje excepto a ella, y le recriminó que interpretase a Frida Kahlo con su singular uniceja, ya que esto la hacía menos atractiva y, según él, su única valía como actriz era su "sex appeal", y "no había nada de eso en la película".

Tras esta disputa, el productor le dijo que anularía la película, aunque finalmente aceptó seguir con el rodaje siempre que Hayek accediese a grabar una escena de sexo con la actriz Ashley Judd, que también denunció acoso por parte de Weinstein.

El día que tuvo que grabar la escena de sexo, sufrió un ataque de ansiedad, "por primera y última vez" en su carrera, y empezó a llorar mientras su cuerpo temblaba de forma descontrolada.

"No estaba así porque fuese a estar desnuda con otra mujer. Lo estaba porque iba a estar desnuda con una mujer para complacer a Harvey Weinstein", señaló la actriz.

Hayek espera que su historia sirva para entender "por qué es tan difícil" denunciar y por qué sus compañeras han esperado tanto tiempo antes de hacerlo.

"Los hombres han acosado porque podían. Las mujeres están hablando ahora porque, en esta nueva era, al fin pueden", concluye Hayek.

"Soy actor, negro y español, ¿por qué tengo que hacer siempre de inmigrante?"

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"Buscamos a actores negros para interpretar a dos antagónicos secundarios. Se trata de personajes sin diálogo, de aspecto rígido e intimidante". Esta es la norma entre las agencias de casting españolas que ofertan papeles para personas negras. Nunca son protagonistas y apenas se escapan de estereotipos como el de inmigrante irregular o, como en el ejemplo, de figura secundaria y amenazante.

Las ficciones españolas se enfrentan a una realidad que hasta ahora solo llegaba como un eco de otros países. Los actores y actrices negros empiezan a exigir más visibilidad en el mundo audiovisual y que sus papeles no estén cortados por un patrón de prejuicios. Desde Estados Unidos y Reino Unido se está librando una lucha que recibe sobrada atención mediática en Europa. ¿Qué ocurre en España?

El actor Armando Buika y su socia Pilar Pardo se reunieron con el cineasta Santiago Zannou y otros artistas de renombre para contestar a esa pregunta, pero chocaron contra un muro que nadie se ha molestado en derribar. La diversidad racial que baña las calles no se refleja en las pantallas, y esa falta regresa como un bumerán a la sociedad en forma de racismo e intolerancia. "Estamos hartos de escuchar a las agencias que no hay actores negros en España", comenta Buika a eldiario.es.

Como réplica nació The Black View, una plataforma para potenciar la visibilidad de los actores negros o afrodescendientes y ofrecer herramientas para avanzar hacia una integración real. Será un espacio multitarea que se dedicará a la formación de nuevos talentos, pero también a dar charlas en productoras y escuelas de guionistas, realizar sus propias obras de teatro y colaborar con otras organizaciones internacionales. 

De cero a los Goya

Como veteranos en la industria, Buika y sus compañeros sabían que la primera acción pasaba por tener un buen apoyo institucional. "Mandamos una carta a la Academia de Cine exponiéndoles por qué hemos nacido, cuáles son nuestras inquietudes y extendiéndoles la mano para que, por favor, a partir de ahora haya un poco más de visibilidad", cuenta el actor.

The Black View sugirió en su misiva que sería un buen comienzo que un artista negro entregase un cabezón en la próxima gala de los Goya. A las dos semanas, el director de ascendencia beninesa Santiago Zannou recibió una llamada para presentar uno de los premios. La Academia, presidida por Yvonne Blake, no ha reconocido que esta decisión sea fruto de la carta, pero la organización así se lo ha tomado. "Esto no es ni una pequeña victoria. Estamos muy agradecidos, pero es una carrera de fondo", precisa Buika.

El próximo sábado, Zannou será el primer afrodescendiente en subir como presentador a la tarima de los premios. El cineasta ganó el Goya a mejor director novel por El truco del manco hace casi una década y recibió cuatro nominaciones por Alacrán enamorado, pero desde entonces ningún artista negro ha tenido presencia fuera del patio de butacas.

Tanto el director como el actor aclaran que esto no pretende ser un movimiento de presión como el #OscarsSoWhite de Hollywood. "Para nada quisimos coaccionarles, sino presentarnos. Que sepan que hay un grupo de personas negras con conocimientos y ganas de participar", explica Zannou, también miembro de la Academia de Cine desde 2009.

Ambos tienen buenas palabras hacia la nueva directora de la Academia, de la que Santiago espera "otra forma de actuar, con más atención hacia la complicada situación de los distintos colectivos". The Black View confía en que esos minutos en el atril sirvan como aliciente para directores con una mentalidad más cosmopolita. "Que en sus próximos proyectos quieran pujar por que los actores negros españoles tengan los mismos derechos que los blancos", resume Armando Buika.

"Los negros no pueden hacer de negros"

Por debajo de toda esta corriente descansa un "sentimiento de pérdida de identidad" que atormenta a esos españoles que, aún siendo ciudadanos de su país desde el primer día, se sienten nadando entre dos aguas. Los afrodescendientes consideran indispensable participar más en la vida política y social, pero también en la cultura y las artes, como dejan claro en el festival Afroconciencia.

Allí es donde The Black View se presentará oficialmente al público el próximo día 4 de febrero, en el Matadero de Madrid. Es un evento donde se comparten líneas de acción y se instaura también un ambiente crítico y empoderador. "No venimos en patera ni vamos en taparrabos. Que nos representen así en la ficción genera un bloqueo de oportunidades extraño y triste que vamos a intentar cambiar desde nuestra plataforma", asegura Armando Buika.

El actor tiene una frase favorita para hablar de integración racial en el cine o la televisión: "Un negro no puede hacer de negro". Esa es una batalla que se sigue librando en cada película de época o ficción que narra realidades actuales como la de los temporeros en el sur de España o el tráfico de drogas en Ceuta. Las dos series que han contado con un reparto más diverso en los últimos años han sido Mar de Plástico y El Príncipe, ambas con papeles de 'negros para los negros' y de 'árabes para los árabes'.

"No son conscientes del daño que eso hace a la diversidad y a las distintas comunidades. A los niños árabes les dirán en los colegios que son terroristas y a los negros que son inmigrantes", defiende Santiago Zannou. Además, estos proyectos suelen caer en el error de dar una imagen demasiado occidental y estereotipada de la convivencia entre culturas. En el caso de El Príncipe, como dijo la experta Yasmina Aidi en este periódico, "confunde diversidad con engaños occidentales: nada es lo que parece, menos los moros".

Mar de Plástico, ambientada en diversos pueblos de Almería, se arriesgó al mostrar el racismo y la explotación laboral que en ocasiones sufren los trabajadores en situación irregular de los invernaderos. Pero tampoco hay una negra o un negro doctor, profesor o abogado, "todos son inmigrantes sin papeles", como recuerda Zannou. The Black View también pretende ayudar a pulir esta imagen distorsionada de la realidad y, sobre todo, "darle normalidad".

Buika, Zannou y todos los que forman este nuevo colectivo coinciden en que las artes tienen una cuenta pendiente con la sociedad. El espejo en el que se miran todos los españoles está en sus televisores, revistas y películas de colección. Hasta que ellas no reflejen la convivencia entre culturas sin exotismos ni aderezos dramáticos, la realidad seguirá bebiendo de cuentos de 'blancos para blancos'.

Fox invisibiliza a las mujeres negras en el acto de una película sobre discriminación racial

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Si hoy el hombre es capaz de ponerse en órbita es gracias, en parte, a tres mujeres afroamericanas. Katherine Johnson, Mary Jackson y Dorothy Vaughan fueron borradas de la memoria de la NASA y de los prodigios espaciales de Estados Unidos. Ahora, la película Figuras ocultas ha querido rendir homenaje al trío de matemáticas que cambiaron la historia en los años 60 mientras soportaban la segregación y el machismo en su ambiente de trabajo. 

El filme de Theldore Melfi, distribuido por Fox, se presentó en Madrid el pasado 14 de diciembre con un coloquio llamado "El papel de la mujer en la historia". La productora se había puesto en contacto con una serie de personas para participar en un evento acorde con el mensaje de la película. Sin embargo, una semana después saltaron las alarmas en las redes sociales coincidiendo con la publicación del resumen del coloquio. 

Solo había una persona negra entre todos los invitados por Fox España al acto de la Cineteca. La empresaria valenciana Bisila Bokoko, de ascendencia ecuatoguineana, aparecía en el vídeo junto a periodistas, actrices y presidentas de asociaciones como Paloma López Borrero, Rossy de Palma o la vicepresidenta de CIMA, Juana Macías

"Podría haber sido la oportunidad para que las mujeres negras que vivimos en España expliquemos cuán identificadas nos sentimos con las mujeres de la película. El resultado del clipping te sorprenderá", alertaba Desirée Bela-Lobedde, activista y creadora de la influyente web NegraFlor. La blogera calificó de white washing (tendencia en el cine de otorgar a los blancos papeles de negros) la decisión de Fox España. "Al final parece que cualquiera sabe más que una mujer negra sobre lo que es ser una mujer negra invisibilizada", añadía.

Según Bela, la agencia externa contratada por Fox para organizar el evento tuvo la intención en un primer momento de contar con activistas afro en Madrid. "Me pidieron nombres, les pasé una amplia lista y, el mismo día 14, me dijeron que solo iban a contar con dos periodistas negros. Fox dio prioridad al famoseo", cuenta Desirée. La activista critica que la productora se decantara en nuestro país por el discurso feminista y dejase de lado el racial, que tiene incluso más relevancia en Figuras ocultas

"Me parece un insulto. Desvincularon a toda la población afro y solo hablaban mujeres blancas sobre la importancia de la mujer. No, perdona, la importancia de la mujer negra", defiende Bela. La première en Estados Unidos estuvo liderada por las actrices y Margot Lee Shetterly, autora del libro Figuras ocultas: El sueño americano y la historia nunca contada sobre las matemáticas negras que ayudaron a ganar la carrera espacial.  "No hay color. Mencioné en Twitter a Fox USA para que fueran conscientes de lo que habían hecho en Madrid", explica Desiree. 

Fox: "No era un evento racial"

Por su parte, desde Fox España aseguran que, efectivamente, el evento "no se enfocó para nada hacia un punto de vista racial". "Lo que queríamos para este pase eran representantes femeninas de diferentes empresas, asociaciones e instituciones, independientemente de su raza", afirma Nieves Peñuelas, encargada del departamento de publicidad. "Seguro que en ocasiones hay gente súper interesante que se queda fuera por temas de espacios y/o tiempos, o simplemente por no tener el contacto en ese momento", añade en nombre de la productora. 

Como dicen en Afroféminas, ya que la película Figuras ocultas versa sobre la representatividad, destaca que se obvie ese aspecto en su mismo preestreno. "Es descorazonador sentir de nuevo que reivindicamos sin respuestas ni efectos. No saben lo que es ser una figura oculta, nosotras sí", concluye Desirée Bela. El último ejemplo de que el mecanismo del cine, tenga las buenas intenciones que tenga, sigue suspendiendo en diversidad. 

Las "calculadoras" negras de la NASA 

En los años 40, a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, la NASA se saltó las leyes segregacionistas de Jim Crow para contratar a mujeres negras en el departamento de "calculadoras", como ellos las llamaban. Estaban faltos de personal y tuvieron que hacer excepciones. Estas mentes brillantes llegaban de universidades solo para afroamericanos como el Hampton Institute, la Virginia State University y la Wilberforce University.

Trabajaban para la agencia espacial pero no con la agencia espacial. Utilizaban oficinas, comedores y baños separados por raza (que estaban en peores condiciones y más alejados que los de sus compañeros blancos) y debían ser más eficientes. No disponían de nada más que un lápiz y una libreta para calcular las ecuaciones que lanzarían a los primeros astronautas y pondrían a Estados Unidos por delante de Rusia en la carrera espacial. 

Entre todas ellas, destacaron tres mujeres por su constancia y su brillante talento para las matemáticas: Mary Jackson, Dorothy Vaughan y Katherine Johnson. Esta última fue la única que logró colarse en las reuniones de los ingenieros y fue de vital importancia cuando Kennedy se propuso enviar al hombre a la Luna. Ya antes, Johnson había resuelto la ecuación aeronaútica imposible para que Alan Shepard no saliera ardiendo en una nave.

Sus otras dos compañeras también se ganaron un hueco en la agencia espacial que fue sutilmente borrado de sus anales. Jackson se enfrentó a un tribunal para cursar sus estudios de Ingeniería en la universidad Hampton (solo para blancos) y ganó. Después, cuando había alcanzado el mayor rango para una mujer negra en la NASA, se dedicó a la enseñanza. Por su parte, Vaughan aprendió de forma autodidacta a utilizar el primer ordenador de la NASA y compartió sus conocimientos con el resto de "calculadoras" negras. 

Las dos últimas han recibido este homenaje a título póstumo, pero aún queda Katherine Johnson, que a sus 98 años se encarga de refrescar la mala memoria de la humanidad. 

El estereotipo sexual de la Jezebel o por qué 'España no es país para negras'

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España no es país para actores afrodescendientes. Ni para migrantes que se juegan la vida en concertinas o parejas magrebíes que viajan en metro. España no es país para negros, pero mucho menos para negras.

Es una afirmación arriesgada en una nación que carece de autocrítica y donde "la gente no se considera racista, pero lo es". Los únicos que lo saben son quienes sufren esta discriminación a diario, y además doble en el caso de las mujeres.

La actriz Silvia Albert lo demuestra encima de las tablas con un libreto en el que entremezcla su propia experiencia con la de sus "hermanas". No es país para negras es un monólogo itinerante que acoge el teatro OFF Latina de Madrid y en el que Albert va mudando de piel, de la suya negra a la blanca mayoría de este país, para enseñarnos nuestras vergüenzas.

Tan pronto es ella de niña jugando a la rayuela, como esos señores mayores que le gritan "¡negra, negra!" con desprecio. Es la novia quinceañera de José, blanco y de familia católica, pero también representa a la madre que la cataloga como "de color" y al padre que se ríe de que haya nacido en el País Vasco. Después, en una discoteca, habla en boca de sus amigotes, que dan por hecho que es una Jezebel insaciable por los estereotipos sexuales que pesan sobre las mujeres negras y latinas.

"Para mí esa es la parte más delicada, la de la sexualidad de las chicas negras. Es una herida grande que aún está sin curar. Por suerte, hemos encontrado una forma de representarlo en la que no me siento muy interpelada", confiesa Albert. Utiliza la comedia como bálsamo sin que eclipse ni frivolice el mensaje principal: los amigos de José no son una caricatura, son un reflejo real y preocupante.

Como declaró la periodista Lucía Mbomío a este periódico, la imagen libidinosa y exótica de las mujeres negras desencadena situaciones intolerables que mezclan el racismo con el machismo. Pero No es país para negras incide en muchas faltas más. Por ejemplo, en esas preguntas y comentarios, aparentemente inocentes, pero que tan solo esconden un patrón de prejuicios.

"¿Y tú de dónde eres? Cuando estás hablando con una persona de un color de piel diferente, esa pregunta no es inocente, no es una mera curiosidad. Tú lo que quieres saber es por qué soy negra", diferencia Silvia Albert. Lo mismo ocurre cuando hacen referencia al color carne en los colegios, donde cada vez hay más niños 'no blancos'.

"¿Qué color es el color carne?", dice Silvia confundida mirando su brazo negro en el escenario. Son detalles nada nimios que favorecen la discriminación y cosas peores, como alertaban en Afroféminas. "En ocasiones, al público le cuesta más entender el racismo en estos gestos cotidianos", revela la intérprete.

No más papeles de criadas y prostitutas

La concienciación es una de las materias pendientes en nuestro país, y por eso muchos afrodescendientes escogen la literatura y las artes escénicas para hacer pedagogía. Pero, ¿dónde están las comedias, los dramas y los clásicos protagonizados por actores negros? ¿O las películas y las nominaciones en los Goya?

"Respondo lo mismo que dijo Viola Davis en la gala de los Oscar. ¿Cómo va a haber nominaciones si no hay papeles? Y no vale secundarios o para hacer de relleno. Eso por un lado. Y por el otro, dejar claro no tenemos por qué hacer personajes solo de negros", dice respecto a una profesión que lleva años reclamando más visibilidad. La diversidad racial que baña las calles no se refleja en la cultura, y esa falta regresa como un bumerán a la sociedad en forma de racismo e intolerancia.

Sin ir más lejos, el año pasado sobre estas fechas se lanzaba The Black View, una plataforma de intérpretes para erradicar los estereotipos en la ficción española y apoyar la diversidad. "Soy actor, negro y español, ¿por qué tengo que hacer siempre de inmigrante sin papeles?", reclamaban entonces.

Silvia Albert va a un paso más allá y pide esto sumado a la causa de las mujeres negras y mayores de treinta. "¿Quién me quiere y para qué? Para hacer de prostituta o roles muy concretos de bruja o de limpiadora. Es lo que sucede cuando te sales de los cánones establecidos como yo, que soy negra, gorda y tengo cuarenta años", se lamenta. Por eso No es país para negras es tan relevante; porque pone de relieve la realidad de la doble opresión que tantas veces se intenta desmentir. 

Sin embargo, Albert no pretende esperar de brazos cruzados. Está trabajando para llevar sobre las tablas la historia de las figuras femeninas que han sido borradas de la historia: la poeta Carolina María de Jesús, Wangari Maathai o la calculadora humana Katherine Johnson. Un proyecto que ayudará a los más de dos millones de afroespañoles -según el Alto Consejo de Comunidades Negras- y a todos los migrantes negros a encontrar aquellos referentes que les negaron de niños. 

"Quiero que nuestras hijas y el público tengan un reflejo positivo de quiénes somos nosotras. Si todas las historias son de pobrecitas -que también son necesarias- no es suficiente. Los niños en las escuelas deben poder conocer África y su riquezas, no solo su pobreza", asegura. Hay muy poco espacio, y precisamente por eso no queda hueco para la condescendencia ni el paternalismo.

No es país para negras es la historia de supervivientes, de mujeres poderosas que superaron la brutal colonización, las violaciones, los micro y macrorracismos y el desarraigo en su propio país. Pero sobre todo no es una historia para nosotros, es para ellas, y por eso es aún más obligatoria.

Elena Ferrante y el derecho a ser invisible

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Hubo un tiempo en el que el texto de la contraportada era el único cebo de un libro. Ahora, en plena época Wikipedia, ese pequeño pliegue que nos desgrana la obra y milagros del autor ha comido la tostada a la sinopsis. Como si una foto de tamaño carnet nos fuese a revelar las intrigas y la prosa del que sonríe en lo alto de la columna. El público, aturdido por un constante flujo de estímulos, exige conocer los antecedentes antes que dejarse enamorar por una historia.

Pero a veces ocurren casos excepcionales que echan abajo todos los estatutos del buen best-seller. Según estas líneas no escritas, la promoción se habría convertido en el ménage-á-trois de la literatura moderna. Donde antes el autor dependía de las dotes mediáticas de la editorial, ahora son estas últimas quienes someten a las firmas a un circuito digno del rock and roll. La campaña, ya sea en forma de sofisticado debate o en el cóctel más snob, se cimienta en la imagen del escritor para reservar el espacio más afortunado en las librerías. ¿O no tiene que ser siempre así?

El caso de Elena Ferrante es el gran misterio de la literatura moderna y uno de los ejemplos que desmonta lo anterior. Desde su primera publicación bajo seudónimo en 1992, el fenómeno ha recorrido varios continentes sin necesidad de entrevistas o firmas de libros. Quizá fuese el morbo del anonimato o que había lectores dispuestos a recuperar el sentido romántico de la lectura, pero la autora italiana consiguió a partir de 2014 unos números récord. 

Las librerías de más de cuarenta países veían que la estantería de Elena Ferrante se vaciaba de ejemplares. Un millón de libros en Italia, dos millones y medio en el mercado anglosajón y, en España, la saga Dos amigas vendió más de 100.000 tomos. Son datos que cualquier editorial firmaría con los ojos cerrados y más sin necesidad de invertir en el tour promocional. 

Ahora, el investigador italiano Claudio Gatti ha olfateado el rastro del dinero para desvelar, según él, un misterio que "todos los lectores tenían derecho a conocer". A través de un artículo en The New York Review of Books, Gatti y otros compañeros de Il Sole 24 Ore han revolucionado a los medios y han llenado páginas de periódico con la foto de Anita Raja.

Quienes lo leemos desde la distancia podemos estar molestos a la fuerza o saciados de curiosidad. Pero lo cierto es que en Roma hay una mujer acosada por cientos de cámaras que se apoltronan en la puerta de su casa como si hubiese cometido un crimen. El editor de Elena Ferrante en Italia ha rogado a la prensa que frene el acoso a una persona que está siendo tratada como un miembro de la Camorra. 

"Me gustaría señalar que Elena Ferrante fue la primera en violar la privacidad de Elena Ferrante. Lo hizo con toda la información que ha dado en muchas entrevistas y en [su libro] La Frantumaglia. Excepto los datos falsos, como su madre costurera, sus tres hermanas y su vida en Nápoles. Todo eso eran mentiras", escribió Gatti en la justificación de su artículo. Lo que no decía el periodista es que Ferrante ha defendido constantemente su deseo de permanecer en el anonimato. "Los libros, una vez publicados, pueden y deben prescindir de la persona que los escribió", dijo en una ocasión.

Donde dije derechos, digo deberes

En Lumen, la editorial que publica a Elena Ferrante en español, los teléfonos no paran de sonar para que ratifiquen la noticia. No es ningún secreto que Claudio Gatti no es su persona preferida. "Me da miedo que esta polémica, que baila entre lo deshonesto y lo malicioso, cambie la relación de los lectores con la obra", confiesa la editora Silvia Querini a eldiario.es. La responsable desea leer en la prensa un artículo que no se base en la supuesta desenmascarada, en la razones por las que decidió esconderse tras un alias y en los detalles impertinentes de su vida privada.

¿Cuáles son las consecuencias? ¿Vivimos de verdad en un mundo mejor desde este domingo? "Aquí hablamos de derechos y de deberes como si fueran galletas", opina Querini sobre la justificación de Galli. Piensa que el primer derecho del que escribe es el de firmar como se le antoje, y el del lector el de leer sin censura. "Aquí hay uno que se ha violado claramente, y no es el segundo", dice la editora.

Además este acoso, según Querini, tiene poco que ver con la identidad de quien firma una obra. "También publicamos a Virginia Woolf, Natalia Ginzburg y Elsa Morante, que son autoras de textos estupendos, pero ya no pueden abrir la boca", justifica. Utiliza esos ejemplos para defender una vez más que, cuando el libro habla por sí mismo, el escritor no necesita dar voces para convencer a los lectores.

La captura de lo invisible

La cultura de la literatura moderna no perdona que un personaje público no dé la cara. Solo basta leer a Gatti para ver que descansa todo su argumentario en ese espinoso término. Como es personaje público, tiene que justificar sus ventas. Como es personaje público, debe dejar las ventanas de su casa abiertas para que los paparazzis hagan su labor. Como es personaje público, ha de exponerse a los baños de multitudes de sus fans y a los dardos de sus críticos. 

Pero estas razones se olvidan de aquellos autores que, utilizando su nombre real, preferían mantenerse ausentes de este escrutinio. Las masas tampoco lo aceptaron en este caso. La última cámara que tomó una foto consentida de Thomas Pynchon fue la de la Marina norteamericana en 1955. Después, miles de periodistas espías han intentado descubrir su paradero. Algunos decían que vivía en México, otros que se había retirado a los bosques de New Hampshire como J.D Salinger, pero lo cierto es que vivía como cualquier otro neoyorquino.

Compraba el periódico, daba una vuelta a la manzana, se metía en una tienda de comestibles para comprar el pan y llevaba su propia bolsa de tela. Apasionante, ¿no? La periodista Nancy Jo Sales se colgó una medalla en 1996 por haber localizado a Pynchon después de décadas y haber trazado su ruta diaria en el New York Books. 

La subasta del lote 49 y El arco iris de la gravedad no iban a ser mejores libros ahora que su autor no era un ermitaño de las montañas, ni peores porque se paseara entre cientos de vecinos que desconocían su genialidad. Pynchon cambió de casa y recuperó su capa de hombre invisible, pero por suerte no dejó de escribir. Su último libro, Al límite, fue una bomba editorial también ayudado por ese episodio tránsfuga.

La editora de Lumen desea lo mismo para Elena Ferrante. "Ojalá toda esta pobre polémica terminara con más gente acercándose a sus libros", admite sincera. Pero, mientras tanto, el investigador Gatti ya ha acusado a una mujer de no respetar sus raíces, a su madre, a los italianos y a sus lectores internacionales. Un precio demasiado alto para cualquier invisible. 

Feminismo desde el anonimato, ¿es igual de válida la lucha sin rostro?

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Este año será recordado por las mujeres valientes que salieron a la luz a compartir sus episodios traumáticos de violencia sexual y de acoso. Es un hecho consensuado que va mucho más allá de la portada de la revista Time. Junto a este acto de audacia y exposición pública, aplaudido en todo el mundo, ha surgido un debate no menos interesante entre las feministas.

¿Procede el derecho al anonimato en una lucha que ha mantenido invisibilizadas a las mujeres durante tanto tiempo? ¿Es comprensible el miedo a las represalias? ¿El mensaje pierde fuerza cuando es pronunciado sin rostro, nombre ni apellidos? 

Hay opiniones para todos los gustos, una dicotomía que se materializó este lunes en una mesa redonda del Teatro Español sobre La invisibilidad de las mujeres. La tuitera y columnista Barbijaputa intervino a través de una llamada de voz para explicar por qué ella ha decidido llevar su lucha tras un seudónimo. "Lo hago por las amenazas que recibo. Tengo muchos seguidores y mucha exposición. Me llegan amenazas de todos los colores, desde 'te voy a matar' hasta un vídeo con un cuchillo", explicó.

Manifestó su inquietud por el día en que deba incorporarse a su antigua profesión -azafata de vuelo- y el perjuicio que le pueda acarrear su perfil actual. Ante esto, la periodista María Guerra contestó que "es importante dar la cara". "No me parece que estés dando un gran ejemplo desde el anonimato, y menos cuando hay casi cincuenta asesinadas este año y a otras les pegan...no creo que estés corriendo un riesgo anormal", añadió la directora La Script. 

En la mesa, algunas ponentes defendieron a Barbijaputa, como Cristina Almeida, que destacó que "tener un nombre distinto no es una merma del feminismo". "Me parece más importante lo que ella dice que lo que puedan decir los que la atacan. Sus ideas han marcado un antes y un después", dijo la abogada a título personal.

El del anonimato no es un debate que se limite a las cuatro paredes del Teatro Español. Está en auge especialmente por su uso en Internet y en la cultura, donde hace algunos meses asistíamos al innecesario espectáculo del "desenmascaramiento" de Elena Ferrante. Nos cuesta mucho asimilar que alguien decida desarrollar una profesión o aportar al activismo desde un alias y separando su "yo personal" del escrutinio público. Aunque, muchas veces, no se trata tanto de quién como de qué hable la persona en cuestión. 

"Yo empecé escribiendo con mi nick sobre redes sociales y más tarde di el salto a la opinión política, pero solo me exigían que mostrase la cara cuando incluía perspectiva de género en mis columnas", cuenta Barbijaputa a eldiario.es, donde colabora como columnista. "El problema no es el anonimato. Es lo que digo y cómo lo digo", reflexiona. 

El portavoz de AHIGE (Asociación de Hombres por la Igualdad de Género) admitió en la mesa redonda del Teatro Español que, cada vez que compartía una columna de la tuitera en sus redes, le llovían las barbaridades y los trolls. "Me pasa con ella y con nadie más", aseguró. ¿Hay perfiles con más riesgo que otros? "Hay discursos que granjean más odio, y es normal", piensa ella, aunque añade que "en general, si eres mujer y hablas con seguridad, los tíos se tiran encima".

Sin embargo, pide mantener el foco en la lucha y no arruinarla con el viejo debate de la buena y la mala feminista. "Esto de marcar diferencias lo empezó Pérez Reverte hace mucho tiempo. A unas nos llamaba analfabetas y folclóricas y a otras, que a él le caían bien, feministas de verdad", dice sobre lo que considera "un discurso falaz que se están montando ellos y que no podemos permitir que sea hegemónico".

Luna Miguel defiende la variedad de opiniones, pero se suma a esta petición. "Me parecen debates interesantes si se producen con respeto o si aportan ideas sobre el fondo del debate en cuestión. No podemos pasar del #MeToo al #TúNo", resume.

Ella ha sufrido en su propia piel las consecuencias de luchar contra el machismo con nombre y apellido. "Me he sentido amenazada en la industria editorial española, especialmente por hombres que me han dicho que no volvería a publicar en mi vida, que no me invitarían a más festivales o que estaría acabada como autora", revela la escritora, que incluso llegó a ser censurada por Facebook.

Aún así, "entiendo totalmente y respeto que haya compañeras que decidan ocultar su identidad. Guerrilla Girls, Banksy, Daft Punk o Sia, por ejemplo. ¿Sus mensajes funcionan menos? Para nada. A veces, cuando construyes un personaje de ficción muy potente, ese personaje se convierte en tu nueva y verdadera identidad. ¿Para qué enseñar el DNI, entonces?", concluye la poeta y editora de PlayGround, que también admite haber publicado bajo seudónimo en alguna ocasión.

Al otro lado, una lucha que necesita doble ración de visibilidad: la de las feministas negras y afrodescendientes. Antoinette Torres recordaba en la mesa de debate del Teatro Español que la lucha por la igualdad se olvida muchas veces de las personas que sufren esa doble discriminación. "Nuestra primera opresión es el racismo, no el machismo", decía la directora de Afroféminas.

En este caso, el anonimato no parece una opción. "De hecho, si no estuviese yo en la mesa, este tema no se habría hablado", reprendió Torres a sus compañeras, que contestaron con malestar. Sin embargo, esto precisamente supone un doble peligro para las activistas contra el racismo que plantan cara, y por eso hay muchas, según la periodista y colaboradora de Afroféminas Lucía Mbomío, que prefieren salvaguardar su identidad. 

"Puede venir muy bien que, en según qué luchas, algunas personas asuman esa responsabilidad. Para nosotras es muy importante la visibilidad del mensaje, pero jamás voy a cuestionar a otras compañeras afro que no se muestren ante el público", asegura la escritora. "Al revés, tenemos que protegernos entre nosotras", sugiere Mbomío como punto clave del debate. Porque, como recuerda Barbijaputa, "nos quieren divididas y, si eso ocurre, solo gana el machismo".


Nueve bofetones culturales de 2017 contra las manazas de Weinstein

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Algunos recordarán este año como el de los abusos, el de los depredadores sexuales y el de las "víctimas". Lo recordarán también por un nombre que hasta hace dos meses solo era conocido por los versados en la producción yankee: Harvey Weinstein.

Dos palabras que, junto a me too, se han convertido en el resumen de un año insólito y excepcional para el movimiento feminista.

Aún así, es importante recordar a las mujeres que lucharon durante todo 2017 por desenmascarar a los violadores y a los matones mucho antes que la exclusiva de The New York Times. Basta con hacer un poco de memoria para darse cuenta de que la cultura nos ha regalado momentos de empoderamiento fantásticos desde el pasado enero, y merece la pena rendirles un homenaje. 

Hay series y capítulos, películas de superheroínas y superheroínas terrenales que comparten su experiencia en libros, alguna cantante comprometida y el videojuego que ha fulminado el estereotipo sexual de las mujeres en el mundo gaming. Pasen, lean y aporten, si quieren, sus favoritas en los comentarios. 

1. Capítulo American Bitch, de Girls

En marzo de este año, la serie Girls se despedía después de seis temporadas en las que las que, muchas veces, el feminismo ha brillado por su ausencia. Lo que no quita que fuese el reflejo fiel de una de las generaciones más contradictorias e infantiles de nuestra historia: la millennial. Pero el episodio que nos ocupa fue un paso más allá y habló del acoso sexual como nunca antes se había hecho en la televisión. 

En American Bitch, un famoso y atractivo escritor usa las dinámicas de poder para conseguir que una veinteañera inmadura se meta en su cama sin desearlo. Y, lo peor de todo, que se sienta una furcia culpable después. Fue una decisión arriesgada, pues el debate de Weinstein aún no había llegado a la palestra, pero en la que Lena Dunham abordó sin miedo los límites del consentimiento. El mejor y más valiente episodio de la serie

2. Big Little Lies

La serie feminista del año es, sin duda, El cuento de la criada, que encabezará otra de nuestras listas de lo mejor de 2017. Por eso merece la pena dedicar este espacio a una bomba de relojería disfrazada de Mujeres desesperadas. Big Little Lies apareció sin hacer mucho ruido y mostrando a una cuadrilla de rubias oxigenadas y frívolas que abordan los problemas de la clase alta. Mucho dinero y rivalidad, y pocas amistades.

Lo que el espectador no se espera es que la trama de Nicole Kidman sea una de las representaciones más honestas y brutales de la violencia machista en la ficción. No juzga a las víctimas, sus recaídas o flaquezas, y dispara con toda la artillería sobre los abusadores con pinta de marido perfecto. Las apariencias engañan, y esta fantástica serie es una prueba en sí misma

3. Glow

Y superando el drama, la comedia también ha cumplido su labor. Glow, la serie de Netflix sobre lucha libre femenina, combina muy bien sus virtudes para hacernos pasar un buen rato y darnos una lección sobre la representación de las mujeres y las políticas retrógradas de la televisión Su reparto coral hace gran parte del trabajo: hay protagonistas de todas las razas, tamaños y clases sociales. Aunque hay detalles que nos dividen, aceptamos que es la digna heredera de Orange is the New Black

4. Wonder Woman

Aunque Elena Anaya afirmase rotundamente que Wonder Woman no es una película feminista, no puede negar que sirvió para avivar el debate. Algunos vieron en la cinta de Patti Smith la esperanza del género de superhéroes, donde las mujeres dejaban de ser floreros o acompañantes para liderar la acción -como demuestran las fantásticas guerreras de Temiscira-, mientras que otros aseguraba que ni el físico de la protagonista ni su indumentaria hacían un favor al feminismo en la gran pantalla.

Sea como fuere, Wonder Woman y sus reediciones, como el análisis político de Elisa McLausand, El feminismo como superpoder, han contribuido a reverdecer el movimiento, y eso muchas veces se escapa de las intenciones de sus creadores.

5. Videojuego Horizon: Zero Down

En marzo se estrenaba el juego de Aloy, una paria sin madre que crece en una tribu matriarcal y que se convierte en una guerrera en un mundo postapocalíptico. La ausencia de mujeres fuertes en la historia de los videojuegos es una consecuencia de un sector que tradicionalmente las ha visto como princesas o damiselas en apuros.

Horizon Zero Down se atrevió a dar a las mujeres gamers -que son muchas más de las que algunos piensan- un referente con el que jugar y sentirse cómodas. Un hito que está lejos de solucionar el problema, pero que se merecía su hueco en la lista.

6. La puerta violeta, de Rozalen

Su tercer disco se titula Cuando el río suena... y en él encontramos denuncia, compromiso social y poesía, los genes por excelencia del cantautor. Rozalén canta a las supervivientes de la violencia de género en La puerta violeta, un tema que se basa en la figura de su abuela para explicar la brecha entre la mujer de esa época y de la nuestra. Lo grabó entre las cenizas la Sierra del Segura de Albacete, su hogar, para alertar también sobre la desastrosa huella humana en los montes. 

7. Idiotizadas, de Moderna de pueblo

Desde pequeñas nos han vendido cuentos de hadas en los que la mujer debía esperar a ser rescatada o sometida por un príncipe. En otras palabras, nos han mantenido idiotizadas. La viñetista Moderna de Pueblo hace autocrítica en su libro más comprometido con el feminismo hasta la fecha. De la mano de la Sirenita pescada, Zorricienta y Gordinieves, desaprenderemos lo que nunca deberían habernos enseñado en Disney.

8. Violación en Nueva York

Jana Leo, doctorada, con máster de arquitectura en Princeton y profesora de la Cooper Union University de Nueva York durante siete años, ciudad en la que reside desde 1997, también se adelantó al me too relatando su Violación en Nueva York

Como dicen en esta entrevista, el libro es una mezcla de ensayo socioeconómico y relato de literatura negra, y destila una mirada analítica y honesta respecto al trauma que supuso su agresión, que tuvo lugar en su apartamento de Harlem en 2001. Leo habla con claridad sobre el sentimiento de culpa, la vergüenza y el miedo al linchamiento público durante la denuncia y el juicio. Es un relato necesario en primera persona sobre algo que reconocen millones de mujeres en sus testimonios. 

9. Sexismo cotidiano, de Laura Bates

De un testimonio detallado y terriblemente doloroso, pasamos a otro que consiste en breves punciones repetitivas. "Gracias a papá, hasta los 30 no me di cuenta de que me habían violado varias veces". Este y cientos de entrecomillados más conforman la guía de Sexismo cotidiano de Laura Bates, una famosa activista británica que abrió en 2012 un espacio seguro de denuncia.

Su web recibió el relato de 200.000 mujeres que, más tarde e intercalados con un ensayo sobre violencia machista, se han convertido en el libro más oportuno del año.

Lo mejor y lo peor que se ha escuchado hasta ahora sobre el caso Weinstein

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Tras años de silencios cómplices y rumores ignorados, Hollywood ha hablado. La trama de violaciones y acoso sexual en torno a Harvey Weinstein ha comenzado a extender sus tentáculos hacia todo aquel que haya colaborado alguna vez con su productora, y eso incluye a la mayoría de los actores y directores mejor pagados del planeta.

La primera semana, pocos se atrevieron a alzar la voz en público. Cualquier paso en falso podía ser sinónimo de conchabanza. Pero ahora, dos semanas después y con los editoriales de los medios y la opinión mundial en la bancada de las víctimas, es aún más peligroso no pronunciarse. Así lo ha demostrado la sucesión de comunicados, tuits y entrevistas en las que muy pocos se han permitido el lujo de eludir el tema.

Hay quienes han manifestado compasión por Weinstein y los que no han dudado en hacer extensible su crítica a la cúpula machista de Hollywood. Aún así, las actrices que vivieron ajenas a esos abusos, y que ahora los condenan en público, han sido las peores paradas. No solo Meryl Streep: todas y cada una de las que trabajaron con Weinstein han sido llevadas al paredón. Muchas más que sus homólogos masculinos. 

Ahora que la burbuja de silencio ha estallado, algunas advierten de que solo es el comienzo mientras que otros tiemblan por lo que se les viene encima. Dos caras de una misma moneda que quedan retratadas en los siguientes testimonios: una lista de lo más valiente y lo más inverosímil que hemos escuchado hasta ahora sobre el caso Weinstein.

Lo mejor

La actriz británica y ganadora del Oscar, Emma Thompson, ha sido una de las más contundentes sobre Harvey Weinstein. Le describió como "la punta del iceberg", enfatizando en que hay muchos acosadores en la industria amparados por "una conspiración del silencio". "¿Solo cuenta si se lo han hecho a montones y montones de mujeres, o vale con que se lo hagan a una sola y una única vez? Creo que lo segundo".

Jessica Chastain no necesitó una llamada de su manager para condenar los abusos rápidamente en su Twitter. De hecho, en lugar de escudarse en la incredulidad, ella admitió que fue advertida desde el primer momento de la fama de Weinstein. "Las historias [de acoso] estaban en todas partes. Negarlo es crear un ambiente para que vuelva a ocurrir", escribió en la red social.

También fue la primera en denunciar que los medios de comunicación exigiesen un testimonio solo a las actrices. "¿Qué pasa con los hombres? Quizá teman ver su propio comportamiento reflejado". 

Kate Winslet se negó a agradecer su Oscar por El lector a Harvey Weinstein en 2009. Era una obligación no escrita que rechazó por su comportamiento en el rodaje. "No tiene nada que ver con acoso sexual, por suerte para mí. De alguna forma esquivé esa bala", dijo hace poco.

En la línea de Chastain, la actriz reconoce que conocía las historias de acoso, que las ignoró "esperando que fuesen rumores" y que ahora le indigna su propia actitud: "Quizá hemos sido todos unos ingenuos".

Mark Ruffalo fue el único de los 25 actores mejor pagados de Hollywood que accedió a dar su opinión cuando el escándalo salió a la luz. En una entrevista con Channel 4, aplaudió tanto la valentía de las mujeres que han hablado como a quienes en su día tuvieron que callar. "Estamos viendo cómo somos y cómo funcionan las cosas de verdad. Y es el momento de tomar una decisión sensata al respecto".

La mejor forma de conocer la posición de Lena Dunham sobre los abusos de Weinstein es leer su carta abierta en The New York Times. Ahí entona el mea culpa por haber desoído los rumores y dispara contra quienes siguen trabajando con Woody Allen o Polansky y perpetuando la falta de credibilidad de las víctimas. Algo parecido a lo que hizo en un episodio de su serie Girls, donde mostró el acoso sexual como nunca antes en la televisión.

La actriz de Embrujadas es la mujer que ha llevado la campaña más brutal en contra de su presunto violador, Harvey Weinstein, desde la publicación del Times. Tampoco tembló al acusar a Ben Affleck de silenciar los actos criminales del productor.

Rose McGowan es una de las 30 mujeres que revelaron su testimonio al periódico y asegura que, en su día, recibió amenazas tras la agresión. "Me pusieron en la lista negra solo por comentarlo internamente".

Christian Slater ha trabajado en tres películas con Harvey Weinstein y, aun así, fue de los primeros hombres en publicar "algunos pensamientos" por Twitter. El actor fue especialmente crítico con el género masculino "que vive sin desafiar sus ideas distorsionadas del bien y el mal". El protagonista de Mr. Robot lanzó también una petición de compromiso "a utilizar nuestro privilegio como plataforma".

La protagonista de Westworld también llevo hace unos meses a primera plana su historia de violencia machista. Ahora, para dar su opinión sobre Weinstein, Evan Rachel Wood ha publicado un vídeo en YouTube donde desgrana en dos minutos cómo es sentirse violada e inferior al atacante. "Porque ir contra la persona que te agredió tiene sus consecuencias. Es algo terrorífico por lo que pasar".

Lo peor

Woody Allen espera que el caso Weinstein no lleve a "un ambiente de caza de brujas, donde por guiñar el ojo a una mujer en la oficina tengas que llamar de repente a un abogado", dijo en unas polémicas declaraciones. El cineasta también ha sido acusado por su hija adoptiva, Dylan Farrow, de abusos sexuales cuando ella tenía siete años, aunque siempre ha negado los hechos.

Mientras que Allen reservó algunas palabras para las víctimas, Oliver Stone se mantuvo férreo en su defensa a Weinstein. "Creo que un hombre no debería ser condenado por un sistema de justicieros. Y no es fácil por lo que está pasando tampoco", afirmó el director de Platoon y Snowden, tachando de "chismorreos" los testimonios de docenas de mujeres.

Poco después, la actriz Patricia Arquette reveló que tuvo hace años un "encuentro raro" con Stone, en el que le propuso un papel de contenido "muy sexual".

La diseñadora de moda, y buena amiga de la mujer de Harvey Weinstein, no dudó en hacer responsables a las víctimas por "ir pidiéndolo". Donna Karan recomendó hacer autocrítica y no ir por delante "con toda la sexualidad y sensualidad". "Usted mira hoy en todo el mundo cómo se visten las mujeres y lo que están pidiendo con solo presentarse de la manera en que lo hacen. ¿Qué están pidiendo? Problemas", añadió para retractarse después.

El director y guionista Paul Schrader lanzó una crítica a Weinstein en su Facebook, pero no por violador, sino por pésimo montador de películas. "Por supuesto que sabía que era un gánster sexual, pero no es eso lo que más me ofendía de él", dijo para seguidamente introducir una pataleta sobre la edición de su película The Canyons

La actriz de Blossom y The Big Bang Theory quiso lanzar una luz de feminismo sobre el caso Weinstein y terminó consiguiendo lo contrario. El artículo de Mayim Bialik en The New York Times es una sucesión de críticas condescendientes hacia la actitud de las mujeres en Hollywood.

"Es mejor reservar la sexualidad para nuestra vida privada. Visto con modestia. No flirteo con hombres como norma", escribió Bialik, en contra de "las jovencitas con ojos de conejita y labios carnosos".

La que fuera niña prodigio de Hollywood, Lindsay Lohan, colgó un vídeo en Instagram en el que declaraba que "no es justo lo que está pasando. He trabajado con él y nunca he vivido una situación semejante. Creo que la gente debe parar, esto está mal". No solo eso, sino que después embistió contra la esposa de Weinstein, Georgina Chapman, por solicitar el divorcio: "Tendría que apoyarlo".

Matt Damon, acusado junto a Ben Affleck de amenazar a una periodista que pretendía publicar los escándalos sexuales de Weinstein en 2003, ha hablado contra él. Eso sí, usando el manido argumento de que los hombres deberían ser cuidadosos con las mujeres por respeto a sus "hermanas, hijas y madres". "Como padre de cuatro hijas, este comportamiento depredador es el que me mantiene insomne".

Por último, las esperadas declaraciones del presidente de Estados Unidos sobre el tema no han decepcionado. Donald Trump, lejos de condenar los abusos, se ha mostrado impertérrito y breve: "Conozco a Harvey desde hace muchos años. No estoy para nada sorprendido", dijo a los reporteros en la Casa Blanca.

Aunque puede que el hombre que se jactó de "agarrar coñitos", y que continúa siendo la persona más poderosa del planeta, no sea el mejor ejemplo para dar lecciones de respeto e igualdad. 

'La forma del agua' y Guillermo del Toro lideran las nominaciones a los Globos de Oro 2018

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La Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA) ha desvelado este lunes las nominaciones para la 75 edición de los Globos de Oro. La actriz de Doce años de esclavitud, Alfre Woodard, ha subido al estrado junto a Garrett Hedlund, Kristen Bell y Sharon Stone para anunciar las candidaturas desde el hotel Beverly Hilton de Los Angeles.

La gala de entrega, que tendrá lugar el próximo 7 de enero y contará de nuevo con Jimmy Fallon como maestro de ceremonias, podrá coronar a La forma del agua, Los archivos del Pentágono (The Post) o Three Billboards Outside Ebbing Missouri, que parten como favoritas al contar con el mayor número de nominaciones.

Mejor película - drama

Call me by your name

The Post

La forma del agua

Three Billboards Outside Missouri

Dunkerque

Mejor película - comedia o musical

The disaster artist

Get Out

The Greatest Showman

Lady Bird

Yo, Tonya

Mejor director

Guillermo del Toro, por La forma del agua

Ridley Scott, por All The Money in the World

Christopher Nolan, por Dunkerque

Steven Spielberg, por The Post

Martin McDonagh, por Three Billboards Outside Ebbing Missouri

Mejor actor - drama

Timothée Chalamet, por Call Me by Your Name

Daniel Day Lewis, por Phantom Thread

Tom Hanks, por The Post

Gary Oldman, por Darkest Hour

Denzel Washington, por Roman J. Israel, Esq.

Mejor actor - comedia o musical

Steve Carrell, por Battle of the Sexes

Ansel Elgort, por Baby Driver

James Franco, por The Disaster Artist

Hugh Jackman, por The Greatest Showman

Daniel Kaluuya, por Get Out

Mejor actriz - drama

Jessica Chastain, por Molly’s Game

Sally Hawkins, por La forma del agua

Frances McDormand, por Three Billboards Outside Ebbing, Missouri

Meryl Streep, por The Post

Michelle Williams, por All the Money in the World

Mejor actriz - comedia o musical

Judy Dench, por La reina y Abdul

Helen Mirren, por The Leisure Seeker

Margot Robie, por Yo, Tonya

Saoirse Ronan, por Lady Bird

Emma Stone, por Batalla de Sexos

Mejor actor de reparto

Willem DaFoe, por Florida Project

Armie Hammer, por Call Me By Your Name

Richard Jenkins, por La forma del agua

Christopher Plummer, por All The Money in the World

Sam Rockwell, por Three Billboards Outside Ebbing, Missouri

Mejor actriz de reparto

Mary J. Blige, por Mudbound

Hong Chau, por Downsizing

Allison Janney, por Yo, Tonya

Laurie Metcalf, por Lady Bird

Octavia Spencer, por La forma del agua

Película animada

El bebé jefazo

El pan de la guerra

Coco

Ferdinand

Loving Vincent

Película extranjera

Una mujer fantástica (Chile)

En la penumbra (Alemania)

Loveless (Rusia)

The Square (Suecia)

Primero mataron a mi padre (Camboya)

Mejor guión

Guillermo del Toro, por La forma del agua

Greta Gerwig, por Lady Bird

Liz Hannah y Josh Singer, por The Post

Martin McDonagh, por Three Billboards Outside Ebbing Missouri

Aarron Sorkin, por Molly's Game

Mejor banda sonora

Carter Burwell, por Three Billboards Outside Ebbing Missouri

Alexandre Desplat, por La forma del agua

Johnny Greenwood, por Phantom Thread

John Williams, por The Post

Hans Zimmer, por Dunkerque

Mejor canción

Home, de Ferdinand

Mighty River, de Mudbound

Remember Me, de Coco

The Star, de The Star

This Is Me, de The Greatest Showman

Globos de Oro 2018: la alfombra negra contra el acoso

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No nos sorprenderá. La próxima edición de los Globos de Oro 2018, que se entregan en la madrugada del domingo 7 de enero, va a estar marcada por el escándalo del acoso sexual contra las mujeres destapado en Hollywood tras el caso Harvey Weinstein. Nada volverá a ser igual, o al menos, esperamos que así sea.

Ya son varias las actrices (y actores que las apoyan) que han confirmado que vestirán de negro para visibilizar su protesta. Con la opinión pública en shock por la enorme cantidad de agresiones sexuales que han salido recientemente a la luz, el mundo del espectáculo despliega una alfombra roja de luto.

La iniciativa se enmarca dentro de un nuevo movimiento bautizado como Time's Up, en el que más de 300 mujeres de Hollywood, entre ellas actrices como Reese Witherspoon, Jennifer Aniston y Eva Longoria, además de Meryl Streep, han lanzado un fondo de defensa legal destinado a ayudar a mujeres con menos recursos que ellas a defenderse de posibles abusos sexuales en el entorno laboral. 

Su campaña incluía un llamamiento para que las mujeres alzaran la voz en la alfombra roja de los Globos de Oro vistiendo de negro.

Eva Longoria explicaba al New York Times el porqué de esta iniciativa. "Este es un momento para la solidaridad, no un momento para la moda", aseguraba la actriz, que añadía que durante "años hemos vendido estos premios como mujeres, con nuestros coloridos vestidos, nuestras caras bonitas y nuestro glamour. Esta vez la industria no puede esperar que subamos y nos demos la vuelta. No se trata de esto en este momento".

No será solo cosa de mujeres. La estilista Ilaria Urbinati, que trabaja con actores como Dwayne Johnson La Roca o Bradley Cooper, confirmaba que los hombres a los que vestirá en la gala también vestirán de negro en solidaridad con sus compañeras.

Pero el movimiento no ha quedado libre de polémica. La actriz Rose McGowan, que acusó a Weinstein de haberla violado, llamó hipócrita a Streep por unirse ahora a esta protesta contra las agresiones sexuales tras haber trabajado en el pasado con el productor.

"Actrices como Meryl Streep que felizmente trabajaron con 'el cerdo monstruoso' (en referencia a Weinstein) van a vestir de negro en los Globos de Oro como protesta silenciosa. Vuestro silencio es el problema (...). Desprecio vuestra hipocresía. Quizá deberíais todas vestir Marchesa", señaló en alusión a la firma de moda fundada por Georgina Chapman, exmujer de Weinstein.

En un largo comunicado, Streep respondió a estas críticas.

"Duele ser atacada por Rose McGowan (...) quiero hacerle saber que no conocía los crímenes de Weinstein, no en los años noventa cuando la atacó ni en las décadas posteriores cuando procedió a atacar a otras", dijo Streep.

"No lo sabía. No aprobé tácitamente la violación. No lo sabía. No me gusta que las mujeres jóvenes sean agredidas. No sabía que esto estaba sucediendo", añadió.

Los discursos más esperados

La protesta no quedará en el vestuario. Los discursos reivindicativos serán el plato fuerte de esta respuesta conjunta del mundo del espectáculo contra el machismo. De hecho, según recoge la revista People, algunas mujeres ya han manifestado que los discursos son una forma más potente de mostrar su postura "en lugar de distraer de lo verdaderamente importante con el mandato de vestir un color en particular". 

El cómico Seth Meyers, que será el maestro de ceremonias, tiene el reto de abordar un tema dramático también desde una perspectiva humorística y a la vez combativa. "Hola, mi nombre es Seth Meyers, soy el anfitrión de los Globos de Oro de este año y… ¡tenemos mucho de lo que hablar!", afirmaba en la promo para televisión en lo que era toda una declaración de intenciones. 

Los gestos reivindicativos no son algo nuevo en las ceremonias del cine en Hollywood.  Meryl Streep cosechó grandes aplausos con su combativo discurso contra Trump en la anterior edición de los Globos.

En los últimos Óscar, varios artistas desfilaron con lazos azules en apoyo a la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU), una de las organizaciones más beligerantes contra las medidas de Trump.

En 2016, la temporada de premios estuvo marcada por la campaña "Oscars so White" (Óscars demasiado blancos), que denunció que por segundo año consecutivo no había intérpretes nominados en los premios de la Academia de Hollywood, y que motivó un boicot a la ceremonia de artistas afroamericanos como Will Smith, Jada Pinkett Smith o Spike Lee.

La forma del agua, la gran favorita

La gala de entrega podrá coronar a La forma del agua, Los archivos del Pentágono (The Post) o Three Billboards Outside Ebbing Missouri, que parten como favoritas al contar con el mayor número de nominaciones.

Este es el listado completo de películas nominadas:

Mejor película - drama

Call me by your name

The Post

La forma del agua

Three Billboards Outside Missouri

Dunkerque

Mejor película - comedia o musical

The disaster artist

Get Out

The Greatest Showman

Lady Bird

Yo, Tonya

Mejor director

Guillermo del Toro, por La forma del agua

Ridley Scott, por All The Money in the World

Christopher Nolan, por Dunkerque

Steven Spielberg, por The Post

Martin McDonagh, por Three Billboards Outside Ebbing Missouri

Mejor actor - drama

Timothée Chalamet, por Call Me by Your Name

Daniel Day Lewis, por Phantom Thread

Tom Hanks, por The Post

Gary Oldman, por Darkest Hour

Denzel Washington, por Roman J. Israel, Esq.

Mejor actor - comedia o musical

Steve Carrell, por Battle of the Sexes

Ansel Elgort, por Baby Driver

James Franco, por The Disaster Artist

Hugh Jackman, por The Greatest Showman

Daniel Kaluuya, por Get Out

Mejor actriz - drama

Jessica Chastain, por Molly’s Game

Sally Hawkins, por La forma del agua

Frances McDormand, por Three Billboards Outside Ebbing, Missouri

Meryl Streep, por The Post

Michelle Williams, por All the Money in the World

Mejor actriz - comedia o musical

Judy Dench, por La reina y Abdul

Helen Mirren, por The Leisure Seeker

Margot Robie, por Yo, Tonya

Saoirse Ronan, por Lady Bird

Emma Stone, por Batalla de Sexos

Mejor actor de reparto

Willem DaFoe, por Florida Project

Armie Hammer, por Call Me By Your Name

Richard Jenkins, por La forma del agua

Christopher Plummer, por All The Money in the World

Sam Rockwell, por Three Billboards Outside Ebbing, Missouri

Mejor actriz de reparto

Mary J. Blige, por Mudbound

Hong Chau, por Downsizing

Allison Janney, por Yo, Tonya

Laurie Metcalf, por Lady Bird

Octavia Spencer, por La forma del agua

Película animada

El bebé jefazo

El pan de la guerra

Coco

Ferdinand

Loving Vincent

Película extranjera

Una mujer fantástica (Chile)

En la penumbra (Alemania)

Loveless (Rusia)

The Square (Suecia)

Primero mataron a mi padre (Camboya)

Mejor guión

Guillermo del Toro, por La forma del agua

Greta Gerwig, por Lady Bird

Liz Hannah y Josh Singer, por The Post

Martin McDonagh, por Three Billboards Outside Ebbing Missouri

Aarron Sorkin, por Molly's Game

Mejor banda sonora

Carter Burwell, por Three Billboards Outside Ebbing Missouri

Alexandre Desplat, por La forma del agua

Johnny Greenwood, por Phantom Thread

John Williams, por The Post

Hans Zimmer, por Dunkerque

Mejor canción

Home, de Ferdinand

Mighty River, de Mudbound

Remember Me, de Coco

The Star, de The Star

This Is Me, de The Greatest Showman

Lee aquí los nominados en las categorías de televisión, con Feud y Big Little Lies a la cabeza

James Franco, acusado de acoso sexual por tres actrices tras ganar el Globo de Oro

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Horas después de que James Franco se alzara con el Globo de Oro a Mejor Actor de comedia o musical por The Disaster Artist, varias actrices expresaron su indignación en las redes sociales afirmando haber sido víctimas de acoso sexual por parte del actor californiano.

Tras una ceremonia marcada por las protestas contra el abuso sexual en Hollywood, la actriz Ally Sheedy publicó varios mensajes en Twitter en los que dejaba ver que había sido acosada sexualmente por Franco con el que trabajó en la obra de teatro The Long Shrift, que supuso el debut del actor en 2014 como director en el circuito off-Broadway, teatro de corte independiente. Más tarde eliminó los tuits de la cuenta.

"¿Por qué un hombre es el maestro de ceremonias? ¿Por qué se permite a James Franco entrar? Dije demasiado. Buenas noches, os quiero"

"James Franco acaba de ganar. Por favor nunca me preguntéis por qué dejé la industria del cine y la televisión", añadió Sheedy.

Por su parte, la actriz Violet Paley también acusó a Franco a través de la red social, donde recordó que el actor trató de mantener relaciones sexuales con una menor de edad.

"Bonito pin #Timesup James Franco. ¿Te acuerdas de la vez que me bajaste la cabeza hacia tu pene en un coche? ¿O la otra vez que le dijiste a mi amiga que fuera a tu hotel cuando tenía 17 años después de que te hubieran pillado haciendo lo mismo con otra chica de la misma edad?", afirmó la intérprete.

La actriz Sarah Tither-Kaplan también criticó que Franco luciera en la solapa de su chaqueta el pin con el logo Time's Up creado por las actrices de Hollywood para luchar contra el acoso sexual.

"Hey James Franco, bonito pin #timesup en los Globos de Oro, ¿te acuerdas de hace unas semanas cuando me dijiste que mi desnudo completo en dos de tus películas por 100 dólares al día no era explotación porque firmé un contrato? ¡Se acabó el tiempo de eso!", escribía la actriz de The Long Home.

Los vestidos y trajes de color negro inundaron la alfombra roja de la 75 edición de los Globos de Oro, reflejo del movimiento Time's Up, cuyo objetivo es denunciar el acoso sexual a las mujeres en Hollywood.

Tras el escándalo por las acusaciones de abuso sexual contra el productor Harvey Weinstein y la campaña "Me Too" (yo también), que señaló también a Dustin Hoffman, John Lasseter o Brett Ratner, se esperaba esta alfombra roja como la primera gran protesta pública contra el acoso en Hollywood a las mujeres.

Los hombres también se unieron a esta reivindicación luciendo un pin en la solapa, como fue el caso de James Franco. 

Todos los escándalos de acoso sexual destapados tras el caso Weinstein

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Harvey Weinstein

El diario The New York Times destapó a principios de octubre el largo historial de delitos sexuales de Harvey Weinstein, el productor de El Señor de los Anillos o Pulp Fiction, entre muchas otras películas. Casi todo Hollywood sabía de la conducta sexual del magnate y a la primera acusación le siguieron muchas otras de las actrices Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Emma Thompson, Romola Garai, Rose McGowan, entre otras. En definitiva, una larga lista de intérpretes que decidieron unir fuerzas para destapar al corrompido empresario.

La Academia de Hollywood terminó expulsándolo. Después se supo que un "ejército de espías" lo ayudó a extender su red de influencia. Los temores de Woody Allen, quien dijo que comenzaba una "caza de brujas" con el caso Weinstein, se habían confirmado. Fueron muchos los que opinaron, tanto a su favor como en su contra; y algunos como el director Quentin Tarantino reconocieron que tendrían que haber hecho algo en su momento.

Roy Price

El director de Amazon Studios, Roy Price, fue acusado pocos días después de conocerse el caso Weinstein por la productora Isa Dick Hackett, quien desveló que le había denunciado tras un incidente ocurrido en 2015. Sin embargo, el directivo acosaba a la mujer repetidamente en numerosas situaciones, diciéndole cosas como "te va a encantar mi polla" o "sexo anal".

Presuntamente, Price le hizo numerosas proposiciones sexuales a la productora mientras viajaban en un taxi después de una jornada de promoción en la Comic-con de San Diego. Ella siempre rechazó cualquier tipo de contacto con él. Después de lo sucedido, Dick informó a Amazon, que no les dejó coincidir más veces en eventos. Price ha optado por dimitir de la empresa.

James Toback

El caso Weinstein espoleó a víctimas y medios para denunciar casos similares de acoso en Hollywood. El periódico Los Angeles Times publicaba que el director de cine James Toback abordó y se insinuó a unas 40 mujeres en los años 80. Él lo ha negado todo y dice, si ocurrió, "fue durante cinco minutos y no lo recuerdo".

Los encuentros se remontan a la década de los 80, y en muchos de ellos, Toback intenta masturbarse delante de sus víctimas, les toca sin su consentimiento o les presiona para desnudarse, abusando de su poder.

Terry Richardson

El que muchos medios ya han apodado como "el Harvey Weinstein" de la moda, fue recientemente despedido de Condé Nast Traveler, el grupo editorial que publica las revistas GQ, Vogue, Glamour, Vanity Fair y Wired, entre otras. Richardson acumula varias denuncias por explotar sexualmente a sus modelos, algo que él ha negado siempre.

La española Minerva Portillo ha sido la última modelo en denunciar los abusos que el fotógrafo cometió sobre ella en el año 2004, cuando tenía 20 años.

Kevin Spacey

A finales de octubre le tocó dar la cara a Kevin Spacey tras las acusaciones de Anthony Trapp. El actor dijo que Spacey le había acosado sexualmente en su casa al término de una fiesta, mientras este estaba borracho. Por aquel entonces, el protagonista de American Beauty tenía 26 años y Trapp, 14. “Si me comporté como él describe le debo mi más sincera disculpa”, ha dicho Spacey a modo de justificación.

No es la única acusación que pesa sobre Spacey. Un hijo del actor Richard Dreyfuss también asegura que el actor le manoseó cuando tenía 18 años, así como una expresentadora estadounidense dijo que su hijo, también de 18 años, había sufrido un episodio similar en un bar hace tiempo. A ello se suman varias denuncias de los trabajadores de House of cards, la serie que protagonizaba Spacey y de la que ha sido despedido. Además, el director Ridley Scott ha borrado, a un mes del estreno, todas las escenas de su última película en las que aparecía el de Nueva Jersey.

La polémica con el actor también se expande más allá del mundo audiovisual. El teatro londinense Old Vic, que dirigió Spacey entre 2004 y 2015, habilitó un correo para quejas confidenciales. El primero en denunciarlo fue el actor Roberto Cavazos, quien confesó que tanto él como otros compañeros fueron víctimas de acoso. Pero no fue el único. La propia institución registró 20 testimonios contra los comportamientos sexuales inadecuados del intérprete producidos cuando este era director del centro. >

Dustin Hoffman

El actor fue acusado, a principios de noviembre, de haber acosado sexualmente a una becaria de 17 años en 1985. La denuncia la publicó la propia mujer en el Hollywood Reporter, y en ella detalla cómo el actor, que ahora tiene 80 años, la manoseó en el rodaje de Muerte de un viajante y habló con ella de temas sexuales. "Fue un depredador, yo era una niña y eso fue acoso sexual", dice la hoy escritora Anna Graham Hunter.

Hoffman negó la versión de Hunter a través de un comunicado, donde explica que tiene "el mayor de los respetos por las mujeres" y asegura sentirse "horrible por que cualquier cosa que haya podido hacer la haya puesto en una situación incómoda. Lo lamento. No refleja quien soy".

Brett Ratner

También a principios de noviembre el productor Brett Ratner, vinculado a la saga de Wonder Woman, fue señalado por seis mujeres, que le acusan de haber tenido comportamientos inapropiados con ellas e incluso de haberlas violado. 

La actriz Natasha Henstridge le acusa de haberle obligado a practicarle sexo oral. Olivia Munn dice que en una ocasión, Ratner se masturbó delante de ella, aunque en el 2011 ella señaló que se había acostado con él varias veces. Luego lo desmintió. El productor intentó acostarse, además, con Katharine Towne y Eri Sasaki cuando apenas tenían 20 años.

Ed Westwick

La actriz Kristina Cohen asegura que Ed Westwick, de la serie Gossip Girl, la violó en una fiesta en casa de él hace tres años. "Le pedí que parara pero él era más fuerte", dice la actriz, que cuenta que decidió no denunciar porque estaba pasando una mala época familiar, ya que su madre se moría de cáncer.

Por su parte, Westwick contestó poco tiempo después a través de Twitter negando la versión de Cohen: "No conozco a esta mujer. Nunca me he forzado a mi de ninguna manera, ni a ninguna mujer. De veras que nunca he cometido una violación".

Louis C.K.

The New York Times publicó hace escasos días, apoyándose en los testimonios de varias víctimas, que el cómico y guionista Louis C.K. había tenido una "conducta sexual indebida" con, al menos, cinco mujeres. Varias veces se masturbó en presencia de ellas, a distancia (en medio de una conversación telefónica) o les pidió que le miraran mientras lo hacía.

Louis C.K. ha pedido perdón por ello. Dice que, en la época en la que lo hacía "pensaba que era correcto". También asegura que ejerció "un poder de forma irresponsable" sobre las chicas y que está "arrepentido" de sus acciones.

Jeffrey Tambor

Se trata de el protagonista de la Transparent. La semana pasada, la exasistente de Tambor aseguraba haber estado sometida a los manoseos y los comentarios lascivos del actor, que incluso la llegó a amenazar. Él rechazó tajantemente esa versión y declaró estar "afligido y consternado por las acusaciones". La acusación de presunto abuso sexual salpicó a Amazon Studios solo tres semanas después de que su director, Roy Price, tuviera que dimitir por un caso similar. 

Matthew Weiner

A la lista habría que sumar al creador del universo misógino y machista reflejado en la serie Mad MenMatthew Weiner también fue acusado por la guionista Kate Gordon, quien explicaba que durante una noche de trabajo, Weiner le pidió que se desnudara. Ella rechazó hacerlo y su contrato no fue renovado en 2010, un año después de que ocurriera el episodio. Weiner, mientras tanto, dice que "no recuerda haber hecho ese comentario ni es el tipo de frase que diría a un compañero de trabajo".

Steven Seagal

Una de las últimas famosas en denunciar un presunto abuso sexual ha sido Portia de Rossi. La actriz dijo en Twitter que en la última audición para conseguir un papel en una película de Seagal, este la sentó en una silla "mientras se desabrochaba los pantalones de cuero". De Rossi salió corriendo y, tras hablar con su representante, este le dijo: "bueno, es que no sabía si era tu tipo". Otra actriz, Julianna Margulies, protagonista de la serie The good wife, también relató una experiencia similar hace varios días en un programa radiofónico estadounidense.

Andrew Kreisberg

El productor de las series de DC Comics para el canal The CW, Andrew Kreisberg, fue expulsado de Warner Bros hace pocos días al ser acusado por varias compañeras de trabajo de haber mantenido una conducta sexual inapropiada, de acoso sexual y de contactos físicos indeseados.

En total, 15 mujeres y 4 hombres aseguran que el productor de series como Arrow, The Flash, Supergirl y Legends of tomorrow hacía que las mujeres se sintieran "evaluadas por su físico" al hacer constantes comentarios sobre la apariencia de los demás, su ropa o si eran o no atractivos. 

Kreisberg, por su parte, se ha defendido diciendo que "he hecho comentarios respecto a la apariencia de mujeres y su ropa desde mi posición como productor ejecutivo, pero no estaban sexualizados. Como mucha gente, he dado a alguien un abrazo sin intención sexual, o un beso en la mejilla".

Mark Schwahn

El creador de la serie One tree hill ha sido acusado por varios miembros de su equipo de acoso sexual. Algunas actrices y parte del equipo técnico y artístico de la ficción han mostrado su apoyo a Audrey Wauchope, que fue la primera en denunciar los abusos de Schwahn y a la que este martes se le han unido 18 mujeres, todas ellas extrabajadoras del guionista de la serie.

Wauchope denunció de forma anónima a Schwahn el pasado sábado. Según ella, el cineasta mostró en una ocasión fotos de una actriz desnuda sin su consentimiento y con la cual estaba manteniendo relaciones sexuales. La actriz explica también que, a través de otra compañera guionista, Schwahn intentó convencerla para que se casara con él.

Jeremy Piven

El actor encargado de interpretar a Ari Gold en El séquito, producida por HBO, también fue señalado por acoso sexual. La encargada de denunciarlo ha sido Ariane Bellamar, conocida por participar en el programa televisivo Beverly Hills Nannies. Según la modelo, Jeremy Piven se sobrepasó con ella en dos ocasiones: durante el rodaje de la serie y en un evento en la Mansión Playboy. "¿Te acuerdas de cuando me agarraste los pechos sin mi consentimiento?", publicó en su cuenta personal de Twitter.

John Lasseter

Está considerado un genio y el cerebro detrás de la mayoría de superproducciones de Pixar que luego fueron un éxito en taquilla. John Lasseter anunció que renuncia a su puesto ante el temor de ser denunciado por abusos. Es una baja temporal, ya que de momento, el creador de las sagas Toy Story y Cars se tomará una excedencia de seis meses. También es considerado el padre de Bichos y Coco.

"No importa cómo de inofensiva fuera mi actuación: todo el mundo tiene el derecho a establecer sus propios límites y que se respeten", dijo. Un trabajador de Pixar aseguró que Lasseter era conocido en el mundo de la animación por "tocar, besar y hacer comentarios sobre atributos físicos", y el Hollywood Reporter preparaba una información detallando presuntos abusos cometidos por el directivo. Es por eso que Lasseter confía en que el periodo sabático le ayude a volver y ser el líder que su personal se merece.

Nick Carter

El exmiembro de una de las bandas de moda de los adolescentes allá por finales de los 90, los Backstreet Boys, ha sido acusado de violación por la actriz Melissa Shurman. El episodio se habría producido en el 2002, cuando él tenía 22 años y ella 18.

Cuenta Shurman que el cantante la llamó a través de sus representantes, mostrando "interés romántico" en ella. Un día, Carter invitó a la actriz a pasar un día en su casa con un amigo suyo, para lo que Shurman se trajo a otra amiga. En un momento dado, la actriz y el cantante se besaron. Ella le dijo que no quería ir más lejos por convicciones religiosas y que pretendía llegar virgen al matrimonio. Según cuenta Shurman, Carter la llevó a su cama y allí la violó mientras le repetía "podría ser tu esposo". El exmiembro de los Backstreet Boys no ha hecho declaraciones todavía.

Artistas e intelectuales francesas defienden la "libertad de importunar" de los hombres

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Un centenar de artistas e intelectuales francesas han lanzado un manifiesto en el que critican el "puritanismo" de la campaña contra el acoso desatada a raíz del caso Weinstein, y defienden la "libertad de importunar" de los hombres, que consideran "indispensable para la libertad sexual".

"La violación es un crimen. Pero el flirteo insistente o torpe no es un delito, ni la caballerosidad una agresión machista", aseguran personalidades como la actriz Catherine Deneuve, la escritora Catherine Millet, la editora Joëlle Losfeld o la actriz Ingrid Caven en la tribuna, publicada en el diario Le Monde.

El "error" de "tratar de robar un beso"

Aclaran que "no se sienten representadas por ese feminismo que, más allá de la denuncia de los abusos de poder, adquiere el rostro de un odio a los hombres y su sexualidad", en alusión al movimiento "#metoo" ("yo también"), que surgió para denunciar en las redes sociales casos de abusos machistas.

También se refieren a ese movimiento como "justicia sumaria", que juzga a hombres "cuyo único error fue haber tocado una rodilla, tratado de robar un beso" o "hablar de cosas 'íntimas' en una cena profesional".

Si bien reconocen que el caso Weinstein dio lugar a una "toma de conciencia" sobre la violencia sexual contra las mujeres en el contexto profesional, lamentan que ahora se favorezca los intereses de los "enemigos de la libertad sexual" o de los "extremistas religiosos".

El escándalo de abusos del productor Harvey Weinstein, destapado el pasado octubre por el periódico estadounidense The New York Times, desató una ola de denuncias por parte de muchas actrices que acusaron a actores como Kevin Spacey o Dustin Hoffman.


"Nos cancelaron el Gaming Ladies porque no podían garantizar la seguridad de las asistentes"

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Marina Amores tenía su Twitter abierto al público hasta que lo tuvo que cerrar la semana pasada. "Llegó un momento en el que el acoso era insostenible", dice al otro lado del teléfono. Amores es la autora del documental Mujeres+Videojuegos y la creadora de A Fregar, un tumblr para dar visibilidad a esas reacciones machistas tan repetidas en el mundo digital.

La periodista especializada en videojuegos es también la organizadora de Gaming Ladies, un evento solo para mujeres que se iba a celebrar el próximo 27 de julio en Barcelona. El objetivo era compartir impresiones y puntos de vista sobre la industria del videojuego, las mujeres en este sector y las gamers; todo ello en el marco de un espacio seguro, no mixto.

Barbijaputa explica en su columna del pasado viernes por qué este tipo de espacios deben existir: "Sólo separando por géneros nos aseguramos el poder participar en algo que nos interese o estimule sin ser acosadas sexualmente, discriminadas o sin recibir tratamiento condescendiente por parte de los hombres". A Amores la lincharon en Twitter por promover la creación de un espacio que muchos hombres tildaron de "discriminatorio" o "marginal para un género entero". Hubo quien, incluso, llegó a comparar la decisión con los colegios de monjas.

Entre que Amores comunicó el cartel del evento en la red social y la cascada de acusaciones, alguien en Forocoches encontró el tuit de la periodista y creó un hilo en el foro. Al poco rato fue cerrado, pero después se reactivó, concluyendo con la decisión unánime de la comunidad para ir a reventar el evento vistiéndose de mujer. Su lógica era que, si se disfrazaban, las organizadoras no podrían impedirles entrar.

Esto nunca llegó a ocurrir porque King (la empresa creadora de Candy Crush Saga) lo impidió. Aunque en un primer momento cedió sus oficinas en Barcelona para la celebración del panel, cuando el boicot de Forocoches se hizo patente la empresa dio marcha atrás y decidió cancelar el evento. Hemos hablado con la impulsora de Gaming Ladies (que, de haberse celebrado, habría sido la segunda edición) para conocer de primera mano cómo vivió las horas previas y posteriores a esa decisión.

Tiene los tuits protegidos, pero hace una semana no lo estaban. ¿Por qué?

Llegó un momento en el que el acoso era insostenible. También, y eso es algo que he visto ahora, otros medios han publicado artículos donde citan tuits míos. Aunque ellos no les están dando la razón, los comentarios no opinan lo mismo y están viniendo muchos tíos a atacarme porque han publicado mi Twitter.

¿Cómo se le ocurrió importar un formato solo para mujeres, habitual en Alemania o EEUU, a nuestro país?

Desde hacía tiempo veía la necesidad de hacer algo así. Como mujer y feminista en este sector todavía masculinizado (no voy a decir 'de hombres'), me he dado cuenta de algunas hostilidades que no solo me pasan a mí, sino que desde que he empezado a hablarlo con otras mujeres ves que no es solo cosa de una ni es casualidad.

Soy la primera que me encanta ir a todos los eventos de videojuegos que puedo, pero basta con ir a uno o dos para ver que hay muy pocas mujeres. Haciendo un análisis de la situación vi que había una necesidad de hacer un espacio solo para ellas, profesionales o aficionadas de los videojuegos.

Como ya conozco este mundo y sé lo que le pasa a una mujer cuando habla de temas de género en Internet, hice una primera edición en un local pequeñito que alquilé, en marzo. Creé un cartel y lo pasé por eventos privados, sobre todo pidiendo a mis contactos que solo lo compartieran con amigas y que por favor no lo hicieran público, porque me olía la que podía caer. Evidentemente no estaba muy equivocada.

¿Cómo fue esa primera edición?

Muy bien. Fuimos 7 u 8 mujeres y me pareció una pena que después de lo bien que había ido eso se quedara en un ámbito tan privado, de tan pocas chicas. Me dije a mí misma que "valía la pena" el sacrificio de hacer esto visible y dar yo la cara si con ello conseguía que más mujeres conocieran este evento. Empecé a hablarlo con amigas, con compañeras de profesión y justo acabé hablando con una compañera que trabaja en King.

¿Fue difícil convencerlos para que cedieran el espacio de Barcelona?

En esa empresa están muy abiertos desde hace tiempo a realizar actividades tanto LGTB como de género, así que probablemente sería un buen sitio para hacerlo. Le pasé mi propuesta a King, les pareció bien y me citaron en sus oficinas para hacer una propuesta final y ver si encajaba con lo suyo. Yo era la primera que no estaba segura de que a ellos les encajara esto. Ellos hacen muchas cosas como las Woman a King, que siempre son eventos dentro de la empresa pero abiertos a hombres y mujeres.

Mi propuesta les pareció bien y lo cerramos: acabamos de hacer el cartel, la comunicación... Todo pasó por la confirmación de King Suecia, porque esto ocurrió en Barcelona pero King es una empresa extranjera. El cartel, la información, los ponentes... todo pasó por ellos. Finalmente me dieron luz verde el lunes pasado, que fue cuando comuniqué esta información. Y añado: esto no fue un evento de King, sino que en todo momento es cosa mía, solo que la compañía me cede el espacio.

Apenas 24 horas después de comunicar la fecha y la hora del Gaming Ladies, la empresa cancela el panel.

El martes, tras las amenazas, los ataques y toda la polémica que estaba generando, me llamaron de King con dos mensajes. El primero era que estaban abrumados y que no se imaginaban el éxito que habían recibido con esto. El resultado con el que yo me quedo es que en 24 horas había 80 mujeres apuntadas. 80 mujeres en un evento de videojuegos no las ves nunca. Fue muchísimo: llevábamos una expectativa de 30 y la doblamos en un día. Aquí comprobé que la necesidad que intuía era cierta.

Pero por otra parte vivimos en un mundo machista y por mucho que yo y otras compañeras explicáramos los motivos de por qué un evento de mujeres, no nos dejaron en paz. Quizá lo más sonado fue el contrapost de Forocoches (uno de tantos) donde organizaban un evento en el que anunciaban boicotearnos con mensajes tránsfobos de... "Vamos a disfrazarnos de mujeres para destrozar el evento". Ante eso, King me dijo que lo sentían pero que no podían ofrecerme el espacio si corrían peligro sus propias oficinas y las mujeres asistentes al evento. Ellos se hacían responsables de lo que pasara ahí dentro pero no podían hacerse responsables si había amenazas por detrás. Así que se canceló. Y esta es la historia.

¿King cancela el evento por seguridad?

Sí. Me llamaron al día siguiente diciendo que lo sentían muchísimo pero que no podían ceder sus oficinas si no podían garantizar la seguridad de las mujeres asistentes, si había un mínimo de riesgo. Esto que ha ocurrido es un reflejo de lo que estoy pidiendo. Todos los que me han intentado boicotear e insultar no se están dando cuenta de que me están dando la razón.

¿Prevé convocar de nuevo el evento para el futuro?

Lo bueno de que se haya cancelado es que ha habido un poco de repercusión mediática y hay gente que me está ofreciendo sus espacios. Me han ofrecido espacios en Madrid y Barcelona y estoy pendiente de que me confirmen un sitio allí que en principio sería para finales de julio. Madrid sería para septiembre. Si me ponen los medios y se me deja, la idea es hacerlo en Barcelona y Madrid como mínimo. Tenía muchas ideas pero de repente se me han cortado todas: yo quería hacer esto cada dos meses.

¿Qué muestras de apoyo ha recibido en esta última semana?

He tenido mucho apoyo de la comunidad de jugadoras, y de jugadores también. He apreciado mucho que los hombres nos hayan apoyado en esto porque lo necesitamos. También me ha gustado comprobar que había muchas chicas que buscaban este tipo de espacio. He recibido un montón de correos expresándome apoyo y ofreciéndome espacios: quizá el que más me ha sorprendido ha sido el de la presidenta de la Comisión de Igualdad en el Congreso de los Diputados.

¿Cree que es importante que los medios nos hagamos eco de estos episodios de machismo y acoso?

He visto en muchos medios la noticia pero lo que me ha faltado es una condena pública por parte de quien publica. He visto muchas noticias sin posicionarse, tanto por parte de algunos medios como de empresas de videojuegos.

A día de hoy solo he llegado a cancelar dos entrevistas porque eran internacionales y me daban mucho miedo. Hace dos años tuvimos un Gamergate, un episodio muy hardcore a nivel videojuego, muy machista y de acoso a mujeres de la industria en EEUU. Después de esos precedentes, a mí me ha dado miedo conceder entrevistas a nivel internacional.

Mujeres informáticas, contra unas becas asociadas con Forocoches: "Es un foro que nos manda a fregar"

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Forocoches vuelve a estar en el punto de mira, y esta vez no es por orquestar una campaña machista o trolear el resultado de algún concurso de televisión. El foro de habla hispana más activo de Internet sembró la polémica por lanzar una becas de estudio junto a una conocida escuela tecnológica. Un propósito loable, ¿no? Las programadoras y profesionales del sector están en profundo desacuerdo.

El centro formativo Ironhack anunció el martes un nuevo programa de becas en colaboración con Forocoches en dos de los sectores más necesitados de talento: el desarrollo web y el diseño UX/UI. No es la primera vez que Ironhack colabora con una empresa para acercar la programación a alumnos que no puedan afrontar sus cursos, pues anteriormente se había asociado con Tuenti, Uber o Wallapop.

Uno de los fundadores admitió a Teknautas que eligieron Forocoches porque "es una comunidad gigante que puede dar mucha visibilidad a una empresa pequeña como la nuestra". Pero, ¿a qué coste? La decisión ha caído como un jarro de agua fría esobre algunos alumnos de la escuela, que han manifestado su repulsa por esta unión. 

"Como ex alumno, la verdad es que me da bastante grima que Ironhack dé becas con Forocoches. Me da vergüenza ajena. Desde hoy, lo siento mucho, pero por este gesto tan rancio no lo volveré a recomendar", escribía Ignacio en Twitter, y no ha sido el único.

Especialmente después de este verano, cuando la organización del Gaming Ladies anuló el evento por las amenazas de boicot de varios forococheros, la imagen de la plataforma ha quedado lastrada. Sin embargo, las ofensivas machistas, racistas y homófobas que nacen en esta red anónima han situado a Forocoches en primera plana desde hace años. 

"En el momento en el que una comunidad permite el uso de su marca para actos como el ataque y acoso masivo a compañeras cada vez que planteamos un evento “para mujeres”, nos podemos permitir el derecho de decir que esa comunidad es hostil", escribió Karina en un texto de Medium, y el más viral desde que se inició la polémica. 

Bajo el título de Estamos hartas, esta programadora advierte de la incoherencia de Ironhack, según sus fundadores "comprometida desde siempre con las mujeres", al asociarse con "un foro que nos manda a fregar cada vez que señalamos que algo no nos gusta".

Muchos de los que defienden a esta escuela infieren que Forocoches no es un ente homogéneo y que considerarlo como tal sería como hacerlo con Twitter o Facebook. "No juzgamos a la totalidad de sus usuarios, pero si permites que se hagan acciones en tu nombre, esas acciones serán las que te definan", explica Karina a este diario. Comprende la estrategia empresarial de Ironhack porque "han ido a buscar una masa de usuarios tipo que podrían consumir su producto o comprar sus servicios", pero en consecuencia "han roto la alianza que tenían con nosotras".

El fundador César Manrique apela a otras iniciativas como la que lanzaron junto a Wallapop, con la que consiguieron más de 200.000 euros para becar a 100 mujeres. Pero, según Karina, "no pueden usar la baza de las ediciones anteriores, las mujeres no somos una moneda de cambio. Las acciones no son karma y una acción buena no contrarresta a una mala".

En desacuerdo está Marta Fonda, exalumna de Ironhack y beneficiaria de una de esas becas que lanzó su carrera en el sector de la programación. La informática ha escrito también en Medium rompiendo una lanza a favor de su hogar formativo. "Os ruego que no luchéis contra este tipo de becas o iniciativas, porque si todo el mundo apostase por favorecer la educación, no estaríamos en esta situación", dice en un post titulado Las consecuencias del trolleo.

Unas declaraciones que abren la tercera y última línea de debate: ¿es mejor una beca de Forocoches o que no haya beca en absoluto? Mientras que unos arguyen que Ironhack podía haber elegido una empresa de distinta ética para asociarse, otros piensan que quizá eso limitase la cuantía de las becas y, por ende, su alcance.

Los candidatos pueden inscribirse desde el 18 de enero y pueden acceder a becas parciales valoradas en 1.000 euros, y a tres becas totales valoradas en 6.500 euros cada una para cursar un bootcamp completo de Web Development o UX/UI Design.

"Forocoches no ha puesto dinero", aclara Karina. "El acuerdo con Ironhack es de publicidad. Y aunque ninguna otra empresa diese dinero -que no es el caso porque ya han conseguido acuerdos antes- el punto es hasta qué límite pongo en riesgo mi identidad como escuela por ganar una cantidad de clientes en poco tiempo", dice la programadora.

"Además, aunque suene exagerado, lo puso muy claro una tuitera: 'si damos esto por bueno, también sería buena la ayuda que da Hogar Social'. Esa es el parte hiriente. Una beca de nuestros futuros compañeros llevará el nombre de una comunidad que nos discrimina, nos insulta y nos acosa", concluye.

Un "castigo" con alternativas

Mientras que algunas programadoras, jugadoras de videojuegos o profesionales del mundo de la informática se han visto obligadas a cerrar sus perfiles en las redes, nacen alternativas de formación menos hostiles para las mujeres. "La tecnología no es un sector fácil o cómodo para las minorías, y hemos ido formando grupos en los que nos damos apoyo", cuenta Karina.

A raíz de la polémica con Ironhack, ella y otras profesionales han recomendado el programa de formación Adalab, exclusivo para mujeres. "Si la iniciativa de Adalab ha podido dar becas a todas sus alumnas, está claro que el mercado puede permitirse unas acuerdos de negocio más éticos", afirma.

Lo que es inadmisible, según esta profesional, es que el polvo que levantamos hoy se asiente mañana sin desenlace alguno. Cree en el efecto de las consecuencias, de ahí su apuesta por las alternativas. "Si eres uno de nuestros compañeros, levanta la voz, y si eres una empresa plantéate que tu firma quede asociada a una comunidad tóxica", reclama Karina. Es la única forma de que la polémica mediática de hoy se convierta en el cambio de mañana.

Tres décadas al borde de un ataque de nervios

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Parece mentira, pero hace ya 30 años que Carmen Maura arrancó el cable de su teléfono rojo para tirarlo por la ventana, harta de esperar una llamada. Mujeres al borde de un ataque de nervios se estrenó en 1988 y subió a Pedro Almodóvar a la palestra internacional con una candidatura al Oscar, después de haber ganado el Premio Goya a la mejor película ese mismo año.

Visualmente impactante, el filme narra la historia de cuatro mujeres que viven, como bien indica el título, a punto del colapso. La protagonista, Pepa, descubre que está embarazada del que acaba de convertirse en su expareja y trata de ponerse en contacto con él desesperadamente. Mientras tanto, su amiga Candela se presenta histérica en su casa al descubrir que puede ir a la cárcel por acoger en su piso a un grupo de terroristas chiítas liderado por su amante. Lucía, la primera mujer del padre del hijo de Pepa, finge estar cuerda para salir del psiquiátrico en ir en su busca. Y todavía falta Paulina, la abogada feminista que es la que tiene hecha la maleta de verdad. Un lío con gazpacho en la nevera.

Esta fue la primera película de María Barranco, la actriz que da vida a la pobre Candela, la modelo malagueña con pendientes en forma de cafetera de la que se ha aprovechado su amante árabe. "Yo tenía la misma cara que mi personaje. Estaba asustada porque era consciente de que iba a ser una oportunidad muy grande para mí, aunque no imaginaba que tanto. Y no sabía cuál era la técnica del cine, no sabía pararme en una marca... Pedro me dirigía y yo tropezaba con el sofá y esas cosas. Pero lo recuerdo con mucho cariño", cuenta a eldiario.es.

Kiti Mánver, Paulina la abogada feminista en la película, entró a formar parte del elenco casi por casualidad y con unas condiciones más que especiales. "Llevaba un año entero primero postrada en una cama y después en una silla de ruedas porque había tenido un accidente en el teatro, me caí de un trapecio. Y lo curioso es que este personaje estaba escrito para Marisa Paredes y no lo pudo hacer. Así que le dijeron a Pedro que me llamase, que ya me habían visto por la calle y así fue", recuerda sobre su fichaje.

Esa situación personal también sirvió para imprimir más carácter a su personaje: "Salgo un poco hinchada, porque después de tanto tiempo sin moverme… Además llevaba un corsé que, de hecho, tuve que ponerme dos años seguidos. Pero todo eso le favorece al personaje, tan tiesa, tan grandota. Y aun así salgo guapísima, cuando trabajas con Pedro sabes que estéticamente vas a ir maravillosa", afirma. La actriz señala que la dirección de fotografía"es de José Luís Alcaide, nada más y nada menos y tengo que decir que es de los pocos que me consigue sacar los ojos verdes".

El trabajo que sirvió de trampolín

La producción es uno de los factores clave en el salto cualitativo que da el trabajo de Almodóvar con esta película. Nuria Vidal, crítica de cine y autora del libro El cine de Pedro Almodóvar (Destino, 1988), explica: "Aunque sigue siendo muy poco dinero, tiene un nivel de producción mucho más alto que le permite competir en los Oscar". Añade que "además, tiene uno de sus mejores guiones, con algunas de las líneas de diálogo que también están entre lo mejor que ha escrito y cuenta con un grupo de actrices muy potentes".

El ranking de "mejores películas" de Almodóvar puede causar encendidos debates, pero es innegable que Mujeres al borde de un ataque de nervios ha proporcionado alguna de las escenas más memorables de la historia del cine español (los memes y gifs animados que circulan por Internet dan fé de ello).

La melena al viento de Lucía (Julieta Serrano) sentada en el asiento trasero de la moto, Candela (María Barranco) llorando y diciendo "horroroso, horroroso" en el salón, la cama de Pepa (Carmen Maura) en llamas o las lágrimas en el mambo-taxi son ya emblemáticas.

De hecho, Mánver comenta que: "Creo que en la que me tiran el disco es la secuencia de una película en la que he trabajado que más se ha puesto en todos los medios. Es como una cosa recurrente que cada cierto tiempo vuelve a aparecer en Twitter, en las otras redes… en fin, sigue ahí".

Las tres entrevistadas afirman unánimemente que la película ha aguantado muy bien el paso del tiempo y que sigue siendo válida en la actualidad, aunque para Vidal si se hubiese estrenado ahora la acogida habría sido diferente. "No sé si hoy en día alguien se atrevería a hacer una película así. Ahora estamos todos tan sumergidos en lo correcto que puede que ni el propio Almodóvar se atrevería a hacer una película tan desmadradamente incorrecta", afirma.

Un universo femenino ¿feminista?

Si algo tiene que agradecerle el público a Almodóvar -más allá de la calidad de sus películas- es la reivindicación de la mujer en la pantalla y la eliminación de las construcciones de género normativas. En sus historias salen mujeres ricas, de clase obrera, transexuales, modernas, ilustradas, marginales, reservadas, toreras, histriónicas, valientes, feas, monjas, inteligentes, bordes y podríamos seguir.

Almodóvar conoce bien el mundo femenino pero, como defiende Nuria Vidal, eso no significa necesariamente que sea feminista. "Ser feminista es una ideología. No digo que sea buena ni que sea mala, solo que es una ideología. Y no creo que en su cine exista. Lo que sí creo es que existe una gran comprensión y un gran capacidad de observar el mundo femenino. Pero no es lo mismo", puntualiza.

Algunos momentos de su obra se han criticado por banalizar problemas tan graves como la violación -Verónica Forqué en Kika, por ejemplo- o la dependencia emocional de sus personajes femeninos con respecto a los hombres. Pero para Kiti Mánver sí es feminista en el sentido de que representa a unas mujeres muy potentes haciendo lo que ellas consideran que tienen que hacer, tanto ideológicamente como estéticamente.

"Pedro es un hombre que conoce muy bien el sentimiento y el padecimiento de la mujer. Y además la quiere y se nota en la película. Las pone como grandes heroínas incluso cuando son lumpen, como en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? que es una maravilla", concreta.

Por su parte, María Barranco afirma que "cree que cualquier tema que sea una visión de mujeres, de sentimientos de mujeres pues es una cosa feminista. Porque yo no puedo separar una cosa de la otra. Yo creo que todas las mujeres tienen una condición feminista".

Al fin y al cabo y al final, las protagonistas de la película acaban haciendo lo que les da la gana, hartas de correr y preocuparse por señores que las ponen de los nervios. Se van de viaje, pierden la virginidad sin necesidad de un hombre o se vuelven a su casa a seguir con sus vidas, bien sea a un ático de lujo en la calle Montalbán de Madrid o "a la López Ibor".

Mujeres profesionales del teatro lanzan un manifiesto contra el acoso sexual "estructural" en la escena

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La Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro (LMPT), una asociación de profesionales de la escena española que lucha por la igualdad, ha difundido un manifiesto en el que denuncian el "acoso sexual estructural" en una industria teatral "que permanece silenciosa". El texto ha sido firmado por más de mil personas, entre las que se encuentran Rosa Montero, Carme Portaceli, Montxo Armendáriz, Cristina Peri Rossi, Carlos Bardem, Natalia Dicenta, Sergio Peris-Mencheta y Miriam Díaz-Aroca.

El manifiesto, titulado Una profesión de putas, llama la atención sobre la mala reputación asociada tradicionalmente a la profesión de actriz y a la normalización del abuso y el acoso. "Pues no, digámoslo alto y claro, la nuestra no es una profesión de putas: es una profesión de depredadores sexuales que abusan de su posición dentro de la industria, amparados por las dinámicas sociales", declaran.

"Es demencial que hayamos asumido que las insinuaciones, toqueteos y relaciones sexuales sean el peaje de entrada y el camino de ascenso en una carrera artística, sean o no consentidos, porque si el sexo no nace del deseo, es utilitario y, por ende, refuerza el sistema de dominación vigente: no hay mayor victoria para el opresor que el oprimido asimile su escala de valores".

Además, señalan que el acoso sexual "tiene grados". "Va desde la nada sutil apertura de piernas bajo una mesa (tras la cual, si no correspondes, lo más seguro es que no vuelvas a saber nada de ese productor/director/actor) hasta la violación (tras la que, si denuncias, lo más seguro es que no vuelvas a saber nada de ningún productor/director/actor), pasando por las vejaciones en los castings, las reuniones en restaurantes 'a solas', las invitaciones a clases privadas y un largo etcétera".

La campaña de recogida de firmas se está moviendo en las redes sociales con la etiqueta #StopAcoso. El manifiesto ha sido redactado por Pilar G. Almansa, miembro de la junta directiva de la LMPT.

Todos los nombres y apellidos de los firmantes se harán públicos en una lista el viernes 17 de noviembre.

Mujeres de la cultura abren la Caja de Pandora de los abusos sexuales en España

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Este lunes se han presentado en sociedad, pero el espíritu de La Caja de Pandora se encendió por primera vez hace varios meses. Más de 3.000 mujeres del ámbito de la cultura y el arte decidieron fundar un "espacio de sororidad" para que artistas como Carmen Tomé no vuelvan a sentirse solas al denunciar un caso de agresión sexual. 

Todo comenzó en julio del verano pasado, cuando Tomé hizo público el nombre de su agresor y describió un episodio de violencia sexual que tuvo lugar en el encuentro artístico Residencias a Quemarropa, en Alicante. Esto ocurría meses antes de que el mundo tomase conciencia del alcance de estas prácticas gracias a la iniciativa me too que partió desde Hollywood. 

"Yo, Carmen Tomé, consideré fundamental sacar del espacio encajonado en el que se pretendía dejar este tan grave suceso", escribió en un comunicado de Facebook

Esto fue la semilla de un movimiento mucho mayor que se estaba gestando y con el que, como han anunciado hoy las portavoces de La Caja de Pandora frente al Museo Reina Sofía, plantan cara a "las estructuras de poder se aprovechan de los privilegios que los hombres ostentan".

Las pandoras, como ellas se denominan, se comunican por una conversación privada en Facebook, donde siempre hay alguien dispuesto a escuchar y, sobre todo, a creer. "En muchos casos silenciamos nuestras voces ante una agresión, por temor a que nuestra palabra no sea escuchada, sea descalificada, menospreciada y tachada de falsedad, quedando nosotras personal y profesionalmente expuestas", han leído en su manifiesto.

Pero La Caja de Pandora no es solo un lugar de desahogo, también construirá recursos pedagógicos, jurídicos, afectivos y preventivos para las víctimas, "ahora supervivientes", que recurran a la plataforma. Para ello, como ya hicieron al otro lado del charco con Time's Up, recaudarán dinero para afrontar los gastos judiciales, aunque su hucha de momento es bastante más reducida que la de Hollywood.

"Ahora ponemos un euro cada una, aunque hay quien pone más. Se trata de afrontar juicios, abogados. Nuestro esfuerzo está centrado ahora en el caso de Carmen Tomé", desvelaron a El País.

Reconocen que es la primera piedra de un largo camino. Las pandoras, de momento, no permitirán "seguir siendo invisibilizadas o ninguneadas por nadie, absolutamente nadie".

Reivindican la necesidad de que exista algo así en nuestro país, concretamente en el ámbito cultural y artístico, por "las mala praxis y los acuerdos laxos a los que nos vemos sometidas, que generan que las mujeres estemos constantemente expuestas a ciertas agresiones absolutamente normalizadas e interiorizadas".

Por último, piden compromiso institucional y estructural para tomar medidas contra los agresores. "Si tocan a una, nos tocan a todas", ha gritado un heterogéneo masa de mujeres que, en reivindicación, sonaba como una sola. Ya no hace falta que nos volvamos a mirar en el espejo de Estados Unidos; en España también tenemos me too, aunque todavía no tengamos nombres.

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